En la reciente convención republicana de los Estados Unidos de Norteamérica. Melania, esposa de Donald Trump tuvo su participación, alabando las virtudes que desde su punto de vista tiene su marido:
“… Parece que hubiera sido ayer cuando mi marido aceptaba la nominación para ser el 45 presidente de los Estados Unidos “. Inició diciendo la primera dama.
Melania nacida en la antigua Federación Yugoslava, hoy Eslovenia (entre otras repúblicas) llegó a los 26 años a territorio estadounidense obteniendo la ciudadanía en el 2006 según lo ha dicho en su participación; ponderando las oportunidades que se encuentran los extranjeros en aquella nación (no cualquier extranjero). Donald Trump luce sonriente, agradecido, orgulloso al ver a su esposa hablando de sus cualidades.
“creo que necesitamos el liderazgo de mi marido ahora más que nunca para que nuevamente eleve la economía de éste país como la conocemos”. Ha dicho en el cierre de su participación.
Melania, mujer de gran influencia en la vida política de Donald Trump quien busca su segundo mandato en este mes de noviembre al frente de la poderosa nación del Norte. La primera dama no juega un papel diferente al que han jugado otras esposas de Presidentes en el mundo. En donde más allá de una vida marital o amorosa impera una relación basada en intereses económicos; unión de apariencias cuidando un patrimonio familiar.
En varias ocasiones la ex modelo eslovena ha dejado muy mal visto a Donald Trump al retirarle la mano bruscamente cuando éste a querido tomarla de la mano. Evidenciando fragilidad afectiva en la relación.
En aras de alcanzar o mantener el poder, ya sea económico o político: las relaciones amorosas son pasadas por alto. Sandra Torres esposa del ex Presidente Álvaro Colón de Guatemala se divorció del mandatario para superar la traba legal que le impedía aspirar. Margarita Cedeño esposa del ex presidente Leonel Fernández en República Dominicana participó en una planilla electoral contraria a la del ex presidente que buscaba su reelección.
En Honduras casos similares se han dado y se seguirán dando. En donde en el afán de llegar al poder político, algunos ex presidentes se han casado y luego se divorcian, mientras que otros viven legalmente casados pero sin vida marital para mantener el patrimonio familiar.
El afán por el poder trasciende asuntos de género dejando claro que es propio de la naturaleza humana.
Lejos muy lejos está el amor de esos crueles edificios. Parafraseando al poeta Sosa.