TRES HORAS EN GRACIAS

Apenas tres horas duró la sesión del Congreso Móvil en Gracias, Lempira, de nuestros honorables diputados, ya que el temor a los silbatos y las bengalas de la bancada del Partido Libertad y Refundación limitaron a la junta directiva únicamente a la agenda propuesta antes de la suspensión del receso legislativo, donde se aprobaron –con votación a mano alzada de los diputados de las bancadas del Partido Nacional, Partido Liberal y demás partidos minoritarios– diez proyectos de ley correspondientes a los acuerdos que el gobierno suscribió con los sectores del magisterio y de transporte.

Tras el ingreso de varios diputados, la bancada del Partido Libertad y Refundación comenzó con su anunciada «insurrección legislativa», a pesar de que sus filas contaban con varias ausencias, como la del diputado y precandidato presidencial Jorge Cálix. Los legisladores rojinegros se amontonaron frente a la mesa donde se habrían ubicado los miembros de la junta directiva, con el objetivo de impedir el desarrollo de la sesión. Sin embargo, la junta directiva se reubicó rápidamente en la parte posterior del gimnasio del Instituto Técnico Ramón Rosa y dieron inicio a la sesión, mientras la bancada de Libre protagonizaba un extraño incidente con un extintor.

Mientras la junta directiva aprobaba todos los pendientes que habían colocado en la agenda del Congreso Móvil, como la reforma a la Ley de Imprema para suprimir las deducciones del 8% al décimo tercer y décimo cuarto mes de salario de los maestros, el sonido de los silbatos inundaba todo el colegio. Muy pronto, el diputado Sergio Castellanos, tras recuperarse por aspirar el polvo del extintor que él activó, decidió sacar la pirotecnia y detonó varias bengalas rojas, que asustaron a varios diputados y diputadas de la tercera edad.

No obstante, el ejercicio no satisfizo a la bancada de Libre, por lo que varios diputados dejaron atrás la mesa principal y se desplazaron hacia la sección de la bancada liberal, espantando a varios diputados liberales de sus mesas, que luego fueron volteadas por el diputado José Luis Cruz de Cortés y Yester Muñoz de Lempira. Entre tanto, la lectura y aprobación de los dictámenes continuaban indetenidas, pese a que se hacía ya imposible contabilizar la cantidad de votos a favor que los parlamentarios emitían.

Con el pasar del tiempo, sin embargo, los ánimos se iban agotando, y aunque la bancada insurrecta continuaba haciendo sonar sus silbatos, varios diputados de Libertad y Refundación optaron por descansar sus oídos y sus pies en las mesas, dejando a la vanguardia a los legisladores más aguerridos.

A pesar de toda la aparente hostilidad, sin embargo, siempre hubo tiempo para pláticas y camaradería entre los «padres de la patria» de todos los partidos políticos, pero los más populares parecían ser los diputados del departamento de Santa Bárbara, que actuaban como una sola unidad e incluían también al diputado Edgardo Casaña. Otro que se mezclaba muy bien era el diputado suplente de Jorge Cálix, Grimaldi Paz, quien sostuvo una interesantísima plática con César Pinto, suplente del Antonio Rivera Callejas.

Cerca ya del mediodía, tras la lectura y aprobación del acta que ratificó todo lo aprobado «a mano alzada» en Gracias, se abrió el espacio para que los diputados presentaran sus iniciativas de ley ante el dividido pleno que se encontraba presente en el Instituto Técnico Ramón Rosa. El hambre apremiaba y únicamente siete diputados decidieron someter sus proyectos ante la cámara. Ya llegando casi a la una de la tarde, el presidente en funciones, Antonio Rivera Callejas, propuso un minuto de silencio por la muerte de los veintisiete compatriotas misquitos naufragados en las costas de Gracias a Dios, lo que acalló la silbatina permanente de los diputados de Libertad y Refundación. Luego de ello, la sesión se suspendió. A ver qué nos depara esta semana.