«LOS DESEMBOLSOS NUNCA SE DETUVIERON CUANDO LA CRISIS» GABRIELA NÚÑEZ.

ALG26 junio, 2019

Gabriela Núnez inició en la política como viceministra de Finanzas durante el gobierno de Carlos Roberto Reina, cuando Manuel Zelaya era ministro del FHIS. Luego sería Ministra de Finanzas en el gobierno de Carlos Flores, cargo en el cual cultivaría muy buenas relaciones con los organismos internacionales de crédito. En 2005 participó en las elecciones internas como candidata a la presidencia logrando colocarse en el tercer lugar en la contienda, después de Jaime Rosenthal Oliva. Al lograr la presidencia Manuel Zelaya, fue nombrada como Presidenta del Banco Central de Honduras, un puesto que ella considera fue pensado para aislarla políticamente. Todos los jefes de corrientes internas en el partido, y los hijos de las figuras históricas del liberalismo tuvieron un puesto en el primer año de Manuel Zelaya, algo que podría considerarse como un esfuerzo por ganar legitimidad entre el liberalismo que para entonces iniciaba su resquebrajamiento interno.

Núñez nos recibió en la colonia La Reforma, en la casa de su padre Amado Núñez, también un líder del partido Liberal durante el gobierno de Ramón Villeda Morales. Con ella hablamos de su trabajo en el Banco Central, su retiro prematuro del cargo a dos años de haber sido nombrada y el por qué decidió integrarse al gobierno interino de Roberto Micheletti a partir del 29 de junio del 2009, luego del golpe de Estado. Según ella, la ausencia de un presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República por segundo año consecutivo, que el presidente Zelaya usaba como arma política en contra del Congreso Nacional, fue lo que la motivó a participar en el gobierno de facto de Micheletti.

«Si hablamos del previo al 2009, cuando se dan los resultados de las elecciones primarias, apoyé directamente a Mel, que lo había conocido desde los tiempos del FHIS, primero con el doctor Reina y luego con don Carlos Flores y tuve la oportunidad de trabajar con él. Ya en la campaña, que es otro escenario en el cual la política de hoy en día no se compara con aquellas luchas democráticas al interno del Partido Liberal y supongo también en los demás partidos.

Yo no quería integrar el gobierno de Mel Zelaya porque por el resultado de esas elecciones, yo iba a ser la persona encargada de la juventud en el partido. Eso según el resultado de las elecciones internas. Pero me pidieron que participe en la presidencia del BCH. No fue una decisión fácil. Soy economista y me formé en el BCH desde que me gradué y cualquier economista diría que llegar a ser presidente del BCH es como para los abogados llegar a ser magistrado de la CSJ. Hubo mucho interés de varios sectores para que yo fuera al BCH porque ya conocían mi papel en Finanzas durante el gobierno de Carlos Flores y querían a alguien conocido y confiable. Yo finalmente accedí. Mel me dijo que su compromiso político era que Edwin Araque fuera presidente del BCH pero que si yo aceptaba que fuera vice presidente y yo le dije que sí, que con gusto, que conocía a Edwin y que lo conocía desde la universidad. Él fue mi vicepresidente, trabajamos juntos. En algún momento él se fue con permiso a la Empresa Nacional Portuaria como gerente.

Debo reconoce que Mel me dejó trabajar como Presidenta del Banco Central, que la institución tuviera la autonomía para definir las políticas monetarias del país y confió en mí durante ese período. Yo pude trabajar en bien de la institución y la economía del país, a tal grado que el año 2007 ha sido el único año en la Historia de Honduras en donde el BCH ha tenido utilidades y la ley dice que esas utilidades deben transferirse a la Tesorería General de la República y así se hizo, al rededor de 180 millones de lempiras.

Había una buena gestión interna, alineamos la tasa de interés a los niveles reales de la inflación y el interés bancario bajó sustancialmente al punto que Mel una vez me preguntó cómo había hecho. Yo le dije que había sido un trabajo de acuerdo a la situación del país. Esos dos años fueron los de mayor crecimiento de la economía del país. A parte de la reducción de la deuda se dinamizó la economía bajando la tasa de interés, dejamos de colocar bonos, permitimos que la liquides que estaba en el mercado no fuera a títulos de inversión del BCH sino que fueran directamente a la economía.

