Una buena parte de la población mundial miró el día de ayer 6 de enero día «de los reyes magos» lo que ocurrió en los Estados Unidos de Norteamérica. La nación que hasta ayer daba lecciones al mundo de lo que es democracia. Sin embargo, se les cayó o se les está cayendo la máscara de la que se han ufanado y de la que se han válido para intervenir en otras naciones. Violando un principio básico de la democracia que es la no intervención en asuntos internos de otras naciones. Pero los hondureños víctimas directas de esa injerencia imperialista damos testimonio que los que gobiernan Estados Unidos de Norteamérica tanto demócratas como republicanos y sobre todo el capital económico hacen con la democracia lo que el sistema digestivo hace con los alimentos.
El capitolio, corazón de la historia estadounidense construido desde 1793 por George Washington, sede del poder legislativo. Los legisladores se aprestaban a ratificar el triunfo de Joe Biden, obtenido el 3 de noviembre. Ratificación interrumpida por los seguidores de Donald Trump, quien desde mucho antes de realizarse las elecciones alegaba fraude. Oponiéndose al voto por correspondencia, ya que justificaba que ahí estaba el hurto de su triunfo. Los primeros resultados obtenidos el día de las elecciones daban el triunfo a Donald (como le llama la bella Melania) en varios estados claves, pero al día siguiente esos resultados fueron revertido a favor de Biden. ¡Los votos rurales habían llegado! ¿fraude? Lo cierto es que el Presidente Trump no ha dado pruebas reales que haya existido, pese a varios conteos realizados de los votos. Día antes del asalto al corazón estadounidense se filtro una llamada donde el presidente le suplicaba a uno de los suyos que consiguiera a como diera lugar la diferencia más uno de los votos obtenidos por Biden y hacerse con el triunfo. Por acciones de menor peligro a las manifestadas, Estados Unidos ya está interviniendo otras naciones. ¿Quién interviene al imperio? ¿Acaso la OEA? ¿ONU?
“Así es como se disputan los resultados electorales en una república bananera, no en nuestra república democrática”. Ha dicho George Bush. Claro, así imponen resultados en nuestros países, así dan golpes de estado, así sostienen presidentes en lo que consideran sus patios. Así se pasea una Kubiski o una fulton en el organismo electoral HONDUREÑO, ordenando a quien quieren de presidente. ¡Vergüenza Imperialista! Y vergüenza de políticos hondureños que se someten sin protestar a los gringos.
¿Seguirá el ejemplo de TRUMP, Juan Orlando Hernández? Esperemos que no, aunque ya tiene el antecedente de ostentar la presidencia aún cuando la reelección lo prohíbe la constitución. ¿Qué harán los militares en caso que se quiera quedar? Seguramente reprimir a la población como es su costumbre. Salvo que los amos del norte les indiquen otra salida, sino ahí está, Palmerola.
Mientras tanto el jefe del Estado Mayor Conjunto de aquel país declaró: “Somos únicos entre los ejércitos. No hemos jurado defender a un rey o a una reina, a un tirano o a un dictador. No hemos jurado defender a un individuo. No hemos jurado defender a un país, a una tribu o a una religión. Hemos jurado defender la constitución. “
Latinoamérica víctima directa del intervencionismo imperial asistió el día de ayer a lo que hemos estado acostumbrados a sufrir. Claro que aquí la embestida es mucho más sangrienta. Es mucho más dolorosa, mucho más desilusionante porque seguimos creyendo y apostándole a la democracia pese a que los gobiernos estadounidenses.
¿Estarían comiendo palomitas los gobernantes de Rusia, Corea del Norte, China y el mismo Nicolás Maduro, ¿el día de ayer? Seguro lamentaron esas acciones de barbarie.
Esperemos que Estados Unidos de Norteamérica reencuentre su rumbo y sobre todo que sientan lo que nuestros habitantes sufren cuando no se le respetan su elección, cuando les imponen un presidente que no han elegido. ¿Por qué Trump se niega a abandonar la silla Presidencial? ¿Será acaso que la bella Melania lo abandonará?
¡El imperio evidencia sus contradicciones!
2021 parece ser un buen año para que se vayan los que se han creído dioses aunque no sean más que títeres.