Por Gilberto Ríos Munguía (•)
La agudización de los problemas económicos en Honduras es una consecuencia directa de la profundización del Modelo Neoliberal. Éste tiene exactamente las mismas consecuencias en todos los países en los que se ha aplicado, es importante entender que el capitalismo no es más que esas formas que conocemos y no la imagen idealista que plantean quienes no se figuran alternativas en cuanto a las relaciones sociales del producción, otras formas transitorias o negadoras de las características fundamentales de este sistema.
Toda medida económica aplicada en cada rubro es tendiente a concentrar la riqueza social en la misma élite que controla el Estado a través de sus expresiones políticas, en el caso nuestro el bipartidismo y sus maletines. Es evidente el deterioro de los bienes y los servicios públicos, además de un incremento sustantivo en los presupuestos de seguridad y defensa, que son la garantía de una respuesta represiva ante los alzamientos, la inconformidad o la crítica que surge naturalmente como respuesta a las medidas agresivas y lesivas al interés popular.
Organizaciones sociales, partidos políticos de oposición, movimientos contestatarios, intelectuales preocupados por el país, medios de comunicación alternativa, todos /as sin excepción viven una forma de represión, marginamiento, censura y autocensura que limita el crecimiento de corrientes de pensamiento y acción en contra del régimen expropiador de derechos, condiciones de vida y libertades. No son pocos quienes aún bajo amenazas alzan su voz y promueven la organización para la liberación, pero aún están ausentes factores trascendentales para aglutinar y levantar todo el descontento social generado y acumulado.
Ante la crisis económica y la represión, la población es obligada a migrar en busca de oportunidades; la indefensión y la necesidad los empuja a encontrar nuevos caminos de su escape hacia norte. Esta vez no solo desafían las mil y una adversidades de su periplo, sino también a la opinión nacional e internacional, al realizar su migración de manera colectiva y pública, abren una nueva etapa en la que se exponen las grandes masas migrantes que otrora viajaban clandestinas y que hoy van de frente como quien grita su calamidad. Las imágenes son desgarradoras y el Poder, nacional y extranjero, se miran confrontado ante una realidad innegable.
Las fotos y los vídeos que circulan hacen recordar la Europa que recibe migraciones masivas gracias al apoyo que sus países han proporcionado a las guerras de invasión y saqueo en África y Medio Oriente, ahora ese mismo fenómeno se reproduce para los Estados Unidos, al ser ellos directamente responsables de la aplicación del modelo económico neoliberal y también de impedir la democracia cuando apoyaron el golpe de estado de 2009 y los fraudes electorales de 2013 y 2017 respectivamente.
No conformes con lo obtenido hasta ahora, el encarecimiento del costo de la vida, la privatización paulatina de instituciones importantes para el pueblo como la Estatal Eléctrica (ENEE) y el Instituto Nacional de Formación Profesional “la universidad de los pobres” (INFOP), la tendencia es hacia una agudización mayor de la crisis económica y las contradicciones sociales. Asaltan las suspicacias sobre un proyecto de gran envergadura ya no encaminado a la desaparición total de las empresas públicas, sino del mismo Estado / Nación, como lo sugieren algunos analistas sobre los verdaderos propósitos corporativos de la élite mundial, con lo que el fin último es la creación de países parías, tal como lo consiguieron en Afganistán, Libia e Iraq y como estuvieron a punto de lograrlo en Siria, acción detenida por la intervención oportuna del Presidente Putin y el ejército ruso.
En las redes sociales y otros pocos espacios, las voces más críticas demandan la movilización popular, pero más allá de la ley las acciones del régimen se han concentrado en conculcar los derechos de la población a la protesta pública y la garantía de ese temor son los recientes asesinatos y presos políticos, exilios y demás condicionantes cuya impunidad representa una presión insoslayable sobre todos los sectores a la hora de la convocatoria social.
El mismo día 30 de agosto pasado – fecha de la última movilización importante en la Capital de la República convocada por la Convergencia Contra el Continuismo- fueron secuestrados y asesinados los dos jóvenes estudiantes Mario Suarez (19) y Daniel Meza (18), ambos encontrados con signos de tortura, maniatados y ejecutados al clásico estilo de los escuadrones de la muerte. Más tarde un vídeo responsabilizaría directamente a los cuerpos represivos del Estados (específicamente a la Agencia Técnica de Investigación Criminal), sin que la investigación oficial del caso diera con los responsables. Esa misma fecha se conmemoraba nacional e internacionalmente, el día del Detenido / Desaparecido, los cuerpos de los jóvenes fueron encontrados en “La Montañita”, sitio en el que en la década de los ochenta también se depositaron 16 cuerpos de las víctimas de la Doctrina de Seguridad Nacional.
La impunidad en estos delitos constituye el Estado de Indefensión en que se encuentra la población hondureña; es la represión indirecta que merma la participación en la protestas, que limita la actividad abierta de las organizaciones sociales, la acción concreta que reprime los derechos humanos de la población y que postergan la posibilidad de la democracia y la prosperidad.
Al decir de Mariátegui -marxista peruano de la primera mitad del siglo XX-, “la revolución no será ni calco ni copio, sino creación heroica”, y este sin duda es el momento de la valentía y la creatividad popular, la que debe lograr la superación de la represión, burlar las mentiras de los medios corporativos e imponer un nuevo curso a los destinos de la nación; la muerte no debe ser un obstáculo, la dignidad del pueblo es recurso suficiente para recomenzar la lucha y alcanzar la victoria.
(•)Dirigente del Partido Libertad y Refundación.