Ha sido razón de escándalo en la socialité capitalina la noticia de la renuncia de Monseñor Juan José Pineda Fasquelle, según trascendió en la prensa local (que discretamente habló del tema) luego de una investigación realizada por el Vaticano a raíz de una serie de denuncias de abuso sexual y mal manejo de las finanzas de la iglesia por parte del prelado. Y aunque Monseñor Pineda (ahora Obispo Emérito de Tegucigalpa) admite estar en retiro espiritual, reta a los que lo acusan a que presenten la respectiva denuncia en los tribunales del país, pues afirma su consciencia está tranquila y sabrá hacer uso de su derecho a la defensa.
Las denuncias contra Monseñor Pineda no son nuevas. En 2008, poco después de su nombramiento como segundo de la Iglesia Católica, después del Cardenal Rodríguez Maradiaga, trascendió que el entonces Vicario de los medios de comunicación y gerente general de Canal 48, el padre José Jesús Mora, habría renunciado a su puesto y del ejercicio ministerial en medio de discrepancias con el Obispo Auxiliar Juan José Pineda. En medio del escándalo se filtró a la prensa una carta supuestamente dirigida al Cardenal Rodríguez Maradiaga, en la cual se detallaban varios capítulos de la vida sexual de Monseñor Pineda.
Más o menos en la misma época, el padre Alberto Cutié, que producía un programa en el canal que Mora dirigía y que fue cancelado por conflictos con Monseñor Pineda, por la relación que Cutié mantenía con la joven Ruhama Buni Canellis, llegó incluso a publicar en su libro Dilema: La Lucha de un sacerdote entre su fe y el amor, una crítica a lo que calificó como doble estándar de la iglesia, al ver la forma como se trató su relación con la joven guatemalteca y otras relaciones homosexuales de las cuales él era testigo y que alta jerarquía de la iglesia ignoraba a conveniencia, en referencia, entre otros, a los escándalos que para entonces comenzaban a conocerse de la vida sexual de Monseñor Pineda.
El artículo «Still No Action Taken Against Honduran Bishop Accused of Sexual Abuse» de la revista National Catholic Register publicado en abril de este año 2018, se menciona la protección que el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga ejerce a favor de Monseñor Pineda, advirtiendo que «una investigación papal el año pasado contenía relatos de abusos sexuales supuestamente perpetrados por el Obispo Pineda contra sacerdotes y seminaristas, así como denuncias de mala conducta financiera y corrupción».
Según el artículo antes mencionado, la investigación del obispo argentino retirado Alcides Jorge Pedro Casaretto, tomó el testimonio de más de 50 testigos, incluidos miembros del personal diocesano y sacerdotes, acusando al Obispo Pineda de abuso sexual.
ACUSASIONES DE ABUSO SEXUAL
Hay que ser claros aquí: la sexualidad de Monseñor Pineda no debe ser tema de discusión ni censura. Más allá de la doble moral con que la iglesia trata el tema de los derechos sexuales y reproductivos, ser ciudadano de Sodoma no es delito, ni debe serlo. Lo que sí es, es el abuso sexual.
La revista National Catholic Register publicó en marzo de este año el texto de dos testimonios, presentados por ex seminaristas a un investigador del Vaticano, que detalla las denuncias de conducta sexual inapropiada por parte del Obispo Auxiliar Juan José Pineda Fasquelle de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, Honduras, publicados previamente por el periódico italiano L’Espresso.
Los dos ex seminaristas, afirma el artículo, testificaron sobre hechos que presuntamente ocurrieron a principios de esta década, durante un período en el que el obispo Pineda enseñó en el seminario arquidiocesano.
Según el testimonio del primer ex seminarista al Obispo Casaretto, el Obispo Pineda «intentó tener relaciones sexuales… sin mi autorización, durante el período en que estuve al servicio de él. En la noche se acercó a mí y tocó mis partes íntimas y mi cofre. Traté de detenerlo; en varias ocasiones, salí de la cama. Algunas veces fui al Santísimo Sacramento a orar para pedirle a Dios que eso deje de suceder.»
