Editorial: ¿Hasta cuándo podremos tener pleno empleo los hondureños? ¡Necesitamos políticas públicas!

Redacción El Pulso9 octubre, 2023

Un tema que siempre generará debate, preocupación y reflexión es cómo generar empleo en un país donde el modelo económico actual no permite que exista empleo pleno, que satisfaga las necesidades de una sociedad que no halla oportunidades y se ve obligado a migrar rumbo a EE.UU. como última opción para no morirse de hambre.

Y es que nadie quiere dar una solución o, al menos, una fórmula que permita salir de este eterno problema con el que hemos cargado por muchas décadas; algunos dicen que debemos abirnos más al mundo de lo que lo hemos hecho. Otros, por su lado, solo se limitan a decir que hay que generar empleo sin darnos una hoja de ruta para poder concretar las opciones sobre la mesa para permitir que haya trabajo para todos.

Hasta marzo anterior, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reportaba que el siete por ciento de la población se encontraba desempleada, mientras que en regiones como el Distrito Central y el Valle de Sula, oscila entre el 11 y 12 por ciento, de manera respectiva. En tanto, un 40 por ciento de los jóvenes no tienen trabajo y quienes apenas terminaron la educación secundaria tienen muchas dificultades para poder acceder a un empleo formal dentro del sector privado.

Los egresados de las universidades, quienes deberían tener más facilidades, si nos basamos en el principio neoliberal de la meritocracia, tendrían que poseer una oportunidad con base a sus calificaciones y aptitudes para ejercer su profesión, cosa que no ocurre. «Soy matemático, trabajaba en una empresa encuestadora y solo me pagan 11 mil lempiras al mes», contó un joven que migró a la capital en busca de mejores oportunidades y casos como el suyo abundan a raudales.

En tanto, una dama que trabajó en una cadena de supermercados como supervisora no logra encontrar una plaza laboral… Su pecado: no haber ido a la universidad. Se ha visto obligada a comprar un taxi para subsistir y alquila un local para vender abarrotes, pero los ingresos no son suficientes para mantener a sus dos hijos y pagar las facturas del hogar.

Estos ejemplos nos dan una clara muestra de la urgencia de implementar políticas públicas orientadas a la generación de empleo y no estar aferrados a discursos demagógicos de actores políticos que solo buscan protagonismo y la búsqueda de votos para seguir aferrados a la cosa pública. El gobierno, por su lado, no está haciendo lo suficiente para dar las condiciones que pueda haber empleo pleno y la empresa privada, cuan rufián, recurre una y otra vez a decir que el gobierno «no da la seguridad jurídica» para atraer inversión, generar trabajo y dar «sueldos competitivos», que no es otra cosa más que salarios de hambre.

Se necesitan políticas de Estado para generar fuentes de trabajo para el corto, mediano y largo plazo, que trasciendan a otras administraciones que nos permita crear cientos de miles de plazas en la empresa privada; fortalecer a las pymes, que es el verdadero motor de la economía, que se aprueben normativas que permita una mayor recaudación, como la Ley de Justicia Tributaria, y revertir algunas medidas de corte neoliberal que impide que toda la población pueda tener un trabajo digno o, en el mejor de los casos, que el desempleo sea mínimo. Solo así se permitiría la movilidad social, el crecimiento de la economía y esto reduciría las desigualdades sociales.

De hecho, una encuesta de CID Gallup publicado este 9 de octubre alerta que en Honduras, un 52 por ciento de la población pasó hambre el último mes, por lo que es obligatorio pasar del discurso a la acción. ¿Cómo hacerlo? Que el gobierno cree política pública que sea realizable y medible en el tiempo; una empresa privada que deje de tener al país como un botín particular y ceda parte de sus jugosas ganancias para abrir más oportunidades laborales.

Para darnos cuenta de cómo se agravan las desigualdades sociales, en el país, los únicos rubros que crecen económicamente, pero que no dan trabajo masivo son la banca y las telecomunicaciones, mientras que más personas pasan a la desocupación y otros, llamados los desalentados, ya perdieron cualquier esperanza de poder colocarse ya sea en el Estado o en una empresa particular.

Esta administración, si desea repetir mandato, tiene como deber crear las políticas públicas para crear trabajos, que venga la inversión extranjera cumpliendo con las normas vigentes. El tiempo se va acortando y la crisis de desempleo crecerá exponencialmente.

No debemos depender de los capitales golondrina como los generados por la industria maquiladora, que se mueven al ritmo de la deprimida economía estadounidense. Se necesita una poderosa industria nacional que permita atraer mano de obra calificada con sueldos dignos y aprovechar la transferencia tecnológica, como lo hizo en su momento la República Popular China, que le permitió crecer a un ritmo espectacular.

¿Se puede hacer? Sí. Pero por ahora, quedaremos como Santo Tomás: hasta no ver, no creer.

 

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