CRÓNICA PARLAMENTARIA
Un turbulento regreso al hemiciclo vivieron nuestros honorables padres de la patria esta semana, en el que las pasiones personales y de partido se vieron enfrentadas con los compromisos suscritos con dirigencias y poderes fácticos. A pesar de las «trompadas» y los epítetos misóginos que crisparon los ánimos dentro de la cámara, nuestros diputados apenas sesionaron menos de seis horas en toda la semana.
El martes la sesión comenzó faltando quince minutos para las seis, con el protocolo religioso acostumbrado, para luego pasar a la discusión en primero y segundo debate de varios dictámenes. Sin embargo, la sorpresa de la noche vino después, cuando vía correspondencia del Poder Ejecutivo se introdujo al pleno el proyecto de Ley de Colaboración Eficaz, que desde el 2017 había sido sometido para su dictamen al Congreso Nacional por los diputados Osman Aguilar, del Partido Liberal, David Reyes, del PINU-SD, y Jorge Cálix, de Libertad y Refundación. La introducción del proyecto de ley llamó la atención considerando que se dio después de la visita el día lunes de la Subsecretaria de Estado de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Kimberly Breier, cuyo objetivo era la discusión del fortalecimiento de la lucha contra la corrupción en Honduras, con énfasis en la gestión de la MACCIH.
De inmediato se nombró una comisión especial para el dictamen, presidida por Mario Pérez, ex secretario del Congreso Nacional y uno de los diputados más ubicuos en las comisiones ordinarias y especiales del legislativo. Acompañándolo estaban dos de sus paisanos, el nacionalista –y denunciado por el Consejo Nacional Anticorrupción como miembro de una red de corrupción– Rolando Dubón y el diputado de Libre Edgardo Casaña, además de los nacionalistas Raúl Bulnes y Francisco Rivera. Luego se continuó con la discusión de varios dictámenes, dentro de los que se aprobó una condecoración a la embajadora saliente de México en Honduras, Dolores Jimenez, y la declaración de campo Lempira-Reina como patrimonio cultural nacional. Tras la presentación de unos pocos proyectos de ley, la sesión se suspendió.
El miércoles la sesión comenzó después de las seis de la tarde con la lectura y aprobación de varios dictámenes, mientras que en la parte de afuera la bancada de Libertad y Refundación realizaba un mitín político contra la aprobación del dictamen de la Ley de Reestructuración de Salud y Educación, «suspendido» el lunes por el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva. Al cabo de aproximadamente una hora y media, la sesión se suspendió.
Pasados más de quince minutos después de mediodía inició la sesión del pleno del Congreso Nacional el jueves, con una pobre presencia de diputados en todas las bancadas. Mientras la junta directiva esperaba que se rellenara un poco más la cámara, los diputados tuvieron el espacio para presentar sus mociones y proyectos de ley. Luego de varias participaciones, la junta directiva anunció que la comisión dictaminadora de la Ley para la Reestructuración de Salud y Educación retiraba el dictamen anterior, puesto que en la mañana el Secretario de la Presidencia, Ebal Díaz, entregó una nota para retirar el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo. No obstante, de inmediato introdujeron un nuevo dictamen donde se eliminaba el primer artículo, y tras las moción de dispensa de debates solicitada por el presidente Mauricio Oliva –quien el lunes afirmaba que se suspendía la discusión de esta ley–, se procedió a la aprobación en único debate del nuevo dictamen.
La jugada tomó totalmente por sorpresa a la bancada de Libertad y Refundación, que no contaba con la presencia de Carlos Zelaya y Jorge Cálix, las autoridades de bancada, y que al parecer había estimado que las acciones frente al hemiciclo legislativo –tras la «suspensión» anunciada por Oliva– eran suficientes. La reacción, por lo tanto, fue visceral y desesperada: los diputados se precipitaron hacia las curules de la junta directiva, donde legisladores del Partido Nacional y de Libre se enfrascaron en contiendas verbales. Luego que el secretario del Congreso Nacional, Tomás Zambrano, espetara el misógino comentario, «Parecés niña llorando,» al diputado Jari Herrera por sus reclamos, éste alargó su mano por sobre la curul, le arrebató el documento que contenía el dictamen y lo rompió. Mauricio Oliva, entretanto, observaba divertido la revuelta de los diputados, mientras Zambrano leía el nuevo dictamen. Sergio Castellanos, protagonista habitual de este tipo de eventos, intentaba arrebatar el micrófono a Zambrano, pero se encontraba con que la mano del diputado nacionalista Walter Chávez le impedía el paso, provocando un extraño golpeteo que dejaba un ritmo impregnado en la gritolera. Durante todo el enfrentamiento, varios diputados liberales aprovecharon para esfumarse del hemiciclo y no figurar ni en la votación ni en la escaramuza.
Finalmente, el dictamen fue aprobado en su totalidad por la bancada nacionalista y votos a favor de otros partidos minoritarios, ante las risas levemente sorprendidas de la junta directiva y el escándalo de los gritos, que menguaba poco a poco. Mauricio Oliva entonces fijó orden del día para el lunes 29 de Abril y cerró la sesión. A ver qué nos depara la próxima semana.
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