Xiomara Castro o el silencio mediático profundo de la candidata presidencial de Libre

Redacción El Pulso19 junio, 2021

TEGUCIGALPA, Honduras 

La consigna de «si los vencimos en las calles, ¡los derrotaremos en las urnas…!» de la candidata presidencial de Libre, Xiomara Castro, se ha venido diluyendo con el paso de los años. Hace esfuerzos extraordinarios para aparentar que sí quiere ganar las elecciones generales del 28 de noviembre, aunque su papel mediático ha venido a menos en las últimas dos campañas, en las que ha sido eclipsada por el histriónico Salvador Nasralla y el expresidente Manuel Zelaya un viejo zorro de la política.

No es que no tenga una comisión de campaña o buenos asesores que la orienten en su retórica antisistema y de izquierda, o que cuente con un mal equipo de prensa que no levante su figura emblemática, que la mantenga como una lideresa histórica que resistió en las calles el golpe de Estado contra su esposo, sino que intenta mantenerse en el anonimato, donde aspira a sentirse bien ante la ausencia de reflectores y pueda atender los negocios de familia.

Está claro que la salud mental no tiene precio. El anonimato es un tesoro de incalculable valor y hay que cuidarlo a costa de lo que sea y contra quien sea.

Estimado lector, este perfil no busca lacerar la dignidad ni el prestigio que se ha construido a base de lucha la ex primera dama, sino que llama la atención su silencio ante los medios cuando sus enconados rivales aprovechan hasta la cámara de un smartphone para posicionarse como líderes políticos, aunque nadie crea en ellos. ¿A qué obedece el silencio de Xiomara Castro, una mujer que no es ostentosa, que come junto al pobre y se ha ganado un liderazgo dentro de la política tradicional hondureña, reservada solo para hombres que hacen gala de su machismo ultramontano?

Tomaremos en esta ocasión como parámetro para medir su mutismo el uso que le da a sus redes sociales de Twitter en Facebook; apenas se limita a retuitear algún mensaje que sea de su interés, ya sea textos de defensores de DDHH haciendo reclamos por la violación de derechos en sus comunidades, participando en algún encuentro político en plataformas progresistas de América Latina o promoviendo a sus cuadros como una suerte de gobierno en la sombra.

Su tuit, de autoría mas reciente, cita que “la UNAH se ha pronunciado patrióticamente contra las Zedes, marcando diferencia con la posición del Cohep que nos avergüenza. Juro que la primera acción de mi gobierno será derogar el infame decreto de las Zedes”. Claro, tales palabras generan reacciones en sus seguidores, se convierten en insumos para las salas de redacción que se encuentran en cierre de edición; son considerados como parte de la agenda informativa de los noticiarios radiales y televisados. Se sobreentiende que siempre será noticia aunque no dé declaraciones. El silencio también es noticia.

El mutismo de Xiomara en los medios es tan pesado que manda la idea de que no quiere ser candidata, pero su liderazgo, personalidad y lucha constante en favor de su derrocado esposo son un lastre que deberá cargarlo todos los días de su vida. Personas de confianza que están en su inner circle la califican de amable y con carácter, que no se deja doblegar por nada, pero cuando gira una instrucción, solo lo repite una vez. No tolera las deslealtades -Nasralla lo sabe-, se desmarca de quien la traiciona y cierra las puertas para siempre. Bien dicen que las mujeres son históricas, porque lo recuerdan todo y cuando les toca defenderse, recurren a los errores que cometieron sus otrora leales para destruirlos o, en el más conservador de los casos, dejarlos sin argumentos.

Cuando se trata de comparecer, no es en cualquier medio donde lo hará. La empresa informativa tiene que ser de su simpatía, donde periodistas militen con su causa -o al menos no la critiquen- y el raciocinio se convierte en peligrosa arma que amenace con desarticular cualquier discurso. Ese recurso es prohibido. Es más, en cierta ocasión amenazó al fallecido director de Radio Globo, David Romero, quien la acusó desde el micrófono que iba a revelar las propiedades en República Dominicana que poseía junto a su cónyuge.

«Quiero expresar a los hondureños mi indignación por los infundios hechos recientemente por el Periodista David Romero… Dice que nosotros estamos nerviosos por una investigación periodística que, dice él, revelará inversiones, propiedades y testaferros de Manuel Zelaya R. y míos en República Dominicana… Cuando el Periodista David Romero asegura que cuenta con pruebas y nombres de testaferros de las supuestas inversiones y propiedades nuestras en República Dominicana, miente difama y calumnia. Me veo obligada a presentar a la brevedad posible en la fiscalía, en defensa de nuestro honor, una demanda por difamación, calumnia e injuria contra David Romero por sus injustos y criminales ataques que al final también son contra la causa de la resistencia y de Libre», dijo en su carta.

Al trasluz de la psicología, se evidencia que Castro es una mujer de armas a tomar cuando las amenazas externas atentan contra sus intereses o su familia. Quizá por ello selecciona con pinza el medio y al periodista que la entrevistará, no permite el mínimo daño y cierra la puerta a quien la incomode con preguntas necesarias para su agenda informativa. Atrás de ella, hay todo un staff que entra a control de daños. Entre menos comparece, los problemas a resolver son mínimos.

