Massa y Milei se vieron las caras por última vez antes del balotaje en un encendido debate

Redacción El Pulso13 noviembre, 2023

BUENOS AIRES, Argentina 

El último debate entre los candidatos a la presidencia de Argentina, Sergio Massa (Unión por la Patria – UxP) y Javier Milei (La Libertad Avanza – LLA), ha iniciado este domingo. Los postulantes se enfrentan para discutir sus planes de gobierno en el salón de actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la capital federal.

Milei inició el intercambio, retomando el discurso beligerante hacia «la casta» que había abandonado las últimas semanas.

«Argentina lleva 100 años de decadencia. Tenemos 45 % de pobres y 10 % de indigentes», sostuvo, lo que sería consecuencia del modelo basado en la intervención estatal. «El Estado es el origen del problema, no la solución», afirmó.

Al ser increpado por Massa sobre sus propuestas económicas, el líder libertario acusó a su contrincante de «mentiroso» y ratificó que, en caso de resultar victorioso, dolarizará la economía y eliminará el Banco Central, si bien matizó que no podrá eliminar los subsidios porque la Corte Suprema se lo impediría.

«Sí, vamos a dolarizar la economía, vamos a cerrar el Banco Central y terminar con el cáncer de la inflación», dijo Milei.

Por su parte, el candidato peronista dedicó más de la mitad de su tiempo a mostrar las contradicciones y alcances del plan económico mileísta, al tiempo que adelantó que el eje central de su agenda económica estará en la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, punto de partida para garantizar el crecimiento económico.

Massa recalcó la necesidad de concebir los nexos de Buenos Aires con el resto del mundo desde un enfoque multipolar, sin descuidar sus relaciones con sus principales socios comerciales –Brasil y Chile–, así como con El Vaticano, dado que el actual papa, Francisco, es un compatriota.

Del mismo modo, el aspirante de UxP presentó el tema de la defensa de la soberanía de Las Malvinas, un punto caliente para Milei, que volvió a reivindicar la figura de la premier británica Margaret Thatcher, en cuya gestión se enfrentaron Argentina y el Reino Unido, con saldo negativo para la nación suramericana.

«[Margaret] Thatcher es una enemiga de la Argentina, ayer hoy y siempre. Nuestros héroes son absolutamente innegociables por más que para vos sea una figura [Margaret] Thatcher, para mí no lo es», sostuvo Massa.

En respuesta, Milei evocó un ejemplo del ámbito deportivo, aunque se confundió al referirse tanto al partido como a la nacionalidad de un jugador neerlandés, Johan Cruyff, diciendo que pertenecía al equipo alemán. «Con ese criterio, digamos, como cuando Alemania en el 74 le hizo cuatro goles a Argentina, Cruyff la rompió e hizo un desastre, vos tendrías que considerar que Cruyff era un pésimo jugador. O con los goles que nos hizo [Kylian] Mbappé en la final, tendrías que despreciarlo porque nos hizo los goles», afirmó.

«Nos tocó una guerra y esa guerra la perdimos. Y tenemos que hacer todos los esfuerzos para recuperar las islas por la vía diplomática», continuó y reconoció que considera que «las Malvinas son argentinas». «Basta de ese nacionalismo barato», concluyó.

Massa tampoco dejó de mencionar las eventuales consecuencias de la salida del país del Mercosur o del fin de las relaciones con China y Brasil, que incluyen el cese de miles de trabajadores y pérdidas económicas milmillonarias. «La política exterior no se puede dirigir por caprichos», agregó.

Frente a esto, el postulado de LLA aseguró que en su gestión, los particulares podrían encargarse de comerciar mercancías de su interés, sin que ello le obligara a mantener relaciones con líderes cuyas ideologías no comparte.

Sobre el tema educativo, ambos contendores insistieron en las ideas que ya presentaron durante la campaña.

Así, mientras que Milei defendió la creación de un Ministerio de Capital Humano y Massa centró su discurso en la defensa del sistema de educación pública, con modificaciones en el subsistema de educación superior que supondrían el acceso a carreras con salidas laborales más tempranas.

En la misma línea, el aspirante peronista ratificó su compromiso con la salud pública y el sistema solidario de donación de órganos, en respuesta velada a polémicas declaraciones que formulara el libertario meses atrás en apoyo a la venta de órganos y que se vio obligado a matizar a posteriori.

Empero, la discusión rápidamente se desvió hacia la eventual privatización de las universidades que defiende el libertario y hacia el financiamiento de la gratuidad defendida por Massa, aunque luego derivó en ataques personales.

