No hay apertura económica posible sin que la curva de contagios haya sido controlada en América Latina, advierte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su último informe.
La región se ha convertido en el segundo epicentro de la pandemia después de Estados Unidos y superando a Europa. Además enfrenta desafíos estructurales marcados con una profunda desigualdad en diversas dimensiones, un precario sistema de salud y de protección social.
Es por eso que la CEPAL indica que el control de la pandemia como la reapetura económica «requieren liderazgo, estrategias que involucren a todos los sectores de la sociedad y uno de sus aportes es que los gobiernos lideren una respuesta en tres fases de control, reactivación y reconstrucción tomando en cuenta la salud y la economía».
Según el informe, el gasto público destinado a salud debe de tener el alcance de al menos 6 por ciento, sin embargo en muchos gobiernos está lejos de esa meta recomendada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Por otro lado, la CEPAL proyecta una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 9.1 por ciento, un aumento del desempleo de 5.4 puntos porcentuales y aumento de 45 millones de personas en situación de pobreza.
Un sistema de salud debilitado y con barreras de acceso
Como subfinanciados, segmentados y fragmentados califica CEPAL los sistema de salud de la región latinoamericana.
Problemas con la asignación de recursos que no alcanza el 30 por ciento del gasto publico dificulta la eficiencia y calidad. El informe resalta que más de 12 millones de personas se empobrecen debido a los gastos de salud por la dificultad de accesar a estos servicios.
Con la pandemia se ha sumado que la discontinuidad de algunos servicios y de la atención de otras enfermedades crónicas, servicios de salud sexual de controles pre- y posnatales y de salud mental y los programas de prevención regulares, que se ha visto interrumpido e insisten que se deben eliminar las barreras de acceso.
“Este fenómeno se está expresando en un aumento importante de la mortalidad general en los países”, reza el informe.
Otro de los desafíos son las restricciones a las exportaciones de insumos médicos lo cual expone a los médicos a contagiarse debido a la falta de equipos de protección personal, por ejemplo.
“Lo que ha dificultado el acceso a productos esenciales para la lucha contra la pandemia en la región, como equipos de protección personal, reactivos para los kits de diagnóstico y ventiladores mecánicos. Efectivamente, menos del 4% de las importaciones de estos productos provienen de la propia región”, dice el informe.
Entre la economía y la salud
Según el organismo internacional, el crecimiento económico es un componente central pero la protección y promover la salud es la piedra angular que debe constituir una prioridad previa a la reactivación económica.
Una de las propuestas es la entrega de un bono contra el hambre con un valor equivalente al 70 por ciento para que no surga una crisis alimentaria durante seis meses lo que supondría un costo adicional del 2 por ciento del PIB.
“La crisis puede profundizar sentimientos de malestar, desconfianza y desafección democrática, lo que constituye un grave riesgo para la cohesión social. A mediano plazo, urge avanzar hacia un pacto social centrado en el bienestar y los derechos de las personas en las distintas etapas del ciclo de vida para enfrentar los impactos de la crisis, planteando una lógica de protección colectiva e igualdad”, indica el informe.