La filantropía en los tiempos del capitalismo

EGO11 julio, 2017

Por Sebastián Abarca

En este artículo desarrollamos la relación que han tenido los diferentes actores involucrados en un modelo descubierto principalmente por capitalistas del siglo XIX que involucra la filantropía para la satisfacción de diferentes necesidades y objetivos. En particular, nos ocupamos principalmente en la reciprocidad alcanzada por el llamado filantrocapitalismo, que se contrapone a la definición por naturaleza de filantropía.

Solía decir Eduardo Galeno, famoso escritor uruguayo fallecido en 2015, que, a diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba abajo y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder. Estas relaciones de poder, presentes en cada actividad desarrollada por el hombre, fueron entendidas de manera muy clara por los principales oligarcas del siglo XIX para adquirir un renombre social que no contemplase sus actividades industriales, sino algo más profundo que involucrase y tentase lazos más fuertes con la población y con esto hacer funcionar el mundo de una manera peculiar donde el principal velador de las necesidades básicas de un país ya no fuese el Estado. Así nació un nuevo modelo que emulaba lo dicho por una estrategia bien conocida en la teoría de juegos: el toma y daca.

En el África subsahariana, la familia Cissokho ya conoce muy bien el juego de reciprocidad presente en esta modalidad de capitalistas interesados en la filantropía. Cada mes a los Cissokho —quienes ya tienen tiempo como beneficiarios de una importante fundación cuya principal meta es el desarrollo sustentable de África— se les asignan varios costales de semillas pertenecientes a una importante empresa trasnacional agroquímica cuyo principal activo es la agricultura; también se les da una docena de libros con temas variados, pero que destacan los valores de la democracia, el libre mercado y el emprendimiento como medio de superación de la pobreza. De esta manera, toda la familia encontró una profesión: trabajar para el campo y alcanzar una autosuficiencia alimentaria. En cuanto a la fundación, logró hacer un cambio en tierras resecas por el abandono gubernamental, abrió empresas en un nuevo territorio hostil que serviría como tierras de experimentación y, no menos importante, adoctrinó a los beneficiarios con un modelo que parece servir en el mundo occidental para mejorar el índice de desarrollo humano de las personas, sin mencionar el renombre que la fundación alcanzó por sus actividades en pro del amor al hombre.

Este es un terreno donde las dos partes involucradas —el donante y el beneficiario— reciben algo, directa o indirectamente. El filantrocapitalismo ha marcado una tendencia para permear en la ideología de pueblos enteros, crear un prestigio social para los principales donantes, vanagloriarse con monumentos, universidades y edificios en su honor y alimentar el desarrollo humano a niveles que se esperarían en cada rincón continental. ¿Es el filantrocapitalista la vacuna a una serie de problemas y quejas mundiales?

John D. Rockefeller da monedas a un niño frente a los reflectores locales. Fuente: The Daily News
John D. Rockefeller da monedas a un niño frente a los reflectores locales. Fuente: The Daily News

El nacimiento del filantrocapitalismo

Conviene empezar explicando que el filantrocapitalismo no surgió por el noble apego que sentían los principales oligarcas del siglo XIX a la definición por excelencia de filantropía; más bien fue una cuestión de poder —dar y recibir— y una constante persecución del saneamiento de su imagen. Así tenemos a uno de los primeros y más importantes capitalistas que utilizaron la filantropía para globalizarse y erradicar la constante mala publicidad que se pudiese tener sobre él: Andrew Carnegie, el magnate de acero. Inmigrante escocés, hizo su fortuna dentro de la rama de la metalurgia extractiva, concretamente dentro del acero. Creó la Compañía de Acero Carnegie, que en 1901 vendió al aclamado banquero J. P. Morgan —quien a su vez conformaría la U.S. Steel, actualmente la decimoquinta mayor productora de acero en el mundo— para dedicarse de tiempo completo a sus actividades filantrópicas.

