WASHINGTON, EE.UU.
EE.UU. y el Reino Unido lanzaron este viernes varios ataques contra posiciones de los hutíes en Yemen en una ofensiva que contó con el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que «bajo su orden» fueron bombardeados «objetivos en Yemen usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo», en referencia al mar Rojo.
Asimismo, un alto funcionario de la Defensa estadounidense dijo que el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, ordenó y monitoreó los ataques en tiempo real desde el hospital «con un conjunto completo de comunicaciones seguras». Previamente, Austin fue sometido a una cirugía para tratar y curar un cáncer de próstata.
Las Fuerzas Armadas de Yemen, controladas por el movimiento de los hutíes rebeldes Ansar Allah, manifestaron en noviembre su intención de atacar cualquier barco israelí en el mar Rojo, independientemente de si navegan bajo bandera israelí o simplemente son propiedad o están operados por empresas del país hebreo. A principios de diciembre confirmaron esa declaración, añadiendo que atacarían «cualquier barco que se acerque a Israel».
Posteriormente, desde el Mando Central de EE.UU. indicaron que los hutíes han atacado más de 20 buques desde noviembre. En respuesta, Washington anunció el operativo militar Prosperity Guardian, dirigido contra los hutíes para garantizar la seguridad en la navegación de buques en la zona.
Por su parte, el secretario de Defensa del Reino Unido, Grant Shapps, declaró este miércoles a The Times que su país iba a atacar la infraestructura de los hutíes en Yemen. Shapps también acusó a Irán de ser «los ojos y los oídos» del grupo rebelde yemení proporcionándole información de su inteligencia, y señaló que Teherán está «fuertemente detrás» de los ataques en el mar Rojo.
En espera de esas acciones, un miembro del consejo de seguridad del grupo hutí, Abdulsalam Jahaf, anunció que quemarán «buques de guerra y bases estadounidenses». «¿Los estadounidenses, británicos y sionistas esperan que cualquier acción hostil contra Yemen nos distraiga de la defensa de Gaza?», preguntó a través de sus redes sociales. «Nos enfrentaremos a EE.UU., lo arrodillaremos y quemaremos sus buques de guerra y todas sus bases, y [las] de todos los que cooperen con ellos, cueste lo que cueste», declaró.
Varias explosiones se han producido este viernes en diferentes ciudades de Yemen, como Saná, Al Hudayda, Taiz y Dhamar. Se informa que centros logísticos, sistemas de defensa aérea y sitios de almacenamiento de armas se encontraban entre los objetivos. Varios aeropuertos también fueron atacados.
La Central de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (AFCENT, por sus siglas en inglés) especificó que Washington utilizó más de 100 municiones guiadas con precisión para atacar más de 60 objetivos de los hutíes en 16 lugares distintos de Yemen.
Los bombardeos se realizaron en ataques aéreos y marítimos, así como mediante misiles de ataque terrestre Tomahawk lanzados desde «plataformas superficiales y subterráneas». Se atacaron nodos de mando y control, depósitos de municiones, sistemas de lanzamiento, instalaciones de producción y sistemas de radar de defensa aérea.
Tras el inicio de los bombardeos, Joe Biden declaró que la ofensiva constituye «una respuesta directa a los ataques sin precedentes de los hutíes contra buques marítimos internacionales en el mar Rojo, que incluso usaron misiles balísticos antibuque por primera vez en la historia».
Biden manifestó que «más de 50 naciones se han visto afectadas en 27 ataques» contra el transporte marítimo comercial internacional, mientras que más de 2.000 buques se vieron obligados a cambiar sus rutas para evitar el ingreso al mar Rojo.
Por su parte, el primer ministro británico, Rishi Sunak, afirmó que los ataques en conjunto con Estados Unidos contra objetivos terrestres hutíes en Yemen fueron un acto de «defensa propia».
Sunak, quien confirmó una serie de «ataques selectivos» de la Fuerza Aérea británica, indicó que se trató de una ofensiva en respuesta a las acciones «peligrosas y desestabilizadoras» de la milicia hutí durante los últimos meses contra el transporte marítimo comercial en el mar Rojo.
