Este domingo 4 de febrero se celebrarán las elecciones en Costa Rica, como un elemento presente en la este siglo, el abstencionismo o la indecisión juegan un papel importante.
El poder y la política, como dijo tantas veces Zygmunt Bauman, están divorciados y las elecciones son el mejor termómetro para valorar dichos enunciados.
En Costa Rica, la reciente resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el matrimonio igualitario ha despertado las pasiones y luchas antiguas entre el conservadurismo y el liberalismo; en el caso conservador pro familia, la lucha es en contra de la resolución y que suma puntos por ejemplo al diputado y pastor evangélico Fabricio Alvarado que ha despuntado en las encuestas con un 17% de preferencia del electorado 3,3 millones.
De los 13 aspirantes en contienda, 5 son los que tienen fuertes opciones de ir a una segunda vuelta si ninguno obtiene un 40% de los votos que se realizaría el 1 de abril.
En el segundo lugar se encuentra Antonio Alvarez del Partido Liberación Nacional (PLN) centro y que es el más antiguo y tradicional; y en tercer lugar está el exministro de Partido Acción Ciudadana (PAC) centro izquierda y quienes está en el poder y que ha comenzado una caída en las encuestas a raíz del polémico e histórico fallo de la CIDH, no solo para Costa Rica sino para toda la región.
El resultado de un estudio del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) publicado el 31 de este mes, fue de un 36,5% de la población indecisa sobre a quien apoyaría, sobrepasando al 27% alcanzado en los primeros días del mes de enero. Rotsay Rosales politólogo y profesor universitario de la Universidad de Costa Rica los resultados reflejan el disgusto de la población con la situación económica y de corrupción:
“Si a eso se suman candidaturas poco carismáticas y poco convincentes, todo confluye en la indecisión del electorado y el posible abstencionismo.”
Analistas coinciden en que es más probable una segunda vuelta a la elección sólida de un candidato. El tema del matrimonio igualitario cambió por completo las campañas y dialécticas discursivas de los candidatos y le restó puntos al partido de gobierno fortaleciendo al conservadurismo y a su candidato Fabricio Alvarado que subió de un 3% en la intención de voto entre diciembre, a un 17% en enero. Juan Diego Castro exministro de seguridad decayó en las encuestas a pesar de prometer endurecer las penas contra la corrupción y el crimen, pero sus tendencias autoritarias y un enfrentamiento con la prensa en particular con el diario La Nación ha perjudicado su aspiración.
El caso de tráfico de influencias, un escándalo de importación de cemento chino que alcanzó a los 3 niveles del gobierno, también restó puntos al partido de gobierno. Pero como fenómeno volátil de los votantes aún no está definido nada porque las tendencias cambian como la intención de voto del electorado como aseguro Jorge Vega, también politólogo.
Fuente: www.24matins.es