Mi Gato Endemoniado

EGO18 agosto, 2017

Por Madeline Mendieta

El diablo es optimista si piensa que puede hacer más malo al hombre.

 Karl Kraus

Jackson Galaxy, es el protagonista del programa Mi Gato Endemoniado que se transmite por Animal Planet. Este ex integrante de una banda musical, con sus aretes, tatuajes y estilo urbano, tiene una fundación que ayuda a los animales, pero lo más interesante del programa es que Galaxy no educa a los gatos, enseña a los dueños cómo entenderlos y convivir con ellos. Siempre los gatos han sido asociados con la obscuridad y ser los compañeros de las hechiceras en sus aquelarres demoníacos.

Desde la publicación de la Divina Comedia de Dante Alighieri en 1321  marcó un despunte fenomenal de la figura y reputación del Demonio, tal como lo conocemos hoy. En plena edad media, la reputación de este ser que en la Biblia tomó diferentes figuras: serptiente, dragón, ángel caído, se apoderó no solo de la literatura, sino de la fracción más rancia de la iglesia que veía al diablo en los cuerpos de las personas que se debatían entre la peste y otras enfermedades hasta entonces desconocidas. La Santa Inquisición, cabalgó de manera despiadada en la búsqueda de herejes, brujas, alquimistas y disidentes que aparecieron luego con el nombre de protestantes. Millares de cuerpos fueron incinerados en nombre de Dios y el Diablo.

La Literatura y las creencias religiosas han sido las mejores relacionistas públicas del ente maligno el cual tiene múltiples personalidades, nombres y manifestaciones: Mefisto en el Faustode Goethe, El diablo en Piel de Zapade Balzac, el Angel caído de John Milton en su emblemático poema El Paraíso Perdido. Cada autor le da una personalidad al demonio, pero en lo que todas coinciden es en esa figura romántica, casi ingenua, del diablo de querer engatuzar al hombre para hacerlo pecar y que haga algo malo.

Cantidad de estudios científicos se han realizado para verificar cuál es verdadero origen de la maldad. Los parámetros que han tomado en cuenta son genéticos, socio afectivos, sicologicos, en violencia y abusos. No hay un factor determinante que encuentre esa raíz maligna. La mayoría se han realizado con asesinos de máxima seguridad. Por otro lado muchas personas han sufrido vejaciones y no comenten actos maléficos en contra de otros.

En abril de este año un grupo de creyentes, en un acto de exorcismo, incineraron a una humilde mujer en la comunidad de Rosita en la costa caribe nicaraguense.  Los populistas religiosos en su afán de dogmatizar y manipular, condenaron en el nombre de Dios aVilma Trujillo porque según testimonio de una congregada estaba endemoniada.  Los seudo pastores, fueron condenados recientemente en los juzgados capitalinos.

Historias como esta son las que manchan los titulares en el mundo entero, los actos terroristas por la purificación en nombre de Dios, Alá, los macabros asesinatos que comenten los carteles en México, la manifestación de odio que vimos el pasado domingo en Charlottesville, Virgina por grupos de la supremacía blanca, los abusos y feminicidios alarmantes que se incrementan, los 8 millones de niños esclavizados que registra Save the Children, las maras atormentando y obligando al exilio a miles, las niñas calcinadas en un hogar en Guatemala, los encarcelamientos y golpizas que durante varios meses manifestantes venezolanos han sufrido en nombre de la revolución bolivariana. El día de hoy en las famosas Ramblas de Barcelona, una furgoneta acribilló un centenar de personas. La lista es más larga, pero la pregunta es la misma: ¿Anda suelto Satanás? El oscurantismo de la edad media secuestró en cuerpo y alma el siglo XXI y las llamaradas de la hogera, la persecusión racial, religiosa, sexual son el pretexto para que Belcebú haga su festín sangriento sin invitarnos.

Pienso que es una visión novelesca y romántica que todas las pésimas desiciones que la humanidad ha tomado durante el trayecto de su historia, han sido única responsabilidad del macho cabrio que azota nuestros tímpanos diciéndonos: «muy bien, muchachito, muy bien».  En sicología evadir una responsabilidad y delegarla en otros suele llamarse transferencia. Los habitantes de este mundo vivimos tirándole la pelota a Lucifer, quien debe estar depresivo en su infierno amilanado por nuestro comportamiento. El infierno no debería atemorizarnos, con tanto despale y calentamiento global la temperatura aumentará según los pronósticos de los científicos.

Así que, si la maldad existe, no es porque un Diablo sopla. Simplemente llevamos un Demonio interno y lo soltamos para dañar a otros a diario en pequeñas dosis o con detonaciones de maldad masivas.

 lagatatejadodezinc.blogspot.com

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