El viceministro de Asuntos Exteriores de Yemen, Hussein al Aziz, denunció que su país «fue objeto de un ataque agresivo y masivo por parte de buques, submarinos y aviones de guerra estadounidenses y británicos». «Sin duda, Londres y Washington tendrán que prepararse para pagar un alto precio», declaró.
Los hutíes reiteraron que no dejarán de atacar barcos vinculados con Israel en el mar Rojo tras los ataques militares de EE.UU. y el Reino Unido, los cuales dejaron cinco muertos y seis heridos.
«[Occidente] cometió una tontería con esta agresión traicionera y se equivocaron si pensaron que disuadirían a Yemen de apoyar a Palestina y Gaza», enfatizó el portavoz hutí Mohammed Abdulsalam. «Yemen continúa con su postura religiosa y humanitaria y permanecerá al lado de Gaza en todo lo que pueda», destacó.
Rusia solicitó mantener este viernes una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU en relación con los ataques perpetrados por EE.UU. y el Reino Unido contra el territorio de Yemen. Desde la Cancillería rusa calificaron los ataques estadounidenses como «un ejemplo más de la distorsión, por parte de los anglosajones, de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de su total desprecio por el derecho internacional en nombre de la escalada de la situación en la región para sus propios fines destructivos».
Moscú insta a la comunidad internacional a «condenar enérgicamente el ataque a Yemen por parte de un grupo de países sin mandato de Naciones Unidas», manifestó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova.
En esa línea, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, condenó «enérgicamente» los ataques militares, indicando que las acciones de Londres y Washington constituyen una violación del derecho internacional y una «infracción de la soberanía y la integridad territorial» de Yemen.
Al mismo tiempo, Arabia Saudita expresó su «gran preocupación» por los bombardeos. «El Reino destaca la importancia de preservar la seguridad y la estabilidad de la región del mar Rojo […], pide moderación y evitar una escalada a la luz de los acontecimientos que está presenciando la región», publicó en un comunicado.
Entre tanto, manifestantes se reunieron frente a la Casa Blanca para protestar contra los bombardeos en Yemen. Los activistas exhibían carteles y ondeaban banderas iraníes mientras coreaban «Dejen vivir a Yemen» y «Manos fuera de Yemen». «¡Detengan el bombardeo de Yemen liderado por Estados Unidos! El Gobierno de Biden amenaza con desatar una guerra regional con esta represalia contra la solidaridad de Yemen con Palestina», publicó en la red social X el grupo organizador de la protesta.
La ofensiva occidental contra Yemen afectó al precio del petróleo. El del crudo Brent aumentó un 2,5 % hasta más de 79 dólares por el barril, «mientras los inversores intentaban evaluar la probabilidad de que ataques provoquen un conflicto más amplio en Oriente Medio», recoge Bloomberg.
El medio Politico indica que los bombardeos contra las posiciones hutíes «corren el riesgo de intensificar un conflicto latente en Oriente Medio» que se desencadenó tras el ataque de Hamás contra Israel. Debido a ello, el equipo de seguridad nacional de EE.UU. «ha considerado opciones para contraatacar a los hutíes en las últimas semanas, pero hasta ese momento había decidido postergarlo», publica el medio.
Sobre el operativo militar también se ha pronunciado el teniente coronel retirado del Ejército estadounidense Daniel Davis. Según sus palabras, la situación «tiene todas las posibilidades de escalar a un nivel más alto», ya que los hutíes advirtieron «que, si los atacamos en su territorio, comenzarán a atacar a estadounidenses e intereses estadounidenses en la región».
«¿Cuál es nuestro plan para eso? Este es un ataque potencial para arrastrarnos a la guerra», aseveró el experto, agregando que le gustaría obtener explicaciones desde la Casa Blanca sobre cuál es exactamente «el plan» y cómo concuerda con la ley y la Constitución estadounidenses. (Con información de RT).