Por: Tomás Andino Mencía
21 de mayo 2017
Recién acaba de finalizar la Asamblea de la Alianza y de ser ungido Salvador Nasralla como su candidato presidencial. Para unos, todo es emoción y optimismo, para otros, más suspicaces, se trata de aceptar un trago amargo, apoyando a alguien que no conocen o en quien instintivamente no confían, en aras de lograr el objetivo, dicen, de impedir que JOH continúe en la presidencia. Vale reflexionar un poco sobre algunos supuestos que se nos presentan como obvios, pero que ameritan un análisis más profundo. Por supuesto, este ejercicio no es recomendable para personas de mentalidad cerrada, que, cegados por el fanatismo, no dudarán en vituperarlo, pero es sano para aquellos y aquellas que en realidad buscan la mejor respuesta para los problemas que aquejan a nuestro país, sobre todo para quienes se preguntan si la Alianza es, de verdad, la alternativa que buscan, o no.
Me propongo exponer mis ideas por secciones, en base a preguntas generadoras. En esta entrega planteo la primera.
PRIMERA PREGUNTA ¿El Objetivo es solo impedir la reelección de JOH o salir del capitalismo neoliberal?
Se nos dice que la gran tarea del momento es impedir que JOH continúe en la Presidencia, vía reelección, ya que de esa forma estaríamos previniendo la consolidación de una dictadura. Que, para lograrlo, es licito hacer alianzas hasta con la derecha, pues “cualquier cosa es mejor que aquel”. Nadie discute que el régimen que encabeza JOH es una modalidad perversa y maquiavélica, de un régimen cuasi dictatorial, vende patria y corrupto, que debe acabar. Tal realidad justifica plenamente que deseemos y trabajemos porque JOH se vaya.
Pero cometeríamos un error si creyésemos que el problema es la persona de JOH en sí. El gobernante es solo el representante de un sector de la burguesía surgida del golpe de Estado de 2009, que por ahora tiene las riendas del poder. Me refiero a un fuerte sector de la banca privada, los empresarios de las maquilas, las telecomunicaciones, hidroeléctricas, mineras, empresas procesadoras de Palma Africana y de los mega proyectos turísticos, que constituyen el sector dominante del capitalismo en Honduras. Hay que agregar en esta lista a la cúpula policial y militar corrupta, que se ha beneficiado de los privilegios que su gobierno le concede. Es decir, JOH es apenas la cabeza visible de una estructura criminal y explotadora que es la clase clase burguesa en Honduras. Estos son los verdaderos “toros” del régimen de JOH. Cuando JOH toma decisiones que lesionan los intereses del pueblo, lo hace para beneficiar a esa clase empresarial, y cuando el Pueblo lucha contra JOH, en el fondo estamos luchando contra el capitalismo salvaje que él representa. Por sí solo, JOH no tiene valor político.
Esta distinción es importante porque tiene que ver con los objetivos de nuestra lucha. Si el problema es solo la ambición personal de JOH, el problema se reduce a sustituirlo a él y a sus colaboradores más cercanos, por “buenas personas”; pero solo hacer eso, dejaría intacto el sistema económico social que lo sustenta. La lógica nos dice que, si queremos ser efectivos en nuestra lucha, no se trata solo de sustituirlo a él, sino de acabar con el sistema de explotación capitalista que representa y defiende, porque en su ausencia, la elite empresarial-militar lo sustituirá por otro similar, sin descartar que provenga de la “oposición”.
El objetivo de acabar con el capitalismo neoliberal no aparece en el discurso de los líderes de la Alianza. Ellos y ellas centran sus ataques contra la persona de JOH y su “mala administración”, dejando incólume el sistema. Son empresarios y por tanto no les interesa nacionalizar la banca y las industrias estratégicas, no les interesa expropiar los grandes latifundios para dar la tierra a los campesinos y campesinas; ni nacionalizar las tierras urbanas para entregárselas a los pobladores; ni anular los pactos militares con el imperio norteamericano, etc., etc. Por el contrario, se cuidan de presentarse como respetuosos de la propiedad privada capitalista, para no espantar a otros empresarios que los financiaran.
