Por Óscar Esquivel
Quienes conocemos a Riguito sabemos de su profunda sensibilidad por la vida misma, muy dado a ayudar a los demás, si está dentro de sus posibilidades. Egresado de ingeniería en sistemas, Riguito Paredes habla tres idiomas; español, inglés y Francés, es escritor y dibujante. Su situación actual, su suerte y la de su madre, quien lo visita religiosamente en las celdas de la Penitenciaría Nacional, que nos “toca” en lo más profundo.
Conocí a Rigoberto Andrés hace unos 14 años, a raíz de mi amistad con Rigoberto Paredes, padre del protagonista del presente artículo. Rigoberto Paredes, fue un intelectual, poeta consagrado, profundamente humano que se formó a nivel nacional y fuera del país, en Colombia y España. Anarella Vélez, madre de Riguito, es historiadora, escritora y catedrática universitaria. Ellos son los progenitores de Rigoberto Andrés, quienes le dieron la formación básica e intelectual para ser un hombre de bien.
Un 16 de Septiembre de 2015 a tempranas horas del día, las redes sociales anunciaban el homicidio de uno de los abogados de la vice presidenta del Congreso Nacional, Lena Gutiérrez, quien se le acusa de vender medicamentos adulterados a través de la droguería ASTROPHARMA. El homicidio se da en el contexto del escándalo del desfalco del IHSS, uno de los de los casos de corrupción más sonados en los últimos años; se habla de un saqueo de 7 mil millones de lempiras al IHSS, sin mencionar la cantidad de muertes a raíz de éste delito de enormes proporciones. Robo descarado que provocó la indignación de la población hondureña y de la comunidad internacional. Las acciones de protesta no se hicieron esperar, entre ellas un grupo de ciudadanos autodenominados “Los Indignados”, salían cada viernes a solicitar justicia en un país en donde la impunidad campea para los de “cuello blanco” pero es implacable para los de “a pie”.
Cualquier cantidad de comentarios se escuchaban al momento del trágico hecho. Llego a mi casa a horas del mediodía, enciendo el televisor para sintonizar las noticias y era cadena nacional el asesinato del abogado de Lena Gutiérrez. ¿Cuál fue mi sorpresa? Veo a Rigoberto Andrés ensangrentado, lo primero que se me viene a la mente es preguntarme que hace en ese lugar, luego me respondo que a lo mejor está auxiliando a alguien, por eso de su ropa ensangrentada. Jamás se me cruzo por la mente que él era el autor del trágico hecho, luego aparece Anarella Vélez en el lugar afirmando que su hijo no hizo tal acción, mas allá del sentimiento de Madre, para los conocidos, compartíamos la opinión de Vélez, era imposible creerlo, aun hasta el día de hoy.
El 9 de Marzo de 2015, 6 meses antes había muerto el poeta Rigoberto Paredes, padre de Rigoberto Andrés.
¿Por qué Rigoberto Andrés mató al abogado de Lena Gutiérrez? ¿Por qué quitó la vida a un ser semejante, padre de familia, esposo? ¿Por qué arruinó su vida? ¿Por qué cambió el curso de la vida de su Madre? Más preguntas que respuestas surgen, respuestas que ni el mismo Rigoberto Andrés tiene. El mismo sé declaró culpable y será condenado de 20 a 30 años en la cárcel, el 11 de Septiembre del presente año.
¿Pero quién es el culpable que éstos hechos se sigan dando?
Familias enteras enlutadas en nuestro país, la violencia es el pan nuestro de cada día. Yo acuso a la impunidad que reina en el país, acuso a la élite gobernante que nos ha colocado a los hondureños en un 64% de pobreza y 42% en extrema pobreza, que saquea y saquea a los hondureños. Claro está que la situación de calamidad, de impunidad, afecta la salud mental. Y nuestro protagonista no fue la excepción, estando en el lugar y momento equivocado.
Yo acuso a una élite corrupta nacional y transnacional de haber roto el Estado de Derecho, de haber convertido Honduras en una selva. Y declaro víctimas del sistema tanto al abogado Montes como a Rigoberto Andrés, él primero asesinado y él segundo condenado que pagará una condena por muchos años en la cárcel y los familiares de ambos sufrirán la ausencia de sus seres queridos.
Mientras tanto “un país que no puede ser, todavía, es mi país” como dice en uno de su poemas, Paredes Rigoberto.