(Por Óscar Esquivel). La democracia sigue siendo una quimera en nuestros pueblos latinoamericanos. Nuestra historia política es cíclica sin que los avances hacia nuevos estadios de desarrollo, sean sustanciales ¿Estaremos condenados a vivir en éste eterno círculo feudal? La Liberación de los pueblos son cadenas de larga duración, por lo que la lucha por su emancipación se convierte en una acción permanente.
Cada cierto período electoral se alzan cantos de sirena que encuentran un terreno fértil en nuestros pueblos producto de la frustración ante la realidad económica, social. Cualquier arquelín con peluca vestido a lo Christian Dior o en caballo, botas y sombrero se erigen como los porta estándartes de la quimera democrática controlando los tres poderes del Estado. Donde la complementariedad e independencia desaparecen.
La sensatez, el sentido común, la estadística, la empatía, el liderazgo han sido anulados en éstos pavos reales que se creen más que el sol y que hasta este último, se apagará.
La construcción de la ciudadanía es fundamental para que la democracia deje de ser un espejismo. La participación ciudadana debe ser una permanente a través de los partidos políticos, organizaciones de sociedad civil, patronatos, juntas de agua, sindicatos, académicos e intelectuales.
Pan hoy y hambre para mañana es la consigna que utilizan las élites politicastras para someter a nuestros pueblos utilizando a sus grupos cercanos y sus militantes. Los partidos políticos hace tiempo se desviaron de su naturaleza y se convirtieron en feudo de un caudillo o de su pequeño grupo. Hace ya algún tiempo las organizaciones políticas funcionan como parapetos que organicamente no funcionan ni hacia fuera ni hacia dentro. Existen dentro los partidos secretarías como : fiscalía que no fiscalizan nadie, tesorería que no saben cuánto entra y cuánto sale, de formación política que no forman a nadie, comunicaciones que no informan, de mujer que se callan ante la bota del patriarcado; estatutos que son letra muerta. Todo gira alrededor del dueño de los fierros.
Los partidos políticos deben recuperar su naturaleza para que la democracia empiece a andar. Y no se termine de ir al traste una vez que el dueño de los fierros caiga en desgracia.
Los partidos políticos no deben ser la propiedad de alguien o de un grupo familiar o de amigos. Deben responder al más alto interés de las mayorías. Deben hacer autocritica una vez hecho gobierno.
No se debe confundir el partido con el gobierno, saber identificar esa línea. Sí bien el partido hizo al gobierno y se debería gobernar con el, son dos situaciones distintas.
¿Existe un gobierno dirigiendo las riendas con sus militantes?
Estamos en las vísperas de un proceso primario para cargos de elección popular donde también no se deben de descuidar los cargos para autoridades de partido y así poder fortalecer la democracia hacia dentro y hacia fuera.