LO QUE SE DICE Y LO QUE NO SE DICE DE LA DEPURACIÓN POLICIAL
Ahora nos encontramos siguiendo con atención lo que parecen ser pasos firmes para llevar la justicia a los asesinos de Bertha Cáceres. Dos meses después del asesinato, la fiscalía de delitos en contra de la vida le da la razón a los familiares de Bertha y activistas del movimiento social, que dijeron desde un inicio que debía ponerse atención a las denuncias que Cáceres hizo en vida en contra de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) y comienzan a presentar las pruebas que involucran en el crimen a personal de la empresa, en complicidad con elementos del ejército y la delincuencia común.
En las redes sociales se comenta que Roberto David Castillo Mejía, Presidente de DESA, sobrino del diputado Rodolfo Irias Navas, habría abandonado el país con destino desconocido, mientras Banco Ficohsa intenta desmarcarse de la empresa hidroeléctrica sacando un comunicado en el cual dejan claro que ni los socios del banco tienen que ver con la empresa, ni los de la empresa con el banco.
Celebramos que el crimen contra Bertha Cáceres esté siendo esclarecido y desde este medio estaremos vigilantes para que el brazo firme de la ley llegue hasta los últimos responsables.
Debemos advertir, en todo caso, que los medios de comunicación y la población en general nos movemos en una suerte de va y ven mediático de casos de alto impacto, la mayoría sin concluir, como es el caso del asesinato del Director de Lucha Contra el Narcotráfico, general (r) Aristides Gonzales, en 2009, al cual se vinculó a altos oficiales de la Policía Nacional que últimamente y a causa de la presión ejercida desde la prensa nacional e internacional, han sido removidos de la institución.
Da la impresión que ya nadie recuerda ese caso. Apenas aparece en los medios de comunicación y ha quedado en puros despidos y suspensiones sin procesar a nadie judicialmente ni profundizar en los otros actores que pedían la cabeza del general Gonzales.
Si bien Omar Rivera de la comisión depuradora manifestó al inicio de la semana que «en las próximas horas el Ministerio Público procederá a presentar requerimientos fiscales en contra de los oficiales involucrados en diversos crímenes», da la impresión, por lo que se lee en los medios, que con despedir a los policías se ha hecho justicia y que solo fue una acción de manzanas podridas ligadas al narcotráfico y no un problema estructural, de una policía que en su mayoría parece estar coludida con el crimen.
https://www.youtube.com/watch?v=Ea1Gh2uVyRc
Pero hay otros actores aún que nadie menciona.
En una entrevista concedida a Radio Globo hace menos de un mes, por quien dijo haber sido el guarda espaldas y hombre de confianza del general Gonzales en sus funciones como jefe la dirección de Lucha en contra del narcotráfico, se mencionó varios elementos que no trascendieron a la prensa corporativa (sino una pequeña reseña publicada tímidamente por La Tribuna) en la cual se revela la desconfianza que Gonzales tenía para con la policía, a la cual miraba como el enemigo más peligroso por su trabajo.
Hostigamiento, amenazas a muerte, coronas y llamadas fúnebres, eran usadas como advertencia en contra del general Gonzales por parte de los que luego le quitaron la vida.
Pero el entrevistado habla más e involucra a un personaje que ha pasado toda esta crisis en una zona gris. El diario El Heraldo publicó el 6 de abril una reseña de la entrevista, en la cual omite mencionar que el entrevistado se refirió al ex Fiscal General de la República, el abogado Luis Rubí, como alguien que mantenía -según la entrevista- una tensa relación con el general Gonzales.
Dice el supuesto guardaespaldas entrevistado por la Radio Globo, que «el abogado Rubí le negó un carro blindado» al jefe de la lucha contra el narcotráfico e «hizo fiesta en su casa cuando lo asesinaron».
«Él no lo quería para nada», dice el guardaespaldas, cuya identidad se mantuvo en secreto durante la entrevista, denunciando además que los bienes que la Dirección de Lucha en contra del narcotráfico decomisaba a los narcos, eran luego hechos «perdidizos» por los hijos del Fiscal General.
«Ellos mandaban más que Luis Rubí en la Fiscalía General, ellos robaban las cosas decomisadas, saqueaban las casas, cuando nosotros hacíamos un allanamiento, después ellos iban a saquear», dice el guarda espaldas.
No podemos dar fe de la veracidad de la entrevista, eso corresponderá a las autoridades competentes quienes seguramente están en ello. Pero nos llama la atención como a todas luces coinciden las fechas: apogeo de los carteles de la droga en el caribe hondureño; asesinatos de alto impacto de figuras ligadas con la lucha en contra del narcotráfico; carteles de la policía denunciados ahora por la prensa nacional e internacional; fiscalía general de Luis Rubí y el período de su hermana, Vera Rubí, en la Dirección de la Marina Mercante, de donde, denuncia la entrevista del supuesto guardaespaldas, se libraban banderas para embarcaciones que luego eran decomisadas por la DEA.
Cuando el general Gonzales fue asesinado en diciembre de 2009, el abogado Rubí prometió remover hasta la última piedra para dar con los responsables del crimen. Eso, claro está, nunca sucedió.