Pero, afirmó el ex seminarista, el obispo Pineda «nunca respetó lo que le dije.»
Después de haber sido reprochado en repetidas ocasiones por sus avances, el primer seminarista testificó, el Obispo Pineda «comenzó a actuar de forma extraña conmigo y se mantuvo alejado de mí, ya que no obtuvo lo que quería. Y con el tiempo buscó maneras de afectarme [es decir, me causaba problemas]».
El segundo ex seminarista arquidiocesano testificó que fue testigo de primera mano de una relación impropia entre el obispo Pineda y un tercer seminarista, durante un período en el que los tres hombres estaban llevando a cabo juntos el trabajo pastoral.
«El trabajo pastoral fue muy normal hasta que se comenzó a ver una situación extraña entre el obispo y [el tercer seminarista], incluso durmiendo en la misma habitación. Una noche trabajamos hasta tarde, el obispo me invitó a dormir con ellos. Esperaba que estuviera en una habitación separada; sin embargo, dormimos en la misma habitación. En la noche, el obispo se comportó de una manera extraña. Cuando era temprano en la mañana, intentó abusar de mí; él quería poner su pierna sobre mí y su mano también. Inmediatamente reaccioné y lo aparté. Al día siguiente, todo fue normal para él, pretendiendo que lo había hecho anoche mientras dormía».
Posteriormente, según el testimonio del segundo ex seminarista, el obispo Pineda emprendió una serie de acciones punitivas contra él que difamaron su reputación y culminaron con su expulsión del seminario arquidiocesano.
De acuerdo con otras dos fuentes creíbles dentro de Honduras, que solicitaron el anonimato por temor a represalias si se revelan sus identidades, la mala conducta alegada en los testimonios de los dos seminaristas fue similar a un patrón de acciones homosexuales emprendidas por el obispo Pineda con sacerdotes, otros seminaristas y otras personas.
Las fuentes del periódico italiano incluso afirman que Monseñor Pineda prodigó obsequios e incluso compró un apartamento en el centro para su primer asistente, un mexicano llamado Erick Cravioto Fajardo. Durante años, Cravioto vivió en una espaciosa habitación adyacente al cuartel del cardenal en la residencia del arzobispo, Villa Iris. El obispo Pineda también vivió en la residencia.
«La habitación de Cravioto estaba «justo al lado del cardenal», que sabía «perfectamente que Pineda pasó horas y horas con él y nunca dijo nada, nunca hizo nada», —afirma el artículo—. En cambio el cardenal desestimó la relación del obispo con Cravioto y «excusó todo”».
En 2012, el destituido sacerdote Roberto Paiz Castillo, rompió el silencio en una entrevista que dio al Periodista Esdras Amado López.
Paiz revelo que detrás del escándalo de la supuesta violación a una mujer por el que fue destituido, esta el Obispo Auxiliar de Tegucigalpa Juan José Pineda.
«Ese sacerdote me ha tenido de encargo, es la misma persona que afecto al padre Mora», dijo al Obispo Auxiliar de Tegucigalpa.
Paiz aseguró que enfrentó al Obispo Pineda tras la divulgación de lo tratado por él en el confesionario y que lo confrontó al extremo de hablarle del “padre” Erick, «aquel mexicano que vestían de cura y al que le compraron un Toyota Yaris».
«En usted hay problemas serios, tiene debilidades y tiene que aclararlos», le dijo.
MÁS QUE ABUSOS SEXUALES: PLATA
El artículo de el National Catholic Register también menciona el mal manejo de 30 millones de Lempiras (US$1.3 millones) que el Obispo Pineda habría recibido de manos del presidente Porfirio Lobo Sosa, como donación para proyectos benéficos administrados por la Iglesia, específicamente una «Fundación para la Educación y la Comunicación Social» y a la ‘Fundación Suyapa’ que financia los medios de comunicación de la Iglesia (de donde el padre Mora había renunciado anteriormente).
