«El modelo extractivista en Honduras», un documento elaborado por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús, en mayo de 2015. Es un intento por definir el modelo por el cual se ha puesto en alerta la preservación de los recursos naturales y la salud de las poblaciones afectadas debido a la contaminación que dejan tras su paso las empresas como Entremares, en el valle de Siria, en el departamento de Francisco Morazán.
¿Qué es el extractivismo?
El documento del ERIC define el extractivismo como «el modelo estratégico de dominación y concentración impuesto, que distorsiona los ámbitos económicos, políticos, sociales, culturales y territoriales.»
Se apunta que dentro de las principales características del extractivismo está la semejanza al modelo esclavista, desapareciendo las libertades y los intereses ciudadanos. El extractivismo reproduce el saqueo, explotación y destrucción indiscriminada de épocas pasadas, con la finalidad de aumentar el control global de las materias primas que demanda el mercado mundial, profundizando la industrialización y los centros financieros mundiales. La agresividad de este modelo se ha incrementado en función de la escasez y el agotamiento de los yacimientos.
Este documento apunta hacia la crisis que genera el extractivismo en los Estados, basando las economías nacionales en la extracción y comercialización de materias primas. Suponiendo la apropiación privada de bienes comunes no renovables como petroleros, mineros, energéticos, acuicultura, e inclusive los agronegocios, estos se exportan, prácticamente sin haber recibido ningún proceso transformador.
La implicaciones que lo anterior conlleva se ven reflejadas en el desarrollo insostenible, el empobrecimiento acelerado, la fuerte dependencia a las variaciones del mercado, y el debilitamiento de los Estados Nacionales, quedando a merced de las corporaciones, insertándose sumisamente en el mercado internacional.
El contexto global
Los primeros datos que arroja este documento del ERIC revelan que América Latina ha concentrado la mayor inversión extractiva en la última década, triplicándose desde finales de los 90’s. Se alerta en el documento que el crecimiento económico mundial está sustentado sobre la maximización de la demanda de minerales y energía, esto ejerce sobre los Estados para poder obtener facilidades y desarrollar nuevos distritos mineros y energéticos. Un elemento a señalar por parte de este análisis es que la incorporación de Asia al dinamismo económico ha incrementado la explotación de minerales e hidrocarburos en niveles hasta ahora no pensados.
A inicios de los años 90’s, América Latina captaba el 12% de la inversión minera mundial. En 2010 la exploración minera mundial alcanzó niveles superior al 36%, ese mismo año las empresas incrementaron sus inversiones mundiales en un 40%, dato recogido por Metals Economics Group (MEG). Para los próximos diez años, en Honduras se anuncia una inversión de 88 mil millones de Lempiras, un equivalente a US$ 4 mil millones, destinados a la ejecución de proyectos de minería metálica, no metálica y de hidrocarburos.
En la actualidad, la exportación de minerales en algunos países representa cerca del 70% de las ventas al exterior, ésta, es una estimación del Banco Mundial.
Los megaproyectos del extractivismo
El extractivismo comprende proyectos de gran escala como represas hidroeléctricas, plantaciones de agrocombustibles y monocultivos, proyectos extractivos de minería, gas y petróleo, desarrollos turísticos, ciudades modelo, y carreteras. Estos proyectos se realizan con tecnologías que minimizan las inversiones y permiten incrementar las ganancias, pero a la vez los impactos negativos.
Extraer una onza de oro en Honduras, cuesta entre doscientos y trescientos dólares, y se ha vendido a precios que superan los dos mil dólares en el mercado mundial.
El impacto del extractivismo en el tejido social
El extractivimo, como modelo, conlleva impactos ambientales irreversibles. Un ejemplo de ello es el caso del valle de Siria, ubicado entre los municipios de Cedros, San Ignacio y El Porvenir, en el departamento de Francisco Morazán. Esto hace del extractivismo, una amenaza latente para la vida de las poblaciones y el planeta.
Según el documento del ERIC, dentro de los impactos que la imposición del modelo extractivista arrastra está el debilitamiento de la noción de ciudadanos como sujetos de derecho, y genera una presión ilegítima a la resistencia mediante campañas de terror en torno a lo que podría suceder si los proyectos no logran llevarse a cabo. En este estudio también se puntualiza en la devastación de la autoestima de las poblaciones afectadas, imponiendo los intereses del económicos por encima de los canones de la vida local, degradando el espíritu colectivo, característico en las comunidades.
El Estado y el extractivismo
Se denuncia en este documento que el Estado juega un papel de aliado de las empresas extractivas, creando una institucionalidad mediadora que protege los negocios de las transnacionales, disminuyendo los derechos inalienables y soberanos. El Estado decide renunciar a la administración territorial, trasladando su potestad reguladora y de impartición de justicia a instancias supranacionales de arbitraje.
