En Honduras, según datos del gobierno, cuatro de cada diez personas tienen endeudado el 80 por ciento de su salario y más de 156,000 personas se encuentran en la central de riesgo, según la Comisión de Banca y Seguros.
Estos datos se quedan cortos a la realidad que vive el hondureño, pero cuál es uno de los factores que hace que las personas se endeuden.
Los especialistas en marketing saben afinadamente qué es una marca y el poder que esta tiene; Lo esencial es promoverla para generar una identidad, una imagen, un estatus en la sociedad, ser exclusiva, en fin, diferentes términos que logren caracterizar el producto de la competencia.
Existen marcas y servicios reconocidos, a través del tiempo, que las personas adquieren a costos elevados sin tomar en cuenta sus condiciones económicas o las implicaciones futuras que tendrá al adquirirlo.
Expertos aseguran que las personas están dispuestas a pagar un producto que los enlaza a sus intereses personales o por una posición social la cual se quiere exhibir, Están dispuestos a gastar dinero en lo que los haga sentir bien y en lo que los acerque más a lo que quieren ser.
Al Adquirir un producto o servicio de esta manera se vuelve un lujo en vez de una necesidad, esto a raíz que algunas marcas comerciales ofrecen un “estatus social” y los consumidores, sin analizar las implicaciones económicas, los adquiere habiendo productos similares o iguales, pero de diferente marca o precio.
No gastes tu dinero antes de tenerlo…
Para Darwin Ponce, presidente de la Asociación Artículo 19, se trata de un fenómeno social mal entendido que se llama «movilidad social» que no tiene nada que ver con el concepto clásico que es la posibilidad de las personas de subir uno o más escalones en la escala económica al obtener una mayor capacidad adquisitiva.
Al no poder hacerlo, y al existir una forma artificial de disfrazar esa movilidad, motivada por el comercio (quiénes bien saben de los anhelos de las personas en ascender en esa escala) obtienen productos y servicios que son icónicos de los que ya ascendieron (ropa, artículos personales, bienes, etc) y que estás empresas «ofrecen» de manera «fácil» para «ascender» en esa escala social.
Como ejemplos, en Honduras, el IPhone 11, su precio al costo es de 45,995 lempiras, al crédito supera los 78,000 lempiras, o sea, se llega a pagar casi el doble de lo que cuesta el producto, dato obtenido de una empresa de tecnología.
El Pulso HN indagó más del costo real que llegan a pagar las personas para adquirir un producto y estos llegan a pagar hasta cuatro veces más el valor de la adquisición.
En una visita a una tienda de electrodomésticos, un televisor marca Samsung de 42 pulgadas modelo J4290 serie 339879 su precio real es de 8,500 lempiras, pagándolo a 18 meses su precio se eleva a más de 12,000 lempiras.
Un televisor marca LG de 49 pulgadas modelo 49UM71 serie 429786 su precio real es de 15,500, al crédito supera los 27,000 lempiras.
Pero esto no solo sucede con electrodomésticos, sino también en supermercados donde ofrecen un producto supuestamente en descuento y al momento de pagar o en la misma publicidad el precio es mayor al ofertado.
En redes sociales se hizo viral una foto de un reconocido supermercado donde la cerveza Port Royal de seis unidades cada una con 12 onzas la promoción era de 86.90 lempiras, pero su precio real era de 85.50 lempiras.
Ponce explica que “la trampa” está colocada en la necesidad de la movilidad social y del estatus que estos quieren conseguir (aunque sea artificial).
También explico el «Acceso fácil» que ofrecen las empresas para adquirir productos y servicios que permiten ascender artificialmente ofreciéndolo con intereses exagerados para cubrir el riesgo de vender a personas con poca capacidad adquisitiva a través de una publicidad engañosa, permanente, basada en satisfacción de deseos a las que en verdad no son necesidades.
Quién debe regular esta situación
Aunque existen instituciones como la fiscalía al consumidor, los mismos consumidores denuncian que no ven respuesta a las demandas que han interpuesto contra empresas, algunos casos son desestimados por el hecho que las mismas empresas, en el contrato firmado, estipulan las condiciones con las que se pactó y el consumidor no se percata de dichas cláusulas.
Darwin Ponce, defensor del consumidor, señaló que en Honduras “el sistema sencillamente no funciona”; Es a través de denuncias básicamente y no en vigilancia y control. Depende del agraviado y no de controlar a la fuente del problema. No hay voluntad política en este tema.
“En Honduras existe la Fiscalía y la Dirección de Protección del Consumidor ambos son sendos elefantes blancos”. expresó, Ponce.
Al momento de consultarle si es legal o no estas acciones por parte de las empresas respondió que “Lastimosamente es legal”, Lo ilegal es que no lo exhiben, ni te dicen cuál es la tasa de interés. Está debería estar mostrado en las viñetas”.
Ese es el verdadero poder la publicidad y la propaganda. Las empresas invierten hasta el triple en publicidad para poder atraer y envolver al consumidor final, que sin tener los ingresos económicos suficientes se “enjarana” y queda ahogado en las deudas.
“Cuando tú compras, no compras con dinero, compras con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para ganar ese dinero” José Mujica.
Por: Asael Barahona.