Para el 2008 yo ya venía oyendo que el Presidente iba a destituirme. Yo le dije que estaba bien, pero que me dejara los dos últimos meses del año para terminar el programa monetario y luego yo me retiraría, aunque en realidad él no podía destituirme porque la ley orgánica del banco ya establece los pasos para destituir al presidente del BCH y establece las causales. Eso se lo dije en una reunión privada esa tarde en Casa Presidencial. Para mi sorpresa es que en la noche escucho en un medio de comunicación que me había destituido.

Mel dice que me despidió del cargo porque perdió confianza en mí, pero lo cierto es que esos dos años fueron los mejores de la institución. Fue una decisión política, que solo pude comprender con el tiempo. Una o dos semanas después vino Hugo Chávez al país.

Mel me había pedido ya que yo integrara algunas comisiones para ir a Venezuela a ver el tema de Petrocaribe y yo le dije que no podía, porque la misma ley del BCH dice que el presidente del Banco Central no puede cumplir funciones en ninguna otra institución. En el pasado eso se podía, el presidente del BCH formaba parte de la junta directiva de Hondutel, del IHSS, pero eso cambió y ya no se puede luego de una reforma que se dio en toda América Latina. Yo no podía formar parte de ninguna comisión, mi rol era ser asesora financiera del Estado y únicamente eso.

Ya cuando cambió la situación política (la destitución de Manuel Zelaya del cargo) y fui a Finanzas me pude enterar de fondos que ingresaron de bancos de Venezuela, del dinero que salió del BCH que si yo hubiera estado allí no hubiera dejado que pasara. Yo no iba a permitir por ejemplo que entraran donaciones al gobierno en donde la firma para ejecutar fuera la del Presidente de la República. Eso nunca se ha hecho, siempre son las instituciones beneficiarias las que tienen el registro de la firma. Había por ejemplo el depósito de un millón de dólares que entró al BCH proveniente de bancos de Venezuela, y así salió también dinero en efectivo que solo lo hubiera podido autorizar el presidente del BCH, y yo no hubiera autorizado eso. Yo no convenía en ese puesto para ese momento».

Luego de salir del BCH, Gabriela se mantuvo al margen de la política en el país. Ella afirma que no tenía posibilidades políticas para competir contra Roberto Micheletti y Elvin Santos en las internas de 2008. En lo que sí se manejó crítica, afirma, es en lo referente a la falta de un Presupuesto General de la República.

«Incluso hable con Rebeca Santos, le dije que su función era cumplir con el Presupuesto General de la República. Que haya un desfase o que no tengan claro cuales son los ingresos, no la exime de la obligación constitucional. El presupuesto de la República es la estimación de egresos en base a los estimados de ingresos que llega del Banco Central y un máximo de gastos. La ausencia de un presupuesto lo que permitió fue hacer uso de los fondos de la tesorería de la república sin imputación presupuestaria. Eso quiere decir que se sacaba dinero de la tesorería sin decir para qué era, hasta después se liquidaba. Qué se hizo con ese dinero, no se, porque no hay registro.

El domingo 28 de junio por la tarde yo recibí la llamada del licenciado Saavedra que me dijo que me iban a llamar para que les ayudara con el tema del presupuesto. Yo no sabía qué estaba pasando, acepté porque mi papel iba a ser ayudar con el presupuesto y eso es algo que tengo capacidad para hacer. Ya había hecho yo siete presupuestos antes y estaba capacitada para eso.

Yo le pregunté a mi papá si debía aceptar. Él me dijo que no, pero yo creía que podía ayudar a salir de la crisis. Era para eso que me había formado.

Al día siguiente me llamaron, yo me sentí una ciudadana dispuesta a servir con lo que yo se. Fui a finanzas y pedí los saldos de las cuentas. Fue un gran reto porque casi no habían fondos disponibles, eso porque el país tenía ya casi tres años de no tener acuerdo con el fondo monetario y eso significaba no tener recursos para cerrar la brecha fiscal. Los fondos del FMI son para reforzar las reservas internacionales pero abren la puerta para que el Banco Mundial desembolsara los fondos para apoyo presupuestario. Al estar eso cerrado, sucedió que el país tomaba más crédito interno y no tenía la liquidez para trabajar. A eso súmele el aumento a los precios de la materia prima, el aumento a los precios del petróleo, más la crisis financiera que se dio en 2008. Todo eso repercute en lo que encuentro cuando llego a finanzas en 2009.

