Roberto Quesada asume formalmente como embajador de Honduras en la OEA

Redacción El Pulso28 abril, 2022

TEGUCIGALPA, Honduras 

El nuevo embajador de Honduras ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roberto Quesada, asumió de manera formal su cargo tras presentar credenciales ante el secretario general del organismo hemisférico Luis Almagro.

En su disertación, reafirmó que la presidenta Xiomara Castro le dio instrucciones precisas para buscar la convivencia entre pueblos y gobiernos, al tiempo que dejó claro que debe existir respeto mutuo entre Estados y la no injerencia.

Asimismo, evocó que un golpe de Estado -como el sufrido por Honduras el 28 de junio de 2009-, «lleva muerte, destrucción, irrespeto total entre los conciudadanos, saqueo, hambre, miseria, corrupción en su máxima expresión, y migración masiva, conocida también como caravanas».

En su momento, Quesada ocupó un cargo en la misión permanente de Honduras en la ONU; antes de ser nombrado como embajador por la mandataria, había fungido como analista internacional en varias cadenas de televisión en EE.UU.

El funcionario fue el primer diplomático juramentado por Castro, por lo que sustituye a Leónidas Rosa Bautista en la representación ante la OEA.

Lea el discurso del embajador en su llegada al ente regional:  

Es para mí un honor ser el primer diplomático juramentado por una mujer que ha hecho historia en convertirse en la primera mujer presidente, o presidenta, de nuestro país, Xiomara Castro de Zelaya, como embajador de Honduras ante la Organización de Estados Americanos.

A finales de los 80, siendo un muy joven escritor, estuve invitado a la presentación de una antología de cuentos de Centro América, en Nueva York, con un propósito hermoso, recaudar fondos para el hospital Julio Cortázar, de Nicaragua. Allí tuve el privilegio de conocer al gran escritor estadounidense Kurt Vonnegut, QEPD, por alguna razón nos caímos bien y sin saberlo yo, había nacido una amistad.

Vonnegut fue prisionero de guerra durante la Segunda Guerra mundial, en Dresde, Alemania, ciudad que fue devastada y él junto a otros prisioneros sobrevivieron en un bunker, quizá por ello le llamó la atención el fragmento de mi novela Los barcos (traducida al inglés), que leí esa noche, que trata sobre ejercicios militares en Honduras para una eventual invasión a Nicaragua en aquella época.

Estando en Tegucigalpa recibí una carta de Kurt Vonnegut, cito: «Leía tu libro en los escalones de la entrada de mi casa en un día templado y le di gracias a Dios por no ser un iraquí, kurdo o algo parecido¨. La carta está fechada el 16 de abril de 1991, y la referencia, sin duda, es a la guerra EE. UU.-Irak, a raíz de la invasión de Irak a Kuwait.

Regresé en 1999 a Nueva York, ya como diplomático en las Naciones Unidas, vivimos el terrorismo contra los Torres Gemelas y tiempo después la invasión de EEUU a Irak.

Luego de una pausa, regreso como diplomático, ahora en la OEA, y estalla el conflicto Rusia-Ucrania-OTAN. Sin duda, somos un planeta aficionado a la guerra.

A la pausa que me referí antes, es a otro tipo de guerras, que quizá la media, el común de las personas no las considera como guerra, pero para quienes lo vivimos en carne propia, sí lo son, me refiero a los golpes de Estado.

Un golpe de Estado lleva muerte, destrucción, irrespeto total entre los conciudadanos, saqueo, hambre, miseria, corrupción en su máxima expresión, y migración masiva, conocida también como caravanas. Es por esta razón que nuestra presidenta Xiomara Castro, esposa de quien directamente sufrió el golpe de Estado del 28 junio del 2009, asestado a través de él al pueblo hondureño, presidente Manuel Zelaya Rosales, nos da instrucciones de buscar la convivencia pacífica entre nuestros pueblos y gobiernos, respeto mutuo entre nuestros países, no a la injerencia y sí a la dignidad que cobija la soberanía.

Me comentaba nuestra presidenta Xiomara, como le llamamos popularmente, que debíamos enfocarnos y desarrollar esa razón de ser de la OEA,

“Los propósitos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) son los siguientes: afianzar la paz y la seguridad del Continente; prevenir las posible causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de las controversias que surjan entre los Estados Miembros; organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión: procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se susciten entre el los, y promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y cultural”.

Y a ello agregamos, como hijo de una patria golpeada, que nuestro organismo no debe de promover, respaldar, ni siquiera insinuar golpe de Estado ni fraudes electorales. Así nos pasó a nosotros, seguido al golpe, llegaron los fraudes electorales y eso acentuó la angustia de nuestro pueblo.

Adivino en sus rostros que ustedes quisieran que siguiera, pero este debe de ser un discurso breve, parece que les ha gustado este lenguaje sencillo, claro, directo, sin eufemismos ni enmarañado que bien sabemos utilizar los diplomáticos, claro, cuando lo necesitamos.

Y finalizo con una cita de un gran escritor y político, compatriota del secretario general Luis Almagro, el uruguayo Mario Benedetti:

«America Latina, esa inmensa provincia del subdesarrollo posee una historia evidente e inconfundible: la que se escribe con hechos, batallas, dependencia y con liberación. Pero también otra más íntima, la que puede reconocerse en su poesía, en su música, en sus artes».

Y nosotros estamos en la obligación de unirnos a esa lista de Benedetti, con la diplomacia. Benedetti dijo América Latina, yo digo simplemente América o las Américas, para que no quede nadie excluido.

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