Historias de Hospital no fue un programa nuevo ni innovador, en realidad dista mucho de al menos haber tenido una producción. Como se ha normalizado en Honduras «acá se trabaja con las uñas». Así trabajó durante muchos años, Richard Smith Cassulá, comunicador y presentador de uno de los programas que encontraba una solución en uno de los peores lugares del país: la sala de emergencia del Hospital Escuela.
Acomodado en una esquina de la puerta de entra a la sala de emergencia de este distopico hospital esta Cassulá, hablando, escuchando y dejando hablar a las personas que como última esperanza perdian la pena y pedían frente a la cámara, mientras Cassulá, asentía, apretaba los labios para no interrumpir y lamentaba en silencio la situación ajena. Así fue durante muchos años hasta ser simbolo de la fuente informativa.
Ahora Cassulá ya no está al frente de la cámara sosteniendo el microfono presentando los casos y testimonios de esas personas, ahora él es una de esas personas, uno más de esos pacientes que intentan sobrevivir en las visceras de un hospital descuidado y olvidado por una institucionalidad que voltea la mirada hacia las prioridades políticas.
El presentador de Historias de Hospital según la versión de sus familiares sufrió un derrame, un accidente cerebrovascular. Vía Facebook su esposa pidió solidaridad con el presentador:
«Hola amigos de Richard, soy la esposa de él. No sé si ustedes saben, pues, se podría decir que familia no tiene, ya que han sido ocho años junto a él y las veces que ha estado mal de salud, no le he visto apoyo de nadie, tampoco visitas de la familia, la que no creo que tenga».
Ella dice estar sola. Según la versión médica el accidente cerebrovascular ocurrió a causa de depresión al no tener empleo. El país padece una crisis de salud mental al no manifestarse como una crisis tan visible, la política aún no se ocupa.
Es difícil para él saber que no cuenta con nadie ni con familia. Ni en el lado laboral, sé y me consta los años que Richard dio al Canal 36 y más aún me admira ver que no hubo ni hay ningún tipo de recompensa.
Se lee en la publicación que la esposa de Cassulá publicó.
La precarización laboral -en este caso de periodistas y comunicadores- no es nueva, un símbolo de las letras hondureñas, el principe de la poesía, Juan Ramón Molina cuando laboraba en el periodismo fue víctima de abusos de autoridad y de castigos crueles como picar piedra durante la construcción de la carretera del sur:
«Fue Juan Ramón Molina hombre activo, personal y políticamente, quemó su vida en el afán de vivirla intensamente. Fue colaborador de la candidatura del General Terencio Sierra de quien se consideraba amigo. Presidente de Honduras durante el período 1899-1903, Sierra, molesto por una publicación que hizo Molina en el Diario de Honduras, bajo su dirección, lo mandó a picar piedra, encadenado, en la carretera que se construía al sur del país. El artículo que tanto lo había molestado “Un hacha que afilar”, era un conocido apólogo de Benjamín Franklin, que los acólitos de Sierra consideraron alusivo, hostil y digno de ser castigado con la prisión del poeta».
El poeta fue castigado por publicar en un diario un artículo que fue obra suya, sino de Benjamín Franklin, pero Terencio Sierra se sintió molesto porque pensó que el poeta escribía sobre él y escribia mal sobre él. El poder no tiene ojos y no puede ver con la claridad de la palabras.
«Planfetista y periodista, coronel, político, diplomático, hombre que alcanzó altos cargos públicos y que hubo de seguir la ruta del exilio donde murió». Falleció en San Salvador El Salvador el 2 de noviembre de 1908.
Otro caso de cierto abandono, este más reciente que el de Molina, es el caso de Gustavo Ardon, comunicador de Canal 6, quien desde noviembre de 2019 ya eran manifiestas sus dolencias incluyendo insuficiencia renal, diabetes y problemas cardíacos, que se han agravado en los últimos días.
Como en el caso de Cassulá no hubo organizaciones, colegios o empresas para ayudar a Ardón y otra vez vía redes sociales sus familiares, en este caso su hijo pidió ayuda:
«Como ya saben, mi padre está bastante delicado de su salud, mi guerrero esta luchando esta dura y difícil batalla y llegamos a la necesidad de pedir su ayuda ya que hemos agotado todos los recursos junto a mi madre para las compras de medicamentos y necesidades diarias».
En febrero de 2018 Ardón había sido intervenido quirúrjicamente en Tegucigalpa por un problema del corazón y de la cual salió bien. Desde el 2017 comenzaron los síntomas: cansansio y difucultad para respirar.
En ambos casos Cassulá y Ardón dejaron todo en manos de Dios talvez porque sabían que estaban solos y era su única manera de continuar con vida enfrentando las enfermedades, la fe los ha mantenido con vida, la fe y la ayuda de los que responden cuando hay una petición.
Muchos comunicadores no titulados sufren de un cierto abandono cuando están enfermos de gravedad. A pesar de existir un Colegio de Periodistas y una Asociación de Prensa Hondureña (APH) pero más allá de lo poco que hacen no hacen más.
En redes han circulado videos y fotos tanto de Ardón como de Cassulá, pero por respeto a ellos y a sus familiares decidimos no publicarlas.