TEGUCIGALPA, Honduras
Las primeras acciones de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en el poder demuestran que algunos puntos claves de su discurso inaugural fueron promesas factibles y no simples enunciados con tinte populista, valoraron expertos consultados por El Pulso.
Con menos de una semana de trabajo, la gobernante cumplió con las dos promesas iniciales -de 22- que hizo para su cuatrienio que acabará el 26 de enero de 2026, evidenciando que está tomando el camino correcto, según analistas.
Castro sancionó el decreto con el proyecto que ella misma envió al Congreso Nacional para que más de un millón de familias hondureñas, que consumen menos de 150 kilovatios por hora (kWh) no paguen energía eléctrica.
Además, estampó su firma para ratificar otra normativa que ella trasladó a la cámara legislativa con el propósito de crear un subsidio para los combustibles, logrando así una reducción de 10 lempiras sobre el galón de diésel y la gasolina superior y regular.
Por el mismo lado, el gobierno de la primera mandataria de Honduras también informó que cubrirá un aumento de más de 90 lempiras que se había anunciado para el cilindro de 25 libras del gas licuado del petróleo (LPG, por sus siglas en inglés) doméstico.
RESPALDO A LOS CONSUMIDORES. El presidente de la Asociación para la Defensa de la Canasta Básica de Honduras (Adecabah), Adalid Irías, dijo a este periódico que los alivios a los carburantes y la electricidad representan un aporte significativo la economía local.
«Es un espaldarazo fuerte a los sectores más desfavorecidos», comentó, al tiempo que detalló que los consumidores de barrios marginales podrían tener un desahogo de entre 600 y 800 lempiras por la ausencia de cobro por el servicio energético mensual.
Explicó que las medidas generan una especie de efecto dominó en la canasta básica y los bienes y servicios porque los combustibles y la luz artificial «son los motores que mueven la economía y, cuando estos se disparan, siempre tenemos un impacto».
Enfatizó que el alza en los insumos en mención suele traer efectos colaterales en los flujos económicos porque se elevan los costos de operación y producción.
No obstante, Irías puntualizó que la merma en el valor a desembolsar por los combustibles será atenuada por los incrementos que está teniendo el crudo a escala internacional al grado que se presagia que el barril llegaría a los 100 dólares en menos de un mes.
Mencionó que hasta el conflicto que existe en Europa por una posible invasión de Rusia a Ucrania podría incidir en el valor de los derivados del petróleo.
Con las diferentes variables en consideración, externó que pedirán que, además de la reducción de 10 lempiras al galón, se haga una revisión a la fórmula para calcular el precio del material de combustión con la posibilidad de reducir el monto que obtiene por impuesto el gobierno.
Asimismo, destacó el congelamiento al gas LPG e indicó que es provechoso que el mismo será hasta diciembre del año en curso, porque «aquí suelen hacerlo nada más por un mes o dos».
Sobre el subsidio energético acotó que lo que les preocupa a los defensores de los consumidores es que otro segmento de los abonados, el del área comercial e industrial, reciba un porcentaje de la carga por la exención a las personas de escasos recursos.
«Del discurso político en campaña a este momento el actual gobierno va cumpliendo con lo que prometió», sintetizó Irías.
Apuntó que las medidas en mención, aunadas a la también prometida disminución de intereses bancarios para la producción, fortalecerán la economía, pero el gobierno entrante encontró un escenario complicado.
«La situación es difícil, esta administración recibió las finanzas totalmente en quiebra. Pienso que pasarán uno o dos años para ver si realmente vamos a enderezar el rumbo de este país», expresó.
«Si no tuviéramos estos nuevos alivios el panorama sería más arduo, identificamos que son algo positivo sea cual sea el lado por el que se quiera verlos», sentenció.
UN BUEN INICIO. Por su lado, el analista político Raúl Pineda Alvarado dijo que el nuevo gobierno está bajo una presión grande que surge de la esperanza de cambio de la ciudadanía pero está siguiendo la ruta que trazó.
«Las promesas de campaña se están cumpliendo, no podemos valorar si van a redundar en un resultado eficaz o no, pero eso por sí solo ya es positivo. Las cosas están empezando a encauzarse por un camino correcto», valoró.
Señaló que mantener su palabra para brindar fluido eléctrico gratis y rebajar el precio de los combustibles es una obligatoriedad, pero otros aspectos son más difíciles de llevar a cabo, por lo que estimó que algunas promesas se cumplirán y otras no.
Planteó, por ejemplo, que no hay certeza de que se ejecute la ordenanza a la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) para que encuentre mecanismos permitan la disminución de intereses para la producción.
«El descuento a los intereses no es un tema que pueda manejar por sí solo el Poder Ejecutivo. Eso está sujeto a leyes que superan la voluntad de la mandataria, normativas de mercado y del mundo financiero», comentó.
Acotó que tampoco será posible alcanzar las relaciones con China continental de las que habló Castro en sus giras proselitistas ya que «una fuerza externa determinó que no es el momento para ello».
Alvarado puntualizó es un deber de la sociedad entender que el funcionamiento del nuevo engranaje estatal será bueno solo si hay una efectiva participación ciudadana.
«Si la gente se dedica a una actitud perezosa de contemplación el gobierno no va a funcionar. Los problemas son tan grandes que requieren el aporte de todos y una enorme dosis de comprensión de la sociedad», arguyó.
PROMESAS ALCANZABLES. En tanto, el también analista, Omar García, infirió que la mandataria sí incurrió en populismo durante su discurso, pero bajo un concepto que no está ligado a la demagogia.
Indicó que el populismo, en términos generales, es ofrecer al populacho (las clases sociales más desfavorecidas) lo que no se puede dar.
Empero, garantizó que las promesas efectuadas por Castro están comprendidas en el populismo asertivo, es decir, aquello que la vox populi quiere y el gobierno evalúa sus capacidades de dárselo.
«Esto que ella prometió sí lo puede dar, si no lo hacen, no son gobierno», aseveró García, quien precisó que una de las características del populismo asertivo es que no genera más inflación.
Mencionó que en Centroamérica un ejemplo de un eficaz populismo asertivo es el del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lo que le ha otorgado un 80 por ciento de aprobación.
Planteó que, en la contraparte, el populismo fallido es ofrecer algo sin que exista capacidad entre las autoridades para hacerlo.
«Lo peor sería que la presidenta no dé estas cosas prometidas, estaríamos fritos. La pobreza y el descontento aumentarían», sentenció.
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