Hay que reconocer que un país puede vivir sin un acuerdo con el FMI, pero para eso se requiere que el país tenga ordenadas las finanzas públicas. Debe existir congruencia entre política económica y gasto fiscal, no permitir el BCH que el gobierno gaste sin límites, esa es su función. 

Armé los equipos, cambié el esquema de preparar un presupuesto porque normalmente las instituciones lo preparan y lo envían a finanzas, allí se revisa y vuelve a las instituciones. Aquí era como un acto de emergencia. Armamos los equipos y los presupuestos se armaron desde la secretaría de finanzas para terminar el 2009 y se quitaron muchas normativas, se quitó eso de sacar de la tesorería sin imputación presupuestaria. Se eliminó la facultad de sacar efectivo por parte de las instituciones, lo más que se podía sacar eran 250,000 lempiras por mes porque sí es cierto a veces se requiere sacar efectivo para pagos menores, pero no 30 o 40 millones de lempiras.

Durante los 6 meses del gobierno de Micheletti incluso cumplimos con la deuda de Petrocaribe y con toda la comunidad internacional en honrar la deuda, aun cuando no venían desembolsos.

Durante esa crisis de 2009, antes del 28 de junio, las alcaldías se quejaban que no habían tenido transferencias durante seis u ocho meses. No se había asignado presupuesto para el TSE para las elecciones de noviembre de ese año, porque no había presupuesto para las elecciones. Tuvimos que cumplir con un montón de obligaciones millonarias de gente que se había despedido, enfermeras, médicos, gente principalmente del sistema de salud. Tratamos de ordenar un poco las obligaciones que teníamos y que las instituciones pudiera trabajar.

El sector privado apoyó la crisis, pagaron sus impuestos incluso  antes de tiempo. En diciembre se les llamó a varias empresas fuertes contribuyentes y se les pidió el pagó por adelantado, ellos colaboraron. No se solicitó créditos interno. El gobierno se mantuvo con los recursos con que contaba, priorizando los gastos. Aquellos gastos grandes que había como publicidad, que no aparecía registrado en el presupuesto de la presidencia, aparecía en finanzas.

Solo en publicidad en 2008 se gastó casi 400 millones de lempiras no aparecidos en el presupuesto de la República pero sí en la de finanzas. La comisión de la verdad tuvo acceso a esa información y se le entregó a la Contraloría General de la República, porque son ellos los responsables de las investigaciones por corrupción.

No podemos decir si hubo o no corrupción durante esos meses en el gobierno de Mel, porque no había imputación presupuestaria. Cuando salen fondos de la tesorería sin imputación presupuestaria usted no sabe a dónde van. Hubo sí, un mal manejo administrativo al no definir claramente el destino de los fondos del estado.

En algún momento se conversó que Mel podía volver, que podía ser restituído. Se me acercó la comunidad internacional para preguntarse si yo aceptaría seguir en Finanzas en caso de que Mel vuelva (porque se pensaba en restituir a Mel pero con gente eficiente al rededor), él decidiría si yo seguía allí o no. Pero de la comunidad le habían dicho que de volver, él tendría que tenerme allí para resguardar las finanzas públicas. Yo no sabía si él quería eso o no. Es lo que se hablaba.

Todo apuntaba a que Mel buscaba mantenerse en el poder. Todos una vez allí buscan quedarse en el poder», afirma Gabriela, reconociendo que haberse involucrado en el gobierno de Micheletti tuvo consecuencias políticas y personales.

«Aunque fui la última que me quitaron la visa, me dijeron, usted es la última pero cuando la devolvamos será la primera, y así fue. Pero esos 14 meses sin visa me afectó, porque yo no podía viajar y tomar contratos con el BID, con el PNUD.

Pienso que en la Embajada de Estados Unidos sí tenían el ánimo de resolverlo lo más rápido posible. Los desembolsos de la cuenta del milenio, por ejemplo, nunca se detuvieron. Siguiendo desembolsando, igual que otros cooperantes, la ayuda a Honduras no se paró. Lo único que teníamos que hacer era no decirlo, porque eso habría generado reacción al otro grupo. Hubo proyectos que si se pararon, pero lo más vital no se paró».

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