San Salvador, El Salvador
Mientras el gobierno salvadoreño celebra la caída en el número de homicidios que le colocó el año pasado como el país más violento del mundo, el escepticismo crece entre los expertos del tema de violencia en El Salvador.
El año pasado, 2015, las muertes violentas superaron los 100 homicidios por cada 100,000 habitantes. En los últimos meses se redujeron de 611 en marzo a 353 en abril y 351 en mayo y en el mes de junio el número cerró con 331 homicidios, en comparación con 677 en el mismo mes en 2015.
El gobierno atribuye la caída en los números a una contraofensiva militar dura contra las pandillas del país, el despliegue de una fuerza de seguridad especial y la transferencia de los líderes del crimen organizado detenidos a una cárcel de máxima seguridad para aislarlos.
«La reducción de los homicidios se debe a la eficacia de los planes de la policía y las medidas extraordinarias por parte del gobierno, en especial dentro de las prisiones», dijo el jefe de la policía nacional Howard Cotto la semana pasada, asegurando que el aislamiento de los líderes de pandillas encarcelados hace que sea más difícil para ellos dar órdenes a sus subordinados en las calles.
Mientras, las principales pandillas (MS, 18 Sureños y 18 Revolucionarios) por su parte, aseguran que la reducción de homicidios se debe al pacto de no agresión que acordaron en marzo pasado, para tratar de reducir las muertes y enviar un mensaje para convencer al gobierno de que la represión era innecesaria.
Un alto miembro de la pandilla Barrio 18 Sureños, dijo a The Associated Press en una entrevista publicada esta semana, que los homicidios han caído a causa de que los líderes de la pandilla ordenaron a sus soldados que se retiren de la calle.
«Cuando hemos querido la guerra, hemos hecho la guerra, y en este momento no estamos pensando de esa manera», dijo, agregando que es de su interés actualmente, «resolver las cosas de una manera diferente».
Expertos en seguridad aseguran por su parte que incluso si en el 2016 se redujera la taza de homicidios a la mitad, en comparación con el 2015, El Salvador seguirá en el top 10 de los homicidios de cualquier país que no está en guerra abierta.
José Miguel Cruz, especialista en crimen organizado salvadoreño en la Universidad Internacional de la Florida, dijo que el hecho de que las bandas están comportando de forma menos agresiva puede sugerir sólo que ellos están tratando de mantener un perfil más bajo, no es que el gobierno ha ganado la batalla. También se preocupa de que el período de calma en la violencia podría ser fugaz.
«Me temo que esto es temporal», dijo Cruz, advirtiendo que «eso va a durar hasta que las bandas encuentren otra manera de enfrentarse al gobierno».
Anteriormente las tres pandillas habían acordado un pacto con el presidente Mauricio Funes en 2012 y aunque miembros de la administración de Funes aseguraron que tal pacto no existía, un funcionario de su gobierno dijo a AP que la tregua era un asunto de la política del gobierno y el ex presidente y gabinete de seguridad aprobó una estrategia que permita mediadores para negociar con los representantes de pandillas dentro y fuera de las cárceles.
Actualmente la fiscalía del país centroamericano investiga a miembros del gabinete de Funes por haber negociado la tregua con las pandillas. El 3 de mayo ordenó la detención de 21 personas presuntamente implicadas en la negociación de la tregua, incluyendo ex funcionarios de nivel medio. Los fiscales dijeron que eran sospechosos de delitos tales como la introducción de artículos ilegales en prisiones y asociación ilícita en su contacto con los miembros de la banda.