*Por Óscar Esquivel
El 3 de agosto de 2017 por este medio publicábamos un textito cuyo título fue del circo romano a la caja china. En el opinábamos sobre lo que creemos son algunos medios de los que se valen algunos personajes para desviar la atención. En el referido artículo de opinión hacíamos mención de la muerte de 5 personas y 25 lesionados en las afueras del estadio nacional, mientras se seguía jugando la final de futbol entre Motagua contra Honduras Progreso, el 28 de mayo de 2017.
El 17 de agosto del presente año se dio el asesinato de 4 jóvenes en las afueras de las instalaciones del estadio nacional “Tiburcio Carias” cuando se tenía planificado el juego de futbol entre Olimpia contra Motagua. El asesinato de jóvenes, muerte de aficionados en el “Tiburcio Carias” ya no es una novedad como lo pudimos ver aquel 28 de mayo de 2017. Pero sí hay una diferenciación entre ambos hechos y es que este último fue grabado y difundido por los medios de comunicación, viéndose la forma en que ya sin vida los cuerpos de los jóvenes seguían siendo golpeados por sus asesinos.
La acción sin escrúpulos, llena de mucho odio realizada por otros jóvenes bajo el efecto de alcohol y drogas difundida por los medios de comunicación no ha dejado de impresionar a la población y no es para menos. La indignación debe ser aún mayor, puesto que la muerte en esos términos no debe de tener cabida. ¡aunque a la sociedad hondureña poco a poco le han ido asesinando su humanidad!
Desde hace muchos años en Honduras hemos venido escuchando y viendo “encostalados”: hechos sangrientos que se vienen dando en Honduras que consiste en quitarle la vida a las personas, cortarlas en varias partes y luego meterlas en un costal y tirarlas a la calle.
Imagínese que antes de quitarle la vida, empiecen por cortarle una mano o un pie o alguna parte del cuerpo que permita que la víctima aun consciente sufra.
¿Qué diferencia existe entre “los encostalados” y el hecho de terror en el Tiburcio Carias Andino? Ninguna diferencia existe, lo único que uno fue televisado y los otros se vienen dando en el silencio de “las casas locas” y los llamados barrios marginales.
El Psiquiatra Javier Ucles consultado sobre el asesinato de los jóvenes en el estadio ha dicho: “La salud mental en Honduras está perdida, la gente está llena de odio, ira, violencia, insultos, explosividad, tendencia a matar, se perdieron los valores. Esto se debe de tratar como problemas de país y no sólo de grupos de barras «.
El problema de violencia en los estadios no es exclusivo de los estadios, sino que responde a problemas estructurales que tiene el país. Violencia creada por personas a las que les conviene” cocinarnos a fuego lento”. No es con censar a los pandilleros como ha propuesto el gobierno y separarlos de las barras que se solventara este problema. ¿es usted pandillero?
Es evidente que, al gobierno, a los grupos económicos y políticos no les interesa solventar la crisis en el país. La permanente crisis en la sangre que los mantiene vivos.
¿Qué les queda a los jóvenes? Se preguntaba Mario Benedetti, respondiéndose:” … no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía. Ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros. ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina? ¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas? les queda respirar / abrir los ojos descubrir las raíces del horror inventar paz así sea a ponchazos entenderse con la naturaleza y con la lluvia y los relámpagos y con el sentimiento y con la muerte esa loca de atar y desatar ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
… sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente”.