SAN SALVADOR, El Salvador
La revelación del diario digital salvadoreño El Faro de que los partidos de la oposición, entre ellos el izquierdista FMLN y el derechista ARENA, planean unirse en un candidatura para retar a Nayib Bukele en las elecciones de 2024 ha irritado al mandatario, quien ha evocado la guerra civil que vivió el país centroamericano para arremeter contra la heterogénea alianza.
Según el medio, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y la Alianza Republicana Nacionalista ya tienen decidido aliarse a las nuevas formaciones centroderechistas Vamos y Nuestro Tiempo, con el objetivo de integrarse en una candidatura única, a la que también se sumarían organizaciones de la sociedad civil.
Los partidos estarían ultimando los últimos detalles y las candidaturas podrían estar listas a finales de esta semana. Si se concreta, sería la primera gran alianza opositora con candidatura única en más de medio siglo.
La idea provocó la reacción del mandatario, quien ya anunció en 2022 que buscará su reelección con su movimiento Nuevas Ideas. Su nueva postulación, sin embargo, no está exenta de polémica, ya que fue posible gracias a que la Corte Suprema le abrió la posibilidad de optar a un segundo mandato, al matizar el límite incluido en la Constitución.
En las redes sociales, el mandatario arremetió contra esos planes de alianza entre formaciones que, a finales del siglo pasado, se enfrentaron durante una guerra civil que se saldó con «85.000 muertos, un millón de desplazados» y derivó en «el nacimiento de las pandillas y unos acuerdos de paz falsos», que dejaron «30 años más de pobreza y subdesarrollo».
«En 2019 dijimos que esto pasaría, que se uniría ARENA y el FMLN (ARENA 2.0 le llamamos en ese momento); nos dijeron que era mentira, que sus ideales anticomunistas, unos, y revolucionarios, otros, no lo permitirían; que jamás serían lo mismo. Unos años después, consuman su unión», denunció.
«Dividieron a un país en dos y pusieron a que nos matáramos, entre hermanos; financiados (ambos) por poderes extranjeros. Todo eso, y muchas cosas más, para terminar en esto. Dios los perdone», agregó.
Favorito en las encuestas, el mandatario se jacta de haber reducido sustancialmente los niveles de inseguridad, gracias a un estado de excepción –impuesto en marzo de 2022– para hacer frente a la violencia de las pandillas y muy cuestionado por las organizaciones de derechos humanos.
La medida conllevó detenciones masivas y suspendió derechos constitucionales, como el de la inviolabilidad de las telecomunicaciones, y extendió la detención administrativa de tres a 15 días.
La polémica para las próximas elecciones es también por el voto de la diáspora salvadoreña, que según datos del Tribunal Supremo Electoral, correspondía en 2022 a cerca del 10 % del padrón electoral (550.000 de los 6 millones de votantes).
Pero esta cifra podría subir después de que el año pasado la Asamblea, dominada por el oficialismo de Bukele, aprobara la Ley Especial para el Ejercicio del Sufragio, que permite votar presencialmente y por Internet a los residentes en el exterior.
La oposición cuestionó en aquel entonces la ley, por el estrecho margen para aplicarla y por la falta de garantías para evitar el fraude.
Por ahora el TSE está demorando más de lo previsto en contratar a la empresa que ejecute el sistema electrónico, lo cual ha generado cuestionamientos por parte de la oposición sobre la transparencia del proceso. (Con información de RT).