TEGUCIGALPA, Honduras
(Por: Edgardo Mancía*) A finales del invierno de 2022 en Buenos Aires, Argentina, conocí a Dany Díaz. Una amiga en común nos puso en contacto, ya que Dany estaba de visita por trabajo, y me pareció una buena idea hablar con alguien de mi país.
Al encontrarnos en Plaza Serrano, una de las zonas más concurridas de la ciudad, buscamos un lugar para cenar y conversar un poco. Para mi sorpresa, descubrimos que nuestros trabajos estaban vinculados por el periodismo, la investigación y esa curiosidad por escribir historias que provengan de lo más profundo de nuestro ser.
Durante la charla, Dany me empezó a relatar su historia en Estados Unidos como estudiante, algunos detalles sobre su familia y la travesía que vivió para salir adelante en la vida. Recuerdo que al preguntarme mi edad (en ese entonces tenía 24 años), él mencionó lo mucho que le hubiera gustado tener esa experiencia a mi edad. En mi mente solo pensé: «Vivir en un país tan convulsionado como Argentina te enseña mucho en diversas formas».
Días después, Dany regresó a El Salvador, donde residía en ese momento, y quedamos en contacto. Yo le compartía algunos de mis guiones y él me enviaba algunos borradores de sus escritos.
Durante esos intercambios de borradores, tuve el placer de leer un adelanto de su libro Crónicas de lo que dejamos en la orilla, una serie de historias que relatan experiencias de una persona que proviene de la zona rural de Honduras, los entornos familiares y la salud mental. También expone como algunos personajes que conocemos en el camino se convierten en pequeños personajes caóticos que forman parte de nuestros escritos.
En Buenos Aires, escuchaba comentarios sobre cómo el arte puede ser sanador, liberador. Quizás entendí esa expresión con mayor claridad al leer algunos de los primeros borradores que me enviaba Dany. Es una de las personas más sinceras que he conocido al hablar sobre la salud mental, un tema tan complejo en Honduras debido a nuestro contexto cultural. No estamos acostumbrados a hablar de ello, pero Dany logró plasmarlo de manera muy elegante en sus escritos.
«Este libro es una colección de ensayos personales que empecé a escribir en la pandemia, cuando no podíamos viajar. Es una manera de viajar en la memoria; ocurre esto con mi tía, con quien teníamos mucho tiempo sin tener contacto. Al hablar con ella, me reveló toda esta historia de mi familia y me interesé mucho en esa laguna de información e historias», comentó Dany.
Díaz explora diversos temas, incluyendo la pérdida, la dinámica familiar, los vacíos emocionales y los secretos que caracterizan a una familia. También analiza cómo una acción puede impactar a múltiples generaciones y cómo un evento traumático puede tener repercusiones a lo largo de una generación.
«Es una manera de darle orden al caos del mundo. Para mí, encontrar un orden en lo que cuento es buscar una secuencia, una lógica, en un mundo que sin esa lógica sería demasiado abrumador».