El candidato de UxP ofreció la creación de dos millones de nuevos puestos de trabajo a partir de una alianza entre el Estado y particulares, que será acompañado de importantes incentivos fiscales, especialmente para los pequeños y medianos empresarios.

Adicionalmente, Massa consideró la transformación de las ayudas sociales en trabajo formal, así como acciones concretas para disminuir las brechas regionales que persisten en la nación.

De su parte, Milei criticó lo que en su criterio constituyen las políticas «de la banda de los expropiadores» –el Estado– de redistribución y justicia social y atribuyó la falta de inversión productiva al déficit fiscal, que asciende a 15 %.

Con respecto a la brecha de género, el representante peronista subrayó la importancia de los jardines maternos para incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la observancia de la ley de igualdad de ingresos.

Mientras, su par libertario formuló cuestionamientos sobre estas nociones, sin ofrecer respuestas concretas, más allá de «la reducción del gasto público» y la apertura económica, que acompañó de numerosas descalificaciones relativas a la supuesta ignorancia de su rival sobre temas de economía.

Massa replicó a estos asuntos con puntualizaciones relativas a las consecuencias de las políticas libertarias sobre los trabajadores, que incluyen la pérdida de indeminzaciones.

En asuntos de seguridad, Milei apostó por reivindicar la política de «mano dura» contra la delincuencia, que a su juicio «es un negocio muy rentable».

Por su lado, Massa expresó acuerdo con el planteamiento de Milei, aunque ofreció detalles de su plan: botones de pánico, patrullaje permanente y procesamiento de los responsables.

A ese respecto, llamó a recordar que la iniciativa que ya puso en práctica cuando sirvió de intendente (alcalde) de la ciudad de Tigre y que planea extender a todas las urbes de más de 50.000 habitantes, así como al combate contra el crimen trasnacionales.

En contrapunto, Milei criticó la aparente injerencia de los políticos y el Estado dentro del sistema de administración de justicia, además de criticar las múltiples modificaciones de las que ha sido objeto el Código Penal.

«Nosotros creemos que el que las hace, las paga», afirmó el libertario, que defiende una justicia provincial descentralizada.

La propuesta peronista asume que la seguridad pública es una responsabilidad indelegable del Gobierno federal, sin menoscabo de las competencias que le asisten a los jueces federales. Por eso mismo, Massa defendió la creación de cuerpos especializados.

Con respecto a la política de derechos humanos, Massa se refirió a la política de memoria, verdad y justicia adelantada durante cuatro décadas en el país y que le ha valido numerosos reconocimientos internacionales.

Como novedad, mencionó el derecho a vivir en un ambiente sano y derechos de la tierra, así como la modificación de la legislación para sancionar severamente los delitos ambientales.

Empero, su propuesta más específica se centró en la construcción de un gobierno de unidad nacional, donde, dijo, serían «convocados los mejores», con independencia de su afiliación y origen político. «Creo que la tolerancia y la alternancia son fundamentales para el futuro de la patria», recalcó.

De su parte, el libertario eludió cualquier referencia a los derechos humanos y la convivencia democrática, enfocando su participación en críticas sobre las supuestas alianzas de «la casta» para esquilmar el erario.

En su lugar, calificó como «delitos de lesa humanidad» las medidas sanitarias adoptadas por el Gobierno actual en el contexto pandémico, porque, afirmó, se atentó significativamente «contra la propiedad», al tiempo que causaron «más de 90.000 muertes».

Tales comentarios fueron replicados con insistencia por Massa, que resaltó la importancia del «respeto al que piensa distinto» y llamó a recordar que la contienda electoral del venidero 10 de diciembre no es entre los expresidentes Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, sino entre ellos dos.

Al ser preguntado sobre las razones que le impulsaron a competir por la presidencia de la República, el aspirante Massa focalizó su intervención en dos ejes: la inclusión social y la generación de consensos amplios, en interés de garantizar políticas de Estado sostenibles, con independencia de quién esté al frente del país.

«Quiero ser presidente, porque creo que la Argentina tiene que enterrar definitivamente la grieta e ir a un acuerdo de vías políticas de Estado, que tiene que generar diálogos y consensos que le den previsibilidad de largo plazo», argumentó al respecto.

En la misma línea, se dirigió a los votantes que le apoyan sin estar «convencidos», «sino como vehículo para no elegir un camino que es violencia, que es odio, que es daño» y les aseguró que, de resultar electo, trabajaría para convencerles de que «no botaron su voto».