«Los fondos nunca pasaron por la contabilidad ordinaria de la diócesis, lo que llevó al nuevo gobierno del presidente Juan Orlando Hernández a negar la concesión de un segundo tramo de 30 millones de Lempiras que el Obispo Pineda había solicitado», afirma el artículo.
Cita además, que el Obispo Pineda intentó dar cuenta del dinero emitiendo un informe, pero que el documento «carecía de formalidad, apoyo contable, procedimiento de control, contratos, ofertas, facturas, comprobantes de pago, recibos y pruebas documentales que sustentaran y que dicho dinero no desapareció por arte de magia».
El cardenal Rodríguez, más que su superior, comparo de casa y protector del Obispo Pineda, también ha sido acusado de haber perdido casi US$1.2 millones que amigos le obsequiaron de buena fe para colocarlo en una fundación para la arquidiócesis, creada y administrada por un inversor llamado Youssry Henien.
Martha Alegría Reichmann, esposa del ex Decano del Cuerpo Diplomático del Vaticano, Alejandro Valladares, durante 22 años embajador de Honduras en la Santa Sede, denunció a la revista L’Espresso que el cardenal fue intermediario entre ella y una inversión con una compañía londinense, Leman Wealth Management, que terminó estafándole y robándole una fortuna.
«Era un invitado en nuestra casa en Roma, como siempre cuando vino al Vaticano desde Honduras. Mi esposo y yo nunca habíamos escuchado el nombre de la empresa de Leman Wealth ni la de su propietario. Maradiaga nos aseguró que este movimiento financiero era serio y realizó inversiones en Suiza, Alemania y otros países europeos. Destacó que la inversión permitió altas tasas de interés y que estaba más que seguro, y agregó que él también había invertido el dinero de la diócesis de Tegucigalpa».
Cuando Alejandro Valladares comenzó a presionar a Rodríguez Maradiaga por el dinero invertido en la empresa que él recomendó, misteriosamente fue despedido de su puesto como Embajador del Vaticano. Al encontrarse sin fortuna y sin dinero, Alejandro Valladares cayó en depresión, llegando hasta la muerte.
«Nos traicionó, nos destruyó”, afirma Martha Alegría Reichmann, viuda de Valladares, quien cuenta que después de un año, cuando el embajador había ya muerto, la viuda y sus hijas se dieron cuenta de que las cuentas donde Henien dijo que había ahorrado toda su vida habían sido vaciadas.
Los estados de cuenta de Leman Wealth Menagement que se encuentran en los registros de la Cámara de Comercio de Londres se cerraron en noviembre de 2012.
«Nos dimos cuenta de que fuimos engañados. Hicimos investigaciones y descubrimos que este financista ya había terminado en el pasado en situaciones similares. Intenté contactar a Maradiaga, pero me negó durante meses y meses. Fui a la catedral de Tegucigalpa cuando celebró misa, y me las arreglé para intercambiar algunas palabras. Me dijo que era una parte lastimada como nosotros, que él también había perdido dinero de la diócesis, pero me pidió discreción. Le dije que ya había confiado el caso a un bufete de abogados italiano con sede en Londres, pero que los costos del caso eran muy altos. Se ofreció a ayudarnos y nos dio el dinero para comenzar los procedimientos legales. En esa misma ocasión, me ordenó que nunca dijera que fue él quien nos presentó a Henien».
Al momento que la prensa se centra en el escándalo sexual del Obispo Pineda, queda aún la incógnita del manejo de los fondos que han sido confiados a la iglesia, tanto a manos del Pineda como de Rodríguez. El Cardenal Rodríguez no ha respondido a ninguna de las acusaciones, dijo sí el 26 de diciembre de 2017 en el canal de televisión de la Iglesia Suyapa TV, que el Papa Francisco lo había telefoneado para decirle que «sentía pena por todo el mal que habían hecho contra usted» y le pidió que no se preocupara, comentó además que el propio Obispo Pineda había «pedido al Santo Padre una visita apostólica para limpiar su nombre».