Por Julia Herrera
Para contextualizar conceptualmente el bullying entrevistamos a Jerson Cárcamo, psicólogo, catedrático de la UNAH, con experiencia en Derechos Humanos y de la niñez. Según Cárcamo, el bullying es una de las muchas manifestaciones de la violencia escolar.
Aunque la violencia escolar tiene diversos actores, diversas expresiones, una de las más específicas y más comunes, es el bullying o acoso escolar, que se exterioriza como una situación, primero violatoria de los derechos de los niños y niñas, y segundo que quebranta muchos aspectos del desarrollo psíquico de estos.
«Entre ellos la seguridad, la posibilidad de establecer relaciones sociales con sus padres de manera horizontal y sobre todo de atención. Estos niños y niñas victimas de bullying tienden a desarrollar menos la capacidad de afirmarse en relación con otros, estos tienen a ser más seguidores, reservados, mas inhibidos, más introvertidos, y aunque esto puede ser producto de otras condiciones, sin duda la situación de acoso escolar lo potencia», nos cuenta Cárcamo.
Luego le preguntamos sobre las diferencias entre el bullying y el cyber bullying. Cárcamo nos contestó que otra manifestación de violencia escolar es el cyberbullying, que se hace en un entorno no tan tangible. Mientras que el acoso escolar o bullying se desarrolla en espacios reales, generalmente la escuela, el cyberbuylling no está circunscrito a un espacio específico y entonces los canales para que se suscite pueden ser desde las redes sociales, facebook, instagram, etc., hasta lo más común que son los mensajes del celular, que pueden ser a través de whatsaap o mensajes de texto; es decir, a través de canales dependientes específicamente a las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación, TICs.
—¿Pero cuál es la más común?, le preguntamos.
«Yo diría que ambas, aunque depende de por ejemplo del acceso de los niños a las TICs, no todos los estratos sociales lo tienen, seguramente es más común en ciertas poblaciones el acoso en la escuela, donde un niño rudo, de contextura corporal más desarrollada identifica (porque el bullying tiene direccionalidad) un perfil de niños que difícilmente puede oponerse o hacer resistencia, mostrar actitudes de defensa o de freno a esa actitud, ese es el más común en algunas comunidades», contesta y prosigue: «Cuando los niños pueden llegar a tener acceso a un teléfono con acceso a la internet o una computadora con internet para acceder a redes sociales se abre la puerta para el cyberbullying, yo diría que ambos son igualmente comunes pero en poblaciones diferentes y esto sin duda esta supeditado al acceso a las TICs y a los medios».
Sobre los actores que participan en el bullying además de las víctimas, Cárcamo explica: «Los niños que hacen bullying son niños que hacen vínculos sociales a través de la intimidación, son niños que han estado previamente en contextos violentos, recordemos que en la violencia existe un factor casi determinante que es de aprendizaje social, donde la violencia, la intimidación, la anulación, son mecanismos, digamos, viables o legitimados en la familia».
Según lo definió Cárcamo en la entrevista, los niños que hacen bullying tienden a ser niños que además de tener este historial, son toscos. Generalmente son niños de más edad que la víctima, o han logrado un desarrollo físico más grande o avanzado que el de los otros que son todo lo contrario a ellos.
Pero el acosado y el agresor no son los únicos actores en una situación de acoso escolar, existen otros actores que también participan de esto: Los espectadores. El bullying no es posible sin que haya un refuerzo para quien ejerce el bullying o acoso escolar.
«Es decir si yo soy el niño que hace bullying, además de tener una víctima a quien acosar, a quien hacer sentir mal, a quien ridiculizar, a quien humillar o quien golpear; necesito que alguien se ría de él cuando yo lo hago, entonces aquí los espectadores, en la gran mayoría de ocasiones, juegan un papel que refuerza y podrían no reforzar o reforzar negativamente a quien hace bullying», aclara Cárcamo, para continuar diciendo: «Y es un sector de la comunidad escolar que no se trabaja en las estrategias de prevención o abordaje del acoso escolar, y que ha estado allí como flotando. El cómo llegar a estas personas que no son víctimas, que no son agresores, pero que están en medio, están en torno a ellos y que fortalecen la recurrencia de los comportamientos como este».
«La violencia es aprendida, la violencia es cíclica, la violencia, por lo menos en el caso de los seres humanos, tiene un componente de aprendizaje vicario o social». Comienza por explicar Cárcamo, cuando le preguntamos si la aseveración “El niño que recibe bullying termina por infringir bullying” es cierta.
