TEGUCIGALPA, Honduras
El médico forense Dennis Castro Bobadilla explicó que en el crimen del hijo el expresidente Porfirio Lobo, hubo una comunicación para perpetrar el hecho, hay un actor uno y un actor dos, hay una observación y una ejecución.
Indicó que «esto fue un hecho planificado. Lo que revela es que hubo dos etapas: uno es el escenario criminal y el mismo revela que hubo un seguimiento, una observación, tuvo que haber existido una comunicación necesaria una planificación».
Agregó que «cumplieron una misión y se desaparecen. Eso no es un simple hecho, si no que tiene una planificación y todo lo que acabo de decir estamos hablando de un asesinato».
«Las personas que hicieron esta masacre tienen un conocimiento de operaciones de ese tipo, orienta más hacia acciones paramilitares, gente con un entrenamiento o que necesariamente estuvieron o están en entes de ese tipo», argumentó.
Explicó que «los cuerpos de estos ciudadanos tienen lo que se llama eventración de masa encefálica y para que exista eventración de masa encefálica necesariamente tuvo que haber sido proyectiles de alta velocidad no son proyectiles de baja velocidad».
Afirmó que «los proyectiles de alta velocidad solo los tiene las armas con de las instituciones de seguridad del país, no son armas que se pueden ver en la población».
El exjefe de Medicina Forense precisó que «ahí tiene una organización que está funcionando en el país, vamos a llamarla paramilitar pero es algo paralelo de hechos criminales y si ejecutaron esto quiere decir que han ejecutado otras acciones y probablemente van a realizar otras».
«Lo que se ve en los videos es una ejecución y el procedimiento que utilizaron en la parte operativa es gente con un debido enfrentamiento, usan guantes y la forma de conducción, además en sus cinturas portan armas en cinturón», dijo.
Por su parte el criminólogo Gonzalo Sánchez externó que a simple vista es un hecho cometido por la delincuencia organizada.
Declaró que «no cabe duda que es obra del crimen organizado, esto no lo pueden realizar delincuentes comunes, si no personas organizadas, vestirse con uniforme militares para cometer el asesinato, es un acto premeditado.
Señaló que «el utilizar indumentaria policial o militar para cometer el asesinato se convierte en un crimen premeditado, por lo que esto va a traer grandes consecuencias».
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