Carnegie fue diferente y nada mezquino en cuanto a obras altruistas se refiere, al estar obsesionado en montar monumentos a su imagen y semejanza y edificar bibliotecas en masa. Durante su vida altruista y noble se construyeron 3.000 bibliotecas públicas, principalmente en Pittsburgh (Pensilvania), donde nació y viviría. Sin embargo, este notorio personaje no se salvó de tener intereses sobre sus proyectos filantrópicos. En 1910 creó el Fondo Carnegie para la Paz Internacional (CEIP por sus siglas en inglés), que entre sus primeras acciones respaldó y ayudó en la guerra de EE. UU. contra España bajo la bandera de liberar a Cuba y a Filipinas del colonialismo europeo; asimismo, la organización respaldó la anexión de Panamá y la invasión de Santo Domingo y Honduras, todo esto en nombre de la lucha contra la “colonización europea autoritaria”.

Principales actividades de la Carnegie Corporation of New York hoy en día. Elaboración propia.
Principales actividades de la Carnegie Corporation of New York hoy en día. Elaboración propia.

Otro conocido empresario y filántropo que no dejó de perseguir el mayor beneficio posible aun en sus obras nobles y altruistas fue John D. Rockefeller. Conocido por ostentar una de las mayores fortunas de la historia moderna, el mercader de la iluminación —apodo que se ganó a pulso cuando su petróleo alimentaba todas las lámparas estadounidenses en el siglo XIX, pues este fue el primer uso dado a la gasolina— había sido duramente criticado por las situaciones precarias con las que sus trabajadores se desenvolvían en el trabajo, sin mencionar las constantes prácticas monopolísticas que forjó y de las que fue acusado a principios del siglo XX a través de su principal activo, la Standard Oil. El primigenio trust petrolero se encargaba de la extracción, el refinamiento, la distribución y la comercialización de la gasolina, con lo que abarcaba el 90% de todas las operaciones en EE. UU. En 1911 la Corte Suprema de los Estados Unidos de América decidió que, en efecto, estaban socavados ante un holding monopólico que iba en contra de lo estipulado por el acta Sherman, por lo que el gigante de la gasolina quedó dividido en 34 empresas independientes, de las cuales hoy en día podemos ver el legado antimonopólico que inició la Corte Suprema con empresas como ExxonMobil o Chevron, que actualmente dominan el mercado de la gasolina mundial.

Ante un escenario hostil, la Fundación Rockefeller nace en 1913 como una reinvención de su imagen y un constante deseo de mantener los poderes hegemónicos de la nación y la familia, auspiciando casi todos los sectores económicos y de desarrollo por excelencia: educación, salud, cultura, desarrollo urbano y territorial. Así, la fundación y, en particular, el mismo Rockefeller son bien conocidos como generosos donantes de la Universidad de Chicago, escuela de prestigio mundial en cuyas aulas se imparte una latente doctrina de libre mercado desde su fundación. Muchos de los galardonados por el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel —erróneamente conocido como Premio Nobel de Economía— han sido catedráticos e investigadores de la institución, con la especial mención del padre del monetarismo, Milton Friedman, quien tuvo un papel interesante dentro y fuera de la universidad fundada con financiación de Rockefeller.

Uno de los más controvertidos papeles de Friedman y sus Chicago boys fue la cercanía con las más altas esferas del poder estadounidense. Llegaron a incidir y asesorar a secretarios de Estado y presidentes no solo de EE.UU., sino de otras partes del mundo, como Chile, país que atravesaba una crisis política tras la muerte de Salvador Allende en 1973 y necesitaba de un nuevo sistema económico, el cual sería auspiciado por los principales economistas egresados de la Universidad de Chicago. Todo con el fin de poder hacer flotar a un país en tiempos de penumbra y hostilidad del que se temía que fuera a elegir una ideología principalmente basada en el socialismo.

