¿Cuántas son las personas en lista de espera para un trasplante de riñón? el grupo demográfico afectado con insuficiencia renal asiste religiosamente a sus tratamientos de hemodiálisis en las fechas y horarios establecidos, para prolongar su vida, ya que las listas de trasplantes son de alguna forma infinitas; luego está el problema de carecer del dinero para pagarle a un tramitador o corredor el precio que les piden para practicar el trasplante sin listas de espera y en lo que podría ser la Meca del turismo medico de trasplantes o el tráfico de órganos cuasi legal. Las redes de tráfico de órganos no son un cuento de SyFy y tampoco lo son los casi $ 100,000 que se paga, principalmente por ciudadanos de origen israelí y europeo.
La historia comienza en el 2014 en Costa Rica, el turismo médico en la región centroamericana carece de los protocolos de seguridad y legalidad que en otros lugares son más estrictos, según la información del NY Times:
El vasto mercado incluye a los Estados Unidos, donde los fiscales federales en Nueva Jersey ganaron la primera condena por corretaje ilegal en 2011.
Este tipo de turismo o tráfico de órganos es una red mundial, los precios para los donantes (vendedores) oscilan entre los 5 mil dólares hasta 20 mil, los trasplantes se hacían en clínicas privadas de Costa Rica bajo el radar de las autoridades competentes. El precio de los trasplantes según dato del NY Times era de 175.000 dólares. La red operaba con ayuda del doctor Francisco José Mora Palma, especialista en riñones quien se encargaba de supervisar los trasplantes. Esta opción aunque ilegal y muy costosa -para muchos- es la mejor alternativa, aunque contradictoriamente se salva una vida a expensas de arriesgar dos vidas la del enfermo y la del “donante” que recibe un pago nada simbólico y en dólares.
“Los donantes vivos representan alrededor del 40 por ciento de los aproximadamente 80.000 trasplantes de riñón realizados en todo el mundo cada año, según la W.H.O.”
Los riñones de donantes vivos también son preferidos porque tienden a durar más tiempo. La Declaración de Estambul representa un hito histórico para lograr el objetivo de instituir y difundir un marco ético y legal que rija la actividad trasplantológica internacional. Dicha declaración afirma que el tráfico viola «los principios de equidad, justicia y respeto a la dignidad humana» y debe ser prohibido.»
La semántica se ha encargado de hasta cierto punto permitir y legalizar -de cierta forma- está practica. La red que operaba en Costa Rica tenía a su servicio a un grupo de abogados que preparaban los documentos que los “donantes” firmaban a cambio de un pago, el que los implicados negaron que hubo. En los Estados Unidos, el número de trasplantes de riñón se ha mantenido estático durante una década en 16.000 a 17.000 al año. Durante el mismo período, la lista de espera de riñones de donantes fallecidos casi se ha duplicado, pasando a 100.000 este año. El tiempo medio de espera para un adulto es más de cuatro años, y más de 4.000 mueren esperando cada año.
El problema de salvar vidas se convierte en una cuestión ética, ¿se puede pagar un precio para seguir vivo? Pero, cuando un grupo se aprovecha de esas circunstancias para acaparar un mercado de turismo medico y reconstruirlo como una sofisticada red de tráfico de órganos disfrazado de filantropía. Los casos de las personas que pudieron comprar un riñón de un donante vivo son en su mayoría de Israel y Europa. Los expertos indican que China, Egipto, la India, Pakistán, Sri Lanka, Turquía, Europa Oriental y las antiguas repúblicas soviéticas son puntos críticos para el tráfico de órganos. Pero los trasplantes ilícitos usualmente no son detectados a menos que haya un error quirúrgico o una disputa de pago. Las acusaciones son frustradas por falsas declaraciones juradas, leyes desdentadas y falta de cooperación internacional, particularmente en lo que respecta a la extradición.
Aparte del Dr. Mora, la fiscalía de Costa Rica acusa a los urólogos Fabián Fonseca Guzmán y Massimiliano Anunzia Mauro Stamati, y el especialista vascular periférico Victor Hugo Monge, además de un ciudadano de nacionalidad griega, Dimosthenis Katsigiannis Karkasi, quien desde su pizzería cerca del hospital encontraba posibles «donantes» con problemas financieros para vincularlos con los médicos de la red. La operación fue interrumpida en el 2013 con la detención de los cinco hombres bajo de sospecha de haber realizado ilegalmente unos 14 trasplantes de riñón. Las penas de ser encontrados culpables van de los 10 a los 16 años de cárcel.
La red en Honduras
Las alarmas se encienden al rescatar a una hondureña en Toledo, España, a la que le detectaron un tumor inoperable según el diagnóstico de una clínica privada de San Pedro Sula. En esa clínica una enfermera le recomendó a un especialista de origen indú, de apellido Banerji, quien le recomendó viajar a España para comenzar el tratamiento. La hondureña, de la cual se omite el nombre por razones de seguridad, realizó el viaje pero, ella ya era víctima de una red de tráfico de órganos. Aún la investigación no vincula la red que operaba en Costa Rica con este caso pero, la investigación continúa, ya que la hondureña fue rescatada junto con mujeres de Belice, Panamá, Nicaragua y por supuesto Honduras; en su testimonio asegura que vio morir a dos personas luego de ser inyectadas. La mujer estando secuestrada reveló que estaba embarazada lo que la ponía en un peligro mayor, porque si nacía un varón los mataban a los dos, de nacer niña solo la matarían a ella y la niña sería vendida al cumplir 6 o 7 años para prostituirlas.
El Ministerio Público de Honduras inició la investigación de oficio de este caso desde el 2014.
Fuentes originales en inglés: