Por Óscar Esquivel
En la biblia cristiana se lee lo siguiente sobre el árbol y su fruto: «¡Cuídense de los profetas mentirosos, que dicen que hablan de parte de Dios! Se presentan ante ustedes tan inofensivos como una oveja, pero en realidad son tan peligrosos como un lobo feroz. Son como las espinas, que sólo te hieren. El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos.» Leyendo el verso, éste pareciera referirse a los dirigentes de las organizaciones sindicales y líderes políticos autodenominados de oposición. Los mismos que parlotean año tras año sobre gestas históricas de la que no fueron protagonistas. Vociferan sobre conquistas obtenidas en el pasado que han quedado aniquiladas en el presente.
Hondutel fue reducida maliciosamente en sus capacidades. ¿Qué acciones realizó en su defensa el sindicato? El SANAA sigue rumbo a la privatización disfrazada de municipalización. ¿Dónde está su sindicato? La ENEE ha sido saqueada y privatizada, y su sindicato, en una jugada “maestra”, se ha hecho –o al menos uno de sus miembros– socio de la empresa que realiza la medición del servicio. El Instituto Hondureño de la Seguridad Social fue la institución víctima de uno de los más grandes escándalos de corrupción conocidos hasta el día de hoy. ¿Qué hizo su sindicato para alertar sobre ese latrocinio? ¿Qué hay del INPREMA, su sindicato y dirigentes magisteriales? ¿Qué hay de INJUPEMP y su sindicato? ¿Qué pasó con el alma mater y su sindicato?
Grandes sueldos y muchas comodidades son el norte que persiguen la mayoría de dirigentes sindicales. Por supuesto, hay honrosas excepciones que dignifican la lucha. ¿Qué pasó con la Empresa Nacional Portuaria y su sindicato? ¿Qué ocurrió con el sindicato de la salud? ¿Qué fue de la asociación de empleados públicos? “Vivimos tiempos difíciles en los que mantenerse de pie. No es fácil como organización gremial,» ha dicho un buen amigo. Por supuesto que no es nada fácil. La coyuntura, éste momento histórico exige nuevas estrategias de lucha. No se obtendrán resultados diferentes con las mismas estrategias y sobre todo con los mismos dirigentes sociales y líderes políticos, con quienes la colectividad solo ha cosechado derrota tras derrota.
Los representantes de las organizaciones sindicales no están a la altura del momento histórico. Se acomodaron al poder. Se quedaron repitiendo la ruta desde La Granja hasta el Parque Central para dar lectura a viejos logros de los que ellos no fueron artífices. Leen exigencias en las que ellos no creen. Así se nos ha ido otro Primero de Mayo, entre discursos vacíos, cervecitas y arroz chino.
Lo bueno es que hay acumulación de fuerza, de experiencia y hasta de frustración, que en conjunto harán que de esta hondura emerja un nuevo amanecer. Se han obtenido pequeñas victorias, como la del gremio médico y magisterial recién pasada, en que los jóvenes han sido los verdaderos protagonistas. Estas luchas deberán trascender lo gremial hacia conquistas de interés nacional.
La calle sigue el único terreno aliado del pueblo y hostil a la clase gobernante. Poco a poco van surgiendo nuevos luchadores sociales, nuevos líderes políticos que romperán ese dique que impide a nuestro país salir de la hondura en la que nos encontramos.