CHICAGO-BOYS
A partir de la muerte de Allende, la nueva doctrina económica auspiciada por los Chicago boys dio un giro de 180 grados a la economía chilena acrecentando su PIB. Fuente: Historia Cultural

Filantropía y capitalismo 2.0

Ningún lector debería tener problemas para identificar a Bill Gates, el hombre detrás de la fortuna más grande del mundo contemporáneo y cofundador de uno de los conglomerados tecnológicos más grandes del planeta: Microsoft. No muy diferente a los Rockefeller, el oriundo de Seattle hizo su fortuna mediante un monopolio informático en los años 80 y 90, principalmente. Todos los ciudadanos de Occidente hemos sido de alguna manera beneficiarios de los productos ofertados por Microsoft a través de su paquetería Office y el navegador web Internet Explorer —ahora Edge—. Sin embargo, en los últimos años, Bill Gates, junto con su esposa Melinda, se ha abierto al mercado de la filantropía mediante la Fundación Bill y Melinda Gates, con múltiples focos de atención y que ataca problemas mundiales como la salud pública —priorizando la erradicación de la malaria, tuberculosis y el VIH—, el desarrollo global — con metas tan interesantes como lo son los servicios financieros para poblaciones pobres o el desarrollo agrícola—, un programa especial en los EE. UU. en el que se hace un énfasis en solucionar problemas

relativos al desarrollo, principalmente en el estado de Washington y, por último, una lucha contra el tabaquismo y la constante financiación de investigaciones para diseñar nuevas políticas y marcos financieros. Todos estos puntos, aunque muy importantes para el bienestar mundial, no nos dicen nada nuevo que no hayan hecho o intentado sus homólogos filantrocapitalistas en el pasado; a veces parece que se repiten las líneas de acción, y el involucramiento y desarrollo que estas fundaciones tienen para con las políticas nacionales de los países del tercer mundo parece no tener fin.

La filantropía que practican los empresarios que dominan el sector informático no dejan, como en el pasado, de tener intereses latentes y concretos en ciertas áreas del altruismo practicado, involucrando en ocasiones a empresas afines y de intereses compartidos o actuando en países desarropados con un gran potencial. Por lo tanto, no es de extrañar que una de las personas involucradas en este colosal proyecto filantrópico iniciado por el matrimonio Gates sea Warren Buffett, un notable inversor conocido como el oráculo de Omaha y poseedor de un holding totalmente diversificado que abarca desde los servicios de telecomunicaciones hasta el sector energético: The Berkshire Hattaway. Buffett es también conocido por su peculiar olfato a la hora de poner su dinero en una acción o en una empresa, lo que nos hace pensar que sus actividades bursátiles y financieras no están muy alejadas de sus actividades filantrópicas: existe una conexión en la que si las dos pueden obtener un beneficio nadie sale perdiendo.

Pero ¿qué motiva a los principales donantes del siglo XXI? Para responder a esta pregunta, tenemos que juntar dos conceptos: altruismo y prestigio social. Con motivo de analizar hacia dónde va la filantropía de la Fundación Gates, debemos hacer una escala en una importante e imprescindible línea de acción en la rama sanitaria de la fundación: la poliomielitis. Sin escatimar costos, se ha financiado un plan de magnitudes colosales para erradicar la enfermedad; de lograrlo, sería la tercera enfermedad totalmente erradicada por el hombre, después de la viruela y la peste bovina.

Cuando la polio sea completamente erradicada, una organización sin fines de lucro se llevará el triunfo y, por ende, el prestigio social y la imagen purísima y noble de filantropía que esto representa. Con ello, podemos entender la filantropía en el siglo XXI como un movimiento mundial auspiciado por filántropos  millonarios que quieren cambiar el mundo y que sustentan su ideología desde hace varios años en que “lo que funciona para el mercado funciona para la actuación social a través de las nuevas tecnologías de información”.

La poliomielitis es ya casi una enfermedad totalmente erradicada. En este caso, una fundación, una fortuna personal o una ONG —según se interprete— se adjudicará el logro. Fuente: Gates Notes
La poliomielitis es ya casi una enfermedad totalmente erradicada. En este caso, una fundación, una fortuna personal o una ONG —según se interprete— se adjudicará el logro. Fuente: Gates Notes

La poliomielitis es ya casi una enfermedad totalmente erradicada. En este caso, una fundación, una fortuna personal o una ONG —según se interprete— se adjudicará el logro. Fuente: Gates Notes

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