«Seguramente un niño que haya sido en una etapa de su vida víctima de bullying crecerá, tendrá más fuerza y se sentirá en la posición de atacar a niños que son más pequeños. Por eso los comportamientos cíclicos se rompen a través de la formación y la convivencia», continuó. Otro factor importante a tomar en cuenta, según Cárcamo, es el trabajo con los padres: «En la escuela se pueden hacer esfuerzos que pueden ser desbaratados en las casa si los niños siguen regresando a entornos violentos», afirma.
Sobre prevención del bullying Cárcamo nos explico que aunque el bullying existe topográficamente en las escuelas o en las redes, tenemos que ver el tipo de poblaciones donde se manifiesta. Si lo vemos del lado de las victimas, las escuelas tienen que tener siempre mecanismos de queja y denuncia, los mecanismos de convivencia pacífica en las escuelas tienen que ser más que reglamentos. Estos son generalmente hechos por adultos sin participación de los niños, por ende no son acordados, no son socializados, están olvidados y nadie los conoce.
«Lo otro sería llevar a vivenciar a los niños comportamientos basados en la paz, y a cultura de paz en las escuelas, que es mucho más de definir que es una cultura de paz, es fomentar comportamientos que procuren convivencia basada en el afecto, en el respeto, es otra de las cosas que hay que fortalecer», prosiguió.
«Y fíjate que hay una cosa que solo se ha hecho creo yo en el marco de la violencia contra las mujeres y es atender a quien es victimario, que siempre lo vemos como el que no necesita ayuda sino que necesita castigo y no es así, siempre tenemos tendencia a amar a las víctimas y no nos damos cuenta que estos seguirán en la misma situación si no se hace un abordaje que corte o más bien de trabajo del comportamiento violento», afirmo Cárcamo y continua: «El abordaje que yo propongo es el del victimario, el niño que hace bullying, porque ellos tienen una historia que en consonancia con otros factores produce el acoso, entonces a ellos hay que trabajarlos con todo lo que ellos tienen detrás».
La prevención tiene que ser en el nivel central, las políticas educativas del nivel central de la Secretaria de Educación, los espacios no formales deben generar el currículo formal, la carta educativa a la que van a ser sometidos todos los niños y niñas debe tener en cuenta la convivencia pacífica y respeto por la alteridad. A un nivel intermedio, regional, departamental, es necesario identificar las necesidades de cada población, primero reconocer la existencia del suceso. Y a nivel de la escuela lo más importante es la gestión de espacios seguros y mecanismos de encuentro. «La víctima no debe ser separada del victimario, al final lo restaurativo es reconstruir lo que se quebrantó por lo que yo hice, pero a cada acto generalmente tenemos una lógica restrictiva de castigo», afirma Jerson Cárcamo.
A nivel central, intermedio y escolar es necesaria la generación de evidencia. La academia tendría que hacer más estudios para hacer propuestas. La secretaria de educación debe investigar más, perfilar al niño que acosa, al niño que es acosado, cual es el perfil de la familia del niño acosador, cual es el perfil de las escuelas donde se da.
«El otro tema son los medios. La educación informal es la más cotidiana y la menos regularizada, y no tendría que serlo porque nos ponemos en un contexto donde la libertad de expresión es tan legítimo como la integridad. Los medios deberían tener un acuerdo ético porque ellos juegan un papel importante en la formación de los niños y niñas, la formación de las cosas o en la normalización de las cosas. Hay que vincular a los niños con los medios, acordar una agenda no de que la prevención sea evitar que me hagan bullying, sino la prevención vista desde yo me empodero de mis derechos para poner un freno a cualquier cosa que violente mis derechos», manifiesta Cárcamo. .
Al final, la familia. Las familias protectoras crean niños fuertes, las familias amorosas tienen niños capaces de amar, las familias que lo reconocen al niño, que lo crían basados en el afecto, son familias que dan a la sociedad niños capaces de ser afectuosos y de resolver las diferencias sin violencia.
La prevención debe ser vista como algo integral, como asunto de derechos. El acoso escolar quebranta el derecho del niño a sentirse protegido, seguro, con su integridad física, moral.
«Muchas veces un niño que ha llegado a un comportamiento de quebranto total puede llegar a tener comportamientos que lo lastimen a sí mismo», declara con preocupación Cárcamo.
Para cerrar Jerson Cárcamo enfatiza que el bullying deja marcas psicológicas que laceran y destruyen y que la violencia es un asunto de orden público que debe abordarse desde donde todos podamos participar.
