«Carece de transparencia»: la Administración Biden usa resquicios para vender más armas a Israel

WASHINGTON, EE.UU. 

EEUU sigue suministrando armas a Israel pese a la creciente preocupación por la evolución de la situación en Gaza, procede del artículo de ‘The Washington Post’. De acuerdo con la publicación, el número de ventas no anunciadas de armas a Israel supera el centenar.

EEUU ya realizó más de 100 ventas ‘silenciosas’ de armas a Israel, incluidas miles de bombas, desde el comienzo de la guerra entre Israel y el movimiento palestino Hamás, indica el medio estadounidense.

Esto sucede en medio de los llamamientos a medias tintas de la Administración Biden para que Israel tenga en cuenta las vidas de los civiles.

Igualmente, el país norteamericano siguió reabasteciendo el arsenal de armas israelíes, contribuyendo así a una de las campañas de bombardeo más intensas de la historia militar, con miles de víctimas entre la población de la Franja de Gaza.

Lo importante es que las ventas fueron realizadas en silencio, ya que escaparon a la supervisión del Congreso, hace hincapié el artículo.

Esto significa que se tramitaron sin ningún debate público porque cada una de ellas caía por debajo de una cantidad específica de dólares que requiere que el poder ejecutivo notifique al legislativo.

En conjunto, todas estas ventas de armas suponen una enorme cantidad de armamento para un país que ha sido acusado de cometer un genocidio.

Incluían munición guiada, bombas de pequeño diámetro, armas para la destrucción de búnkeres, las ligeras y otras, de acuerdo con los informes de varios medios del mundo.

En lo que concierne a la cooperación militar pública entre EEUU e Israel, está incluye ventas a Israel de 14.000 proyectiles para tanques por valor de 106 millones de dólares, espoletas y otros componentes necesarios para producir proyectiles de artillería de 155 mm por valor de 147,5 millones de dólares en diciembre de 2023.

Las del último mes del año pasado se realizaron en virtud de una disposición de emergencia.

«Se trata de un número extraordinario de ventas en el transcurso de un periodo de tiempo bastante corto, lo que sugiere claramente que la campaña israelí no sería sostenible sin este nivel de apoyo estadounidense», declaró el antiguo alto funcionario de la Administración Biden y actual presidente de la organización humanitaria independiente Refugees International, Jeremy Konyndyk.

A su vez, el antiguo funcionario del Departamento de Estado, Josh Paul, que dimitió en protesta por la acción de la Administración Biden al conflicto, afirmó que el «proceso de transferencia de armas carece de transparencia por diseño». Argumentó que las ventas militares al extranjero —que se financian en gran parte con más de 3.300 millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses— es algo que los ciudadanos del Estado merecen saber.

El actual portavoz del Departamento de Estado, Matt Miller, aseguró que la Administración Biden «ha seguido los procedimientos que el propio Congreso ha especificado para mantener bien informados a los miembros y les informa regularmente incluso cuando la notificación formal no es un requisito legal». Agregó que los funcionarios estadounidenses han «dialogado con el Congreso» sobre las transferencias de armas a Israel «más de 200 veces» desde que comenzó el conflicto en Gaza.

Sin embargo, algunos legisladores estadounidenses, en particular los que pertenecen al mismo partido político que el presidente de EEUU, Joe Biden, están hartos de las decisiones de la Administración.

«Si preguntas a muchos estadounidenses por las transferencias de armas a Israel en estos momentos, te miran como si estuvieras loco, como si dijeran: ‘¿Por qué demonios íbamos a enviar más bombas allí?'», declaró el miembro de los comités de Inteligencia y Asuntos Exteriores de EEUU, Joaquín Castro.

«Esta gente ya huyó del norte al sur, y ahora están todos apiñados en un pequeño trozo de Gaza, ¿y van a seguir bombardeándolos?», añadió Castro, en referencia a la invasión prevista por Israel de Rafah, donde ahora buscan refugio casi 1,4 millones de palestinos desplazados.

Castro y otros demócratas de la Cámara también han encabezado un grupo que envió una carta a Biden el 5 de marzo, diciéndole que una invasión israelí de Rafah podría violar el requisito de la Administración de que la ayuda militar estadounidense se utilice de acuerdo con el derecho internacional.

Otro legislador, Jason Crow, que también es miembro de los comités de Inteligencia y Asuntos Exteriores de EEUU, solicitó recientemente a la directora de inteligencia nacional, Avril Haines, que proporcionara detalles sobre los datos compartidos entre Israel y Estados Unidos, incluida una «explicación de cualquier restricción que EEUU haya impuesto al uso por parte del Gobierno israelí de la inteligencia que compartimos».

«Me preocupa que el uso generalizado de la artillería y la aviación en Gaza —y el consiguiente número de víctimas civiles— sea un error tanto estratégico como moral», escribió Crow, antiguo militar del Ejército de EEUU que sirvió en Irak y Afganistán.

El pasado 7 de octubre, el movimiento Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, causando unos 1.200 muertos, cerca de 5.500 heridos y capturando a unos 250 rehenes.

En represalia, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques masivos contra las instalaciones civiles y otras en Gaza, al tiempo que imponía un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible. El 27 de octubre, Israel lanzó una incursión terrestre a gran escala en la Franja de Gaza. Como resultado, a fecha de hoy más de 30.000 palestinos han muerto, y decenas de miles resultaron heridos.

En enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia de la ONU ordenó a Israel que tomara medidas inmediatas para reducir el número de víctimas civiles en Gaza y evitar el genocidio de palestinos, después de que Sudáfrica llamara su atención sobre el caso. (Con información de Sputnik). 

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