Como consecuencia de lo anterior, nos plantean un discurso de pragmatismo ilimitado, según el cual, “por el bien de la Patria”, hay que aceptar de buena gana que cualquier líder nos represente en las próximas elecciones generales, siempre y cuando, en algún momento, se haya manifestado en oposición al gobierno de JOH y su reelección; no importa que nunca haya hecho nada en favor del Pueblo ni que provenga de las filas del enemigo de clase, o que las razones que lo confronten con aquel, estén motivadas por la competencia de ambiciones de otros grupos económicos que adversan al que detenta el poder. Lo que importa es que sea “Anti-JOH”.
Más aún, los partidos de la Alianza buscan conservar la esencia del sistema capitalista, de ser posible conservando a sus instituciones políticas tradicionales. No otra razón explica que hayan insistido tanto al candidato liberal, Luis Zelaya, un admirador de JOH, de dudosas credenciales, a que integrara la Alianza sin condiciones, con la posibilidad de ser ungido como el candidato Presidencial. Esta conducta de rogar a los liberales no es nueva. Se practicó en 2013 cuando se les propuso que tuvieran la Presidencia de la Junta Directiva del Congreso Nacional, y de otros órganos del Estado, y se lo volvieron a proponer en 2015 pese a que aquellos, una y otra vez, dieron muestras de servilismo a sus amos nacionalistas. El colmo es que después de todas las muestras de postración que han exhibido sin el menor pudor en todo el tiempo que llevan de co-gobernar con los cachurecos, le vuelven a pedir, casi rogándoles, que integren la Alianza, y se estuvo a centímetros de que le ofrecieran la candidatura presidencial.
Otra muestra de lo dicho es que se ha admitido en la Alianza a la dirigente cachureca, Eva Fernández, lideresa del movimiento “Corazón Azul”, quien en las internas de 2012 junto a su hermana Loreley Fernández, hicieron corrientes de maletín para contribuir al fraude interno que JOH le aplico a Ricardo Álvarez, entonces su adversario; siendo a esta señora a quien se le ha dado hoy día el privilegio de coordinar todo el Departamento 19 por parte de la Alianza. Pero tal vez lo que mejor retrata esta política es la postulación de candidatos con un pasado cuestionado por la violación de derechos humanos, como ha ocurrido con la postulación a la alcaldía del Distrito Central, por la Fuerza de Refundación Popular, del Coronel Carlos Andino Benítez, vinculado por el COFADEH a la desaparición de presuntos militantes de izquierda en los años 80s; o lo ocurrido en Alauca, El Paraíso, donde LIBRE entro en Alianza municipal con el PAC y Partido Liberal, este último dirigido nada menos que por el General Adolfo Lionel Sevilla, el esbirro que fungió como Ministro de Defensa durante la época más represiva del Golpe de Estado y que tomo la decisión de convertir a Alauca en un campo de concentración contra la Resistencia en junio de 2009. ¿Sienten el olor a podrido?
Estas alianzas son presentadas como “modelos” para que se constituyan a nivel de otros municipios del país.
Ahora toca el turno a Salvador Nasralla, líder del PAC, quien durante sus años mozos (1973) fue admirador de Augusto Pinochet, el dictador chileno golpista que cargó con miles de asesinados en sus prisiones. Posteriormente, siendo una personalidad de la farándula criolla, made in Televicentro, nunca se manifestó en apoyo a ningún movimiento social que reclamara justicia, mucho menos lo acompañó. En años recientes tampoco se manifestó en resistencia al Golpe de Estado, ni acompaño al pueblo en la calle. Pero ahora, por estar del lado de un sector burgués que ha sido desplazado por la concentración de poder de JOH y por tanto compite con aquel, es elevado a la categoría de candidato presidencial. Sin embargo, sus ideas son neoliberales, y en eso coincide con JOH, lo que queda demostrado porque los diputados del PAC han apoyado casi todas las iniciativas de política económica (impuestos, privatizaciones, contrataciones, etc.) que ha propuesto JOH.
A los geniales estrategas de esas decisiones, no se les ocurrió preguntarse ¿Dónde estaba este señor cuando el pueblo lo necesitó durante el Golpe de Estado? ¿De qué lado estuvo en el Congreso Nacional cuando se aprobaron los paquetazos económicos y otras leyes que afectan hoy al pueblo hondureño? Y tal vez, la más interesante: ¿Qué diferencia real habrá entre sus prácticas y las prácticas de JOH, cuando esté sentado en la silla presidencial?
Continua…