TEGUCIGALPA, Honduras
Autoridades sanitarias de El Salvador enviaron el martes un lote de vacunas contra el covid-19 para varios municipios de Honduras.
Con esta nueva donación del gobierno del presidente Nayib Bukele, se completará el cuadro de dos dosis del fármaco AstraZeneca, por lo que beneficiará a unos 17 mil hondureños.
Producto de las gestiones de un grupo de alcaldes, Bukele se ganó el cariño de los hondureños; en noviembre de 2020, mandó ayuda humanitaria para los afectados por las tormentas tropicales Eta e Iota.
No obstante, en su país los calificativos son distantes al apego del que goza. “Como salvadoreños no estamos molestos en que ayude a Honduras, pero consideramos que si va a hacer altruismo, debe hacerlo con sus recursos, nosotros como país tenemos muchas deudas, somos la economía más golpeada en Centroamérica, pero esto no lo dice el presidente”, fustigó Amalia López integrante de la Alianza Nacional contra la Privatización del Agua en el Salvador.
Denunció que “los casos de covid-19, se dispararon cuando aquí se anunció la megavacunación, estas aglomeraciones repercutieron en las estadísticas, tampoco le ha prestado atención a los altos índices de feminicidios que se han dado producto del confinamiento”.
Indicó que mientras el mandatario salvadoreño atiende a Honduras, no presta atención a otras epidemias que se desarrollan en el vecino país.
“Aquí hay crisis de tifoidea, de dengue, otras enfermedades no están siendo atendidas, este tipo de situaciones están fuera de control”, dijo.
Sostuvo que en El Salvador están crisis “en Centroamérica se nos vende como un país que hasta usa bitcóin, pero la mayoría de la gente trabaja en el sector informal y no recibe la bolsa de alimentos que mediáticamente se promete y si se reparte es para calmar un rato”.
“El dinero que está usando para que nosotros estemos bien, lo está usando para ganar imagen en el mundo. Aquí hay grandes vacíos, mientras el sostiene una buena imagen internacional a costa del malestar del pueblo salvadoreño”, exteriorizó.
También señaló que “en este país muchas personas que están en la unidad de cuidados intensivos han muerto y no de covid-19, sino porque los edificios donde se está atendiendo a esta gente están hechos de tabla roca (yeso) y estos materiales atraen bacterias que intensifican los virus, es decir la persona que va para allá y la intuban ya tienen su sentencia de muerte”.