«Quiero ser presidente, porque tengo hijos a los que les quiero ganar un país mucho mejor que el que, por ahí, me tocó vivir a mí; quiero ser presidente para superar esta crisis que nos ha tocado vivir a los argentinos, entendiendo que nos viene el momento del crecimiento», concluyó.

Para Javier Milei, la elección del venidero domingo será la «más importante de los últimos 100 años y, muy especialmente, de los 40 años de la nueva democracia», razón por la cual instó a los ciudadanos a preguntarse si querían «seguir transitando» por un sendero que estima «decadente» y productor de miseria –el «populismo»– o «la República».

«Por eso te pido que al momento de evaluar tu voto, te preguntes si preferís la inflación sobre la estabilidad, si preferís esta decadencia en producción y empleo o preferís el crecimiento económico; si querés sosteniendo esta casta política chorra (corrupta), ladrona, parasitaria e inútil que lo único que hace es destruir nuestra generación de riqueza y hundirnos cada vez más», fustigó.

Entre otros alegatos, defendió que su formación, LLA, aplicará «el modelo de la libertad», cuyos éxitos, afirmó, se contabilizan en menores tasas de pobreza medidas según estándares internacionales, algo que no sucedería en los países que denomina «reprimidos».

«Por lo tanto, quiero que tengas una luz de esperanza: existe una Argentina mejor, pero esa Argentina mejor solo es posible con una Argentina libertaria», completó.

El tercer debate tuvo lugar una semana antes del balotaje que definirá quién será el nuevo presidente a partir del 10 de diciembre.

La Cámara Nacional Electoral (CNE) estableció un nuevo formato para el enfrentamiento discursivo entre los candidatos, que difiere en algunos puntos de los anteriores.

Según el nuevo reglamento, el debate se dividió en dos bloques principales, que se desglosan en seis ejes temáticos. Los seis puntos discutidos fueron: economía, relaciones de Argentina con el mundo, educación y salud, producción y trabajo, seguridad, derechos humanos y convivencia democrática.

El evento comienzó con un minuto de presentación por parte de cada candidato y, a continuación, los políticos abordaron los asuntos mencionados. Cada candidato dispuso de seis minutos por tema para administrar a su criterio, no pudiendo hablar más de dos minutos consecutivos durante su exposición.

El debate en esta edición tuvo un formato más dinámico, ya que los candidatos pudieron entablar diálogos entre sí y desplazarse por el escenario.

No obstante, no se les autorizó el uso de papeles en sus puestos y tampoco tuvieron la oportunidad de leer ni exhibir gráficos durante las presentaciones, como se había permitido en debates anteriores, tal y como informó Página 12.

La CNE consideró que un candidato presidencial debe estar en condiciones de explicarlo todo por sí mismo.

En los últimos días, se conocieron sondeos que dan como ganador tanto a Milei como a Massa, dependiendo de la consultora, aunque todas por un margen muy ajustado.

A pesar de haber quedado en segundo lugar en las generales, más de 6 puntos por debajo de Massa, Milei habría sumado adeptos desde el acuerdo con la excandidata Patricia Bullrich y el líder de la alianza de centroderecha Juntos por el Cambio (JxC), el expresidente Mauricio Macri.

Sin embargo, la inestabilidad emocional que mostró el referente ‘libertario’ en las últimas entrevistas televisivas ha hecho tambalear las probabilidades de su victoria. También, el foco de la atención pública recientemente se ha centrado en algunas de sus controvertidas propuestas, como la de la venta de órganos o el nagacionismo de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.

Por el lado de Massa, al ser funcionario carga con el peso de una gestión económica que, más allá de la enorme deuda externa heredada, no ha podido resolver temas clave para la ciudadanía como el nivel de inflación y su consecuente pérdida del poder de compra de los salarios.

Un estudio de la consultora Analogías da una leve ventaja a Massa, con el 42,4 % de intención de voto contra el 39,7 % que cosecharía Milei, aunque el 12,4 % de los encuestados permanece indeciso.

Para la firma CB Consultora, el economista de ultraderecha se impondría al ministro del actual Gobierno, con 46,3 puntos frente a los 43,1 de Massa.

En tanto, Consultora de Imagen y Gestión Política (CIGP) pone por delante a Milei: 49,6 % contra 47 % de Sergio Massa, considerando un 3,4 % de indecisos.

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