Por Radio Progreso – Coalición de Medios contra la Desinformación
En la 76ª Asamblea General de las Nacionales Unidas, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuestionado por sus vínculos con la corrupción y el narcotráfico, mintió al afirmar que «Por primera vez en la historia los más necesitados, olvidados por muchos años son atendidos con dignidad con el programa social más grande en la historia de nuestro país; Vida Mejor, ha atendido a más de 5.7 millones de personas, con más de 41 millones de beneficios, que van desde el mejoramiento de viviendas hasta la construcción completa de casas».
Radio Progreso, a través de la Alianza de Medios Contra la Desinformación Electoral, #CeroKasaka, verificó con entrevistas a expertos e informes divulgados por reconocidas organizaciones nacionales e internacionales, que lo manifestado por JOH ante Naciones Unidas es FALSO, el programa apunta al clientelismo electoral, ha aumentado la deuda pública y la pobreza en Honduras pasó del 59.3% de la población en 2019 hasta el 70% en 2020.
4 claves sobre el programa Vida Mejor
El sociólogo e investigador del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC-SJ, Elvin Hernández, nos ayuda a definir cuatro características que muestran la realidad sobre el programa Vida Mejor.
Según dice, 1) es una plataforma importante de asistencialismo que históricamente ha contribuido a lavar la imagen esencialmente de políticos, por tanto, el partido en el poder obtiene los fondos para gobernar y hacer campañas políticas.
“Hasta ahora el Partido Nacional ha demostrado no estar interesado en crear políticas públicas transformadoras que disminuyan la pobreza, ya que para eso se necesita fortalecer la institucionalidad”, dijo Hernández.
2) Vida Mejor se ha convertido en el definidor de los procesos electorales. Cada administración, en su ciclo político, organiza las transferencias o apoyo como mejor les conviene.
En el año de las campañas políticas, normalmente van acumulando los fondos para utilizarlos en beneficio del partido. “Análisis como el del Centro de Documentación de Honduras (CEDOH) indican que el programa Vida Mejor ha sido creado para utilizarse con fines clientelares y proselitistas de cara a los procesos electorales”, dijo.
3) Vida Mejor ha aumentado el endeudamiento del país.
“Un endeudamiento improductivo”, dice Hernández, porque no es para construir infraestructura que generará riquezas o inversiones, sino “pan para hoy hambre para mañana”, donde el único que se beneficia es el político que usa los recursos adquiridos a través de préstamos.
El sociólogo apunta como una cuarta característica la corrupción. 4) El problema de la corrupción e impunidad en Honduras es un mal endémico, que priva de los derechos más fundamentales a la ciudadanía.
De acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción 2020 (IPC), de Transparencia Internacional, Honduras obtuvo su calificación más baja cayendo en el ranking de países, del puesto 146 al 157, de 180 que son evaluados. El estudio califica al país con 24 puntos, dos menos que los 26 que tuvo en 2019 y, según el índice, es el cuarto país más corrupto de América, solo por detrás de Nicaragua (159), Haití (170) y Venezuela (176).
“Con los datos proporcionados por organismos nacionales e internacionales, sumada a la realidad de pobreza que viven las comunidades, uno puede ver que Vida Mejor solo ha generado corrupción y pobreza en el país, además de convertirse en la plataforma que garantiza votantes en los procesos electorales”, apuntó Hernández.
No se redujo la pobreza, y sí aumentó el endeudamiento público
Según el informe de monitoreo sobre el gasto público del Centro de Estudios para la Democracia, CESPAD, el manejo del gasto público en año electoral, y último del segundo ciclo presidencial de Hernández, demuestra que el partido de gobierno ha quintuplicado la deuda pública a 16 mil millones de dólares, cuyo porcentaje podría alcanzar el 60% del Producto Interno Bruto (PIB).
Estudios de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) confirman que la pobreza en el país aumentó al 70% en 2020, un alza de 10.7 puntos porcentuales con respecto al 59.3 % de 2019. Significa que 7 de cada diez habitantes viven en condiciones de pobreza.
