Dedicado a la memoria de Renán Fajardo.
«No soy gay», repite una y otra vez el médico Rolando Medina a las cámaras de televisión, cuando lo entrevistan sobre el proceso que la Fiscalía abrió en su contra luego de haber sido grabado por un noticiero profiriendo una golpiza a un trabajador sexual trans en las calles de San Pedro Sula. Esa es su principal preocupación, dejar clara su preferencia sexual: «…tengo que dejar claro que no, no soy gay. No hay nada de malo en eso ─dice─, pero bueno, no es lo mío. Si lo fuera, que ese no es el caso ─insiste─, no ocuparía andar levantando todo tipo de gente en la primera calle…».
Honduras, según la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA), es uno de los países donde los homosexuales son más vulnerables. Cita el informe de la ILGA: «Un caso que preocupa especialmente a las organizaciones internacionales de Derechos Humanos es Honduras (…), más de 186 homosexuales fueron asesinados en ese país en los últimos años y la mayoría de los crímenes no fueron castigados». Esta lista incluye a 78 países que criminalizan la homosexualidad con castigos que van desde latigazos hasta la pena capital; como ejemplo, pueden nominarse Irán, Mauritania, Arabia Saudita, Trinidad y Tobago, Sudán, Yemen; Barbados, Belice, Granada, Guyana, y Jamaica.
Donny Reyes, líder de la comunidad LGTBBBI, fue arrestado en 2008 por la policía y llevado a una posta en Tegucigalpa. Nelson Garay, oficial a cargo de la estación, detuvo a Reyes y lo trasladó a la celda. Al ingresarlo, manifestó a los demás detenidos: «Aquí les traigo una princesita, ya saben qué hacer…». Reyes fue víctima de múltiples violaciones mientras estuvo detenido por la policía. El caso llegó a los juzgados y a pesar que Garay fue sentenciado, nunca recibió condena.
El 16 de septiembre de 2009, un día después del desfile cívico de la Independencia organizado por la Resistencia contra el golpe de Estado, el diario La Tribuna presentó como «nota curiosa», la foto de dos trans que marcharon junto a varios miembros de la comunidad LGTBI. El 20 de septiembre, cinco días después del desfile cívico y cuatro días después de haber aparecido su fotografía en la «nota curiosa», Jorge Miranda «Salomé» y Carlos Reyniery «Sayda», fueron asesinadas a balazos en un barrio de Choloma al norte del país.
El 13 de diciembre de 2009 fue asesinado Walter Tróchez, miembro activo de la comunidad LGTBBBI y defensor de los Derechos Humanos. Hay muchas pruebas en el asesinato de Tróchez que inculpan a grupos paramilitares ligados a los cuerpos represores del Estado. Tróchez había escapado una semana antes de su poder, y denunció cómo el vehículo que lo secuestró se movía sin problemas entre los múltiples retenes policiales que había durante los toques de queda. Estaba en proceso de trasladarse al extranjero por temor a que las amenazas en contra de su vida se cumplieran. Lo mataron en el centro de Tegucigalpa.
«¿Qué queremos? ─pregunta Bessy, una joven trans en el video En mis tacones grabado en 2010 por Fernando Reyes─, queremos poder trabajar». Cada vez que se entrevista a una trans en Tegucigalpa dicen lo mismo, quieren una oportunidad para trabajar.
El movimiento LGTBBBI comenzó a mediados de los 80. Los clubes sociales gay pasaron a ser ONG. Se hicieron dependientes de los fondos internacionales destinados exclusivamente a la lucha contra el VIH/SIDA. Como resultado, excluyeron de sus agendas demandas por Derechos Humanos LGTBBBI.
Antes del golpe de Estado de 2009, el presidente Zelaya les pidió a las organizaciones gay que apoyaran su campaña en pro de una asamblea nacional constituyente. La mayoría de los grupos estuvieron de acuerdo, porque la iniciativa de Zelaya les ofrecía una oportunidad que no tenía precedentes: visibilizarlos.
Por eso, cuando fue derrocado el Gobierno zelayista, los integrantes del LGBT salieron a las calles desde el primer día, exigiendo la restauración de la democracia. «Ésa fue nuestra rebelión de Stonewall ─dice Pepe Palacios del Movimiento de Diversidad en Resistencia (MDR)─ cuando dijimos: ¡No más!».
Lady y Monserrat trabajan en una de las esquinas frente al Hotel Honduras Maya. Mientras son entrevistadas, escanean con nerviosismo el lugar, una y otra vez. «Las calles de Tegucigalpa dan miedo de noche», dicen.
«En las discos, comedores y demás lugares sociales nos discriminan. Una vez hirieron a una de nosotras y fuimos al seguro pero no quisieron atendernos. En los hospitales públicos también nos discriminan».
Cuando se despiden de la entrevista, lo hacen contando la anécdota de la vez que les tiraron piedras desde un carro.
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Santisimxs ó Piel Insurrecta, es un proyecto artístico de Fernando Reyes, producido con la asistencia de Mayra Oyuela y Raúl Valdivia.
Fotógrafos:
Ariel Sosa
Delmer Membreño Aguilar
Fabricio Estrada