La única manera que llega a tener contacto con el micrófono es mediante conferencias de prensa. Un mensaje del candidato a la comuna capitalina Jorge Aldana decía que la abanderada de Libre se encontraría en una presentación política. Las palabras, gestos y respuestas que profiere Castro no son al azar, detrás está su esposo Zelaya y asesores.

“Es el momento para sacar a esta dictadura comienza hoy (17 de junio), aquí en la capital, vamos a sacar a esta dictadura y vamos por una renovación de nuestra patria, estamos apostando a un modelo diferente, a ese modelo inclusivo que forme parte de las grandes mayorías, hoy la derecha defiende este status quo, porque defiende sus propias formas para poder desenvolverse con privilegios y en contra de grandes mayorías, para el pueblo hondureño es ahora o nunca”, dijo en su intervención.

No obstante, hay varios temas de país que han sido altamente cuestionados (y que siempre son agenda para los medios, más allá de los intereses existentes), por varios aspirantes a la presidencia durante las últimas semanas, como las controvertidas Zonas Especiales de Desarrollo Económico (Zedes), la falta de una campaña de vacunación que garantice el efecto rebaño contra el covid-19, la falta de presupuesto en los triajes e irregularidades en los procesos del Consejo Nacional Electoral, las masivas muertes de personal en primer alinea en atención a la pandemia y el exilio de la doctora Ligia Ramos, las acusaciones de narcotráfico contra la familia Hernández Alvarado y los diversos casos de corrupción, el papel del gobernante salvadoreño Nayib Bukele a favor de la población hondureña, los daños ocasionados por los huracanes Eta e Iota y otros de obligatoria conversación en los que se observa el silencio de Xiomara.

“Vamos por una patria justa, equitativa que le de bienestar a esta población, juro que el próximo gobierno estará presidido por una mujer que generará cambio. Este gobierno pasará de la dictadura a la democracia, vamos a reformar leyes en el Congreso Nacional, para generar trabajo; no necesitamos vender nuestra soberanía”, fue uno de sus principales puntos abordados con la prensa en su conferencia.

No obstante, para preguntas libres, dejó un espacio aproximado de cinco minutos y respondió lo necesario. No dijo palabras que la comprometieran. Quizá para los estrategas ese plus les permita seguir trabajando en un discurso más directo y confrontador contra sus candidatos, pero el silencio es tan pesado que siempre está la expectativa de lo que dirá la candidata. ¿Se cumplirá en doña Xiomara un adagio popular no por ser callado soy silencioso?

Vamos al análisis de esta rueda: su participación con los medios fue muy corta, quizá hasta lacónica, tomando en cuenta que es difícil verla o escucharla dando declaraciones en un medio que no sea el canal Une Tv que ha militado en la causa sostenida por Zelaya; la mayoría de los comunicadores que trabajan en ese medio deben saber que tienen que quedar bien con el líder supremo, si aspiran a tener beneficios en un posible gobierno de la oposición.

Ante una exposición abierta con la prensa ¿tiene temor de ser cuestionada? ¿O son reglamentos establecidos por su asesor y esposo Manuel Zelaya? En el caso de Mel, ya es habitual que se pronuncie ante los diversos temas de país. Muy raras veces se llama al silencio. Es probable que necesite desinfoxicarse del asedio diario de los sabuesos de la noticia que buscan la primicia, ya sea presencial o por WhatsApp.

El mismo expresidente Porfirio Lobo Sosa, dijo a El Pulso que las posibilidades de Xiomara Castro de llegar a la presidencia son muchas, lo que nos lanza a una siguiente interrogante: ¿En la historia política del país no se registra a ninguna mujer presidenta, será acaso que esta posición de sumisión y silencio podrá restarle puntos? Decimos lo anterior porque en comparación al papel que siempre ha tomado la también aspirante a designada presidencial por la alianza UNOH, Doris Gutiérrez, hemos visto en ella una mayor preponderancia y llamados de atención ante las injusticias que se comenten contra la sociedad.

Remontémonos a julio de 2009, cuando la entonces primera dama sufría las tempestades del padecimiento de tener a su esposo en el exilio, debido a la asonada militar del 28 de junio y donde el entonces jefe de las FFAA, Romeo Vásquez Velásquez, había ordenado a los militares cerrar los medios que cuestionaban al régimen de facto de Roberto Micheletti.

Era justo en esta época cuando mirábamos a una Xiomara Castro pronunciarse con temple frente a multitudes que protestaban por la ruptura del orden constitucional. A esa misma Xiomara Castro a la que la gran población estaba ilusionada con un cambio y que también cumple con los requisitos para ser la primera mujer en la presidencia del país.

Para ese entonces, no tenía nada de experiencia en política, sin embargo, con el temple que le falta ahora, exigía la restitución de su esposo de la silla presidencial.

Pese a ser el principal rostro femenino en estas elecciones, generales, vemos a una Xiomara Castro de bajo perfil, sin una opinión y cuestionamiento preponderante ante las injusticias que viven los ciudadanos. ¿Será que está afinando su artillería de cara a las elecciones y que no dejará títere con cabeza? Esa respuesta la sabremos pronto.

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