Otras instituciones no gubernamentales como el Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras, FOSDEH, advierten que la pobreza podría aumentar de 70 a 75 % al cierre de este 2021, como resultado de la crisis económica causada por la pandemia de la Covid-19, el alto costo de vida, la falta de oportunidades laborales y las secuelas que dejaron los huracanes Eta e Iota.
¿Vida Mejor?
Grupos de personas con chalecos azules o camisetas con la leyenda “Vida Mejor”, forman parte del paisaje cotidiano en Honduras, especialmente cuando se acercan los procesos electorales o cuando ocurre alguna emergencia provocada por fenómenos naturales. Entregan comida, dinero, camas, láminas, cemento, estufas, filtros de agua o cualquier otra regalía.
Para buena parte de la población esta entrega significa la esperanza de conseguir comida o algunos utensilios para sus hogares, aunque se sabe que, para ser beneficiada, tiene que estar asociada al partido político de gobierno o al menos comprometer su voto en los procesos electorales, ya en los territorios es el activista o enlace con el partido quien coordina la diversidad de Programas de Transferencias Condicionadas, explicó el sociólogo Elvín Hernández.
Pero lo que pasa en Honduras no se inventó aquí. En la década de los 90 surgieron en América Latina los Programas de Transferencias Condicionadas, como una compensación a los daños provocados por la imposición del modelo económico Neoliberal, que estableció una enorme brecha social entre ricos y pobres.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Honduras estos programas iniciaron en 1990 con la puesta en marcha del Programa de Asignación Familiar (PRAF), que consistía en la entrega de subsidios sin corresponsabilidades, financiado por el gobierno hondureño.
Después del impacto catastrófico del Huracán Mitch en 1998, el gobierno implementó un proyecto piloto que operó en paralelo, PRAF/BID II, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, donde se incluyó el componente de ayuda humanitaria y reconstrucción para las miles de familias afectadas por el fenómeno natural.
La plataforma o programa Vida Mejor tiene su origen en el gobierno del presidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014), cuando Juan Orlando Hernández aún era presidente del Congreso Nacional, pero fue hasta en 2014 cuando a través de Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social SEDIS, se consolidó mediante del Decreto Ejecutivo PCM 001-2014. Después, fue una de las principales promesas políticas desde la primera campaña de Juan Orlando Hernández.
Luego se convirtió y fortaleció en la Estrategia Presidencial Vida Mejor, siendo el eje principal de sus planes de gobierno 2014-2018 y 2018-2022, este último período de inconstitucional porque la Constitución de la República en Honduras prohíbe la reelección presidencial.
Según datos del Centro Nacional de Información del Sector Social CENISS, Vida Mejor inició con 11 proyectos y actualmente se ha ido ampliando a 121. El monto de inversión total de los programas de la SEDIS, institución ejecutora, asciende a unos 4,000 millones de lempiras.
Sin embargo, el informe del CEDOH que ya hemos citado confirma que oficialmente la administración Hernández registra 294 programas sociales y/o proyectos asistenciales a lo largo de sus dos períodos de gobierno, involucrando, al menos, 33 instituciones del sector gubernamental, con una base conjunta de datos que involucra a 3 millones 605,635 participantes.
Si bien la cantidad de programas sociales da una idea de dispersión de recursos y objetivos, lo cierto es que el propio Hernández los aglutinó en “Vida mejor”.
Hambre y necesidad
A criterio del director del Centro de Documentación de Honduras (CEDOH), Víctor Meza, los programas de asistencia social del partido de gobierno son una máscara para ocultar políticas de clientelismo electoral.
Meza cree que Honduras está viviendo un momento en el que el clientelismo electoral se institucionalizó y se convierte en instrumentos legales de políticas públicas.
“Es una peligrosa fusión entre el Estado y partido de gobierno”, dijo Meza asegurando que esa combinación conduce a sistemas autoritarios, y es un peligro real para la sociedad hondureña el hecho que el régimen actual haya convertido en una plataforma jurídica gigantesca todas las políticas sociales del Estado, en favor del clientelismo social del partido.