Entrevistamos a Marvin Cárdenas (diseñador) y Cristian Peña (desarrollador de aplicaciones), unos jóvenes muchachos quienes crearon una App llamada No más bullying.
Cristian comienza por contarnos que Marvin y él se conocieron en la Starp Up donde trabajan, llamada People Conection, y que por la experiencia de Marvin con el bullying y las noticias que había en los medios notaron que el bullying es un problema en la sociedad.
«También veíamos en las redes sociales que molestaron a este o golpearon al otro y que hasta han llegado a hacer daño físico a los niños y a los jóvenes» nos cuenta Cristian. «Observando también, muy común, el cyber bullying».
Marvin agrega que en las noticias vieron el año pasado que un joven llegó a golpear a otro con un bate de béisbol. Entonces fue cuando se dijeron: «Estas noticias son graves, hay que hacer algo, hay que levantar la voz».
Acerca de la experiencia Marvin con el bullying, fue más como una práctica general durante todo el colegio en el Instituto Hondureño Evangélico Virginia Sapp.
«En la escuela eran más juegos de niño y ese tipo de cosas, pero en el colegio es cuando uno se pone más sensible. Entonces en esos momentos combinado con cuestiones de pubertad y todo eso, siempre había personas que intentaban mostrar su poder sobre mí y otras personas. Entonces esas situaciones eran las que ocasionaban peleas o simplemente me molestaban bastante», comienza por decirnos Marvin.
«Hubo una ocasión en que estaba en el aula porque yo normalmente me quedaba allí a comer, no me gustaba mucho salir, entonces llego un compañero de mi misma clase y como yo en primero de ciclo ya había desarrollado bastante bello facial, me empezó a molestar con palabras hirientes. Me comparaba con un personaje de caricaturas llamado Sam Bigotes. Fue tan escandalosa la forma en que me molesto que llego a oídos del consejero del colegio, quien se molestó mucho con mi compañero y nos hizo una intervención en su oficina. Luego todo el colegio se enteró y aunque hubo muchos más roces, esta es una de las ocasiones que más recuerdo», continuo Marvin.
La App que Marvin y Cristian han creado consiste en una especie de comic interactivo. A Marvin le gustan los comic porque es ilustrador y cree que a los jóvenes también les gusta el comic; entonces tuvo la idea de mezclar una dinámica interactiva de enseñanza con ilustraciones girando todo en tormo a la temática de bullying. Ambientaron distintas historias en la escuela, el colegio, en parques, diferentes espacios donde puede ocurrir el bullying. Uno de los personajes principales de la App es “Kevin”que es víctima de bullying y está basado en la personalidad de Marvin. Es un chico que prefiere estar en el aula o la biblioteca y por eso algunos de sus compañeros piensan que deben molestarlo.
Los chicos me muestran, por ejemplo, una escena en donde los usuarios tienen que encontrar la situación de bullying en el medio de otras situaciones que suceden al mismo tiempo. Algo parecido al juego Como encontrar a Waldo. Luego si el usuario acierta, pasa a la siguiente página y realiza otras actividades.
Los chicos advierten que quieren hacer una App no solamente de entretenimiento sino también educativa. La idea es agregarle información introductoria y apoyarse en las redes sociales para que esto no se quede en una App sino que también forme un movimiento.
Cristian dice que lo que quieren lograr es conciencia de que todos somos iguales, porque la sociedad hace barreras por las diferencias. «Diferencias culturales, de raza, religión, y eso se mira muy mal, porque al final todos somos iguales», afirma. Explica que uno de los objetivos de la App es mostrarle a las personas que no es necesario creerse más que otro y luego afectar a los demás de forma negativa. Recalca que todos tenemos problemas personales en la casa con la familia y es terrible que uno salga de su casa, vaya a la escuela y todavía reciba bullyin. «Ese bullying lo que está haciendo es destruyendo a la persona», nos dice Cristian.
Ya para terminar la entrevista Marvin aclara que la App también trata de ser un identificador para los que sufren bullying, porque estas personas generalmente se sienten solas contra toda su clase o curso. Por eso los personajes de la App están basados en personajes de casos reales que han visto en las noticias y las redes sociales.
«La idea también es crear una comunidad de ilustradores, personas que hayan infringido bullying y estén arrepentidas, víctimas de bullying, personas que den soporte al proyecto», concluye Marvin.
Carlos Andrés Acosta, Director Comercial de People Connection, dice que los muchachos llevan cuatro meses trabajando solo en la App, pero que todavía no la han lanzado por la diversidad de proyectos que están realizando la Start up en este momento.