Características básicas del extractivismo
El extractivismo conlleva la extracción de los bienes que no se reproducen como el petróleo, los minerales, el carbón y el gas. Producto de la sobre explotación, lleva al límite los bienes comunes como el bosque, los suelos fértiles, el agua dulce y las aguas fósiles, que no terminan su ciclo reproductivo y terminan por agotarse.
El extractivismo convierte en mercancía a los bienes que nunca fueron considerados como tales, esto lo logra, poniéndole un precio al agua, a los átomos de óxigeno en el mercado de carbono. El extractivismo ha logrado ponerle precio a las funciones ambientales que pasaron a considerarse «servicios ambientales».
Se revelan tres cosas alarmante en el documento, la patente sobre la luz del sol en España, la venta de terrenos en la luna, y las patentes sobre los usos ancestrales colectivos de los pueblos indígenas.
La historia de Honduras registra la eterna promesa del desarrollo que no termina de llegar para las comunidades. San Juancito, uno de los ejemplos claros de cómo el extractivismo puede arrasar y después irse sin mayores consecuencias para las empresas, registró en 1998, producto de la llegada del huracán Mitch, una devastación que pudo haber terminado con el pueblo, esto, debido a que producto la explotación acelerada se provocó una vulneración de las condiciones del territorio.
La extracción de oro en los municipios de Cedros y Yuscarán, son otra cara de la misma moneda, el ERIC apunta que «la ilusión del oro y del desarrollo» fue traducido en una mayor pobreza.
En el Valle de Siria, la municipalidad de San Ignacio, promocionó el bienestar y la riqueza, que les proporcionaba la minera Entremares, las consecuencias fueron el agotamiento de las fuentes de agua, el decaimiento de la agricultura, las personas sufren de daños por metales pesados en sus cuerpos, sobre todo niños, niñas y mujeres, y finalmente, el drenaje ácido heredado por la empresa durará varios cientos de años.
Marco legal del extractivismo
Ley de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, (Ciudades modelo). Ley para el fomento de la inversión público privada, (Coalianza). Ley para la Protección y la Promoción de las Inversiones. Ley antiterrorista. Ley para la Intervención de las Comunicaciones Privadas. Ley para la generación de energía hidroeléctrica, (represas). Ley de minería. Ley de la Policía Militar y el Orden Público y ley de la Dirección Nacional de Investigación y Defensa. Ley para la Reconversión de la Deuda Pública. Decreto para que el ejército pueda explotar los bosques. Decreto Ley para la exploración y explotación petrolera. Decreto para Disminuir la categoría de las áreas protegidas.
La actividad minera a gran escala es posible porque la legitima un marco legal colonial, en el cual se establecen una serie de beneficios e incentivos fiscales que discriminan las demás actividades económicas productivas en el país.
Existen además ciertas políticas orientadas a atraer inversiones como la simplificación administrativa de procedimientos, la seguridad jurídica, la expatriación de capitales, la disminución de controles laborales, ambientales y de seguridad, la libre disposición de los títulos de concesión, y las políticas de responsabilidad social, transparencia y autoregulación.
Costos ambientales y sociales del extractivismo
El paso del extractivismo deja consecuencias graves. El estudio del ERIC señala que como parte de los costos ambientales y sociales del extractivismo se pueden apuntar la descomposición social y el desplazamiento, la agudización de la pobreza, la contaminación y la destrucción ambiental irreparable, la criminalización, represión y muerte, y finalmente, proyectos como Entremares, utilizan tecnologías que dependen de grandes cantidades de agua.
Por cada onza de oro que se produce en Honduras, se genera un promedio de entre 20 y 50 toneladas de deshechos. El drenaje ácido puede llegar a durar cientos o miles de años, siendo de gran peligro en las cercanías de nacimientos de aguas y zonas poblacionales.
Según este documento, uno de los aspectos más graves, es el avance de la desposesión. El agronegocio, la megaminería, las hidroeléctricas, los megaemprendimientos turísticos que conllevan un enorme acaparamiento de tierras y una tendencia a la aniquilación de otras formas de vida en los territorios, es decir, la explotación acelerada de los recursos.
La ilusión del empleo y el desarrollo
La valoración del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, en cuanto a empleo y desarrollo, es que el extractivismo genera una demanda intensiva de trabajo en las fases iniciales, esto crea la ilusión de un trabajo permanente.
La minería metálica industrial emplea 2,75 millones de personas, lo cual representa el 0,09% de los puestos de trabajo a nivel mundial. Por cada millón de dólares invertido, se crean apenas entre 0,5 y 2 empleos directos.