(Por: Gilberto Ríos Munguía •) A siete meses del proceso electoral general en el que se elegirán a la nueva persona al frente de la Presidencia de la República, 128 diputados y diputadas al Congreso Nacional, 298 alcaldes y alcaldesas del mismo número de municipios de todo el país y la planilla de representación al Parlamento Centroamericano, los ánimos políticos comienzan a caldearse ante la posibilidad de alianzas presidenciales y del nivel municipal.
Las reacciones no se han hecho esperar, juntar esfuerzos entre diferentes identidades políticas, ha suscitado sendos debates en todas las instituciones partidarias de Honduras.
La más controversial ha sido la iniciativa de alianza convocada por la compañera Xiomara Castro de Zelaya, candidata electa por más del 75% (aprox. 400,000 votos) de la base del Partido Libertad y Refundación, a la que asistió el candidato electo del Partido Liberal de Honduras Yani Rosenthal Hidalgo, que ganó con el 50% de los votos (Aprox. 336,000 votos) desplazando a la fuerza oficialista de su partido representada por el Ing. Luis Zelaya, quien hace cuatro años se negó a encabezar una alianza para derrotar la dictadura.
El anuncio causó un gran revuelo en los medios de comunicación y en la base de nuestro partido; varias matrices mediáticas comenzaron a operar y a orientar la opinión interna. Se impuso una personalización extraordinaria sobre la figura de Yani Rosenthal; la moral social invadió el debate y las sumas y restas y estadísticas políticas, pasaron a segundo y tercer plano. Se alzaron muchos dedos acusadores dentro de Libre: “Es traición aceptar sentarse con narcotraficantes confesos y golpistas recalcitrantes”, entre tanto el Coordinador General Manuel Zelaya manifestaba la impronta de derrotar la dictadura y construir un gobierno de unidad con base en un programa para la recuperación del Estado de Derecho.
Los callcenters se activaron oportunamente en medio del debate, atendiendo las tendencias anunciadas en su mecanismos de monitoreo de las redes sociales y los algoritmos para la manipulación de la opinión pública. Actuó la guerra de Cuarta y Quinta Generación, en la que las discusiones son dirigidas desde los medios de comunicación hegemónicos, orquestado con las redes sociales. El objetivo era claro, desgastar la imagen de la oposición y en particular de Libre, que al momento es el único Partido en Honduras que se plantea combatir el modelo neoliberal para desarrollar un Estado Nacional al servicio de las mayorías. Ya en varias ocasiones ha trascendido que plataformas como Twitter o Facebook han tenido que cerrar decenas de miles de cuentas falsas del régimen, por su obvia creación exclusivamente para la participación en campañas propagandísticas.
El debate político no pudo desarrollarse a plenitud cuando nuevos acontecimientos ocurrían en sincronía; la reunión de otra Alianza que está conformada por al menos cinco facciones políticas y otros liderazgos sociales, convocados por el Ing. Luis Zelaya -que resultó perdedor de los comicios internos del Partido Liberal y desconoce al candidato electo-, hablando también de organizar fuerzas políticas contra el régimen, haciendo énfasis en no asistir a la convocatoria de la candidata de Libre y con las otras fuerzas del Partido Liberal.
Al cabo de la semana se han escuchado rumores sobre las posiciones inflexibles de la candidata de Libre y el candidato Liberal en lo referido a ceder sus aspiraciones presidenciales, lo que llevaría a Libre al desafío de volver a vencer en las elecciones generales al Partido Nacional como en el 2013, con la diferencia que en esta ocasión el Concejo Nacional Electoral con la presencia partidaria en esta institución, no permitiría la modificación de resultados en sus sistemas informáticos y mucho menos la intromisión de la embajada norteamericana a la hora de contar actas y falsificar resultados.
Libre tiene una estructura nacional compuesta por miles de colectivos de bases, militantes, simpatizantes, amigos y amigas de la causa por la transformación del país, que contribuyen de muchas formas para mantener una opinión crítica y acciones contra el régimen, denunciando las graves circunstancias por las que atraviesa la nación y las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos y Sociales cometidas a lo largo de los 11 años del golpe de estado. Ese espectro social de Libre es amplio y tiene el potencial de impulsar al partido para tomar el gobierno; por tanto, los próximos seis meses deben ser de organización electoral y lucha popular. Las organizaciones populares también tienen serios motivos para ponerse de pie e integrarse a este proceso.
En un foro de debate del Frente Nacional de Resistencia en el Salón Ibarra del COPEMH en el 2018, el compañero dirigente sindical histórico Carlos H. Reyes nos dijo ante una pregunta sobre el trabajo organizativo: “es que a nadie le gusta hacer el trabajo gris, que es el de ir a convencer al otro /a que se organice, para que luche por sus derechos ¡eso es cachimbeado!”. Que no es otra cosa que el trabajo militante, disciplinado, de hormiga, que con seguimiento y planificación puede dar extraordinarios resultados, sobre todo frente a la presente coyuntura. En la escena política de Honduras este noviembre próximo el verdadero protagonista será el Partido Libre, de eso no cabe duda.
(•)Dirigente del Partido Libertad y Refundación.