Editorial: El (nuevo) salto al vacío de Argentina tras las elecciones ganadas por Javier Milei

Redacción El Pulso20 noviembre, 2023

La sociedad argentina (o una buena parte) se dio un disparo al pie tras votar por un desquiciado que promete meter motosierra a la tambaleante democracia argentina que cumplió, casualmente, este mes, 40 años de haberse librado de la última dictadura militar que dejó, al menos, unas 30 mil personas muertas. No obstante, toca respetar esa decisión que traerá muchas consecuencias en el corto plazo.

El voto a Milei (que representa a la élite empresarial y política conservadora de aquel país), no obedece a una aspiración de avanzar como sociedad democrática, sino, a un severo castigo a un presidente saliente Alberto Fernández que cometió muchos errores en la gestión económica, junto a su ministro, el ya excandidato Sergio Massa, quienes no lograron contener una hiperinflación que pulverizó el poder adquisitivo de las familias. El voto al anarcocapitalista fue un voto psicológico, un voto de furia y de profundo descontento.

No se castigó al Kirchnerismo con la elección del economista ultraliberal; la vicepresidenta saliente Cristina Fernández salió bien librada de esa enconada batalla porque no tuvo relación con la campaña, lo que le permitiría en un futuro postularse a la presidencia ante la ya descontada fallida gestión que controlará la Casa Rosada desde el próximo 10 de diciembre.

Quisiéramos creer que el libertario vendrá a recomponer las cuestiones económicas de la tercera economía más grande de América Latina con un plan que ayude a resolver la inflación, desigualdad social y otros nefastos indicadores que deja Fernández al final de su mandato. Pero no será así: viene con un vetusto plan de gobierno cuyas bases son netamente neoliberales, procedentes del Consenso de Washington, que solo beneficiará a las élites.

Los ciudadanos (los que votaron por él y los que no) pagarán las consecuencias: Se ve en en cortísimo plazo el anuncio de medidas similares a la terapia de shock que implementaron los gobiernos latinoamericanos entre las décadas de 1980 y 1990 que, en resumidas cuentas y parafraseando al expresidente nacionalista (1943-2020) Rafael Leonardo Callejas: «la medicina es amarga, pero necesaria».

Muchos de los conservadores latinoamericanos (la mayoría alienados cultural y políticamente), más aun, los hondureños, celebran a un bocón que ganó a punta de insultos e ideas locas que no se podrán cumplir sin saber ni comprender el pasado reciente de ese país: se alió con el expresidente Mauricio Macri, quien endeudó a Argentina al recibir un préstamo de 44 mil millones de dólares, dinero jamás prestado a ningún país del mundo y que nadie sabe cuál es el paradero de esa enorme suma que deben pagar los contribuyentes.

Asimismo, aparece en la escena un nefasto Domingo Cavallo, el exministro de Economía de Fernando de la Rúa, responsable del corralito que provocó una crisis brutal que dejó muertos, familias empobrecidas y más de medio millón de personas que emigraron a otros países, que tuvo cinco presidentes en tan pocos meses.

Solo resta ver cómo se desarrolla el gobierno de un nuevo presidente que si bien llega con una elevada popularidad, pero con unas ideas muy descabelladas que no lo tolerarán siquiera los grandes capitales, las grandes empresas que podrían hacerle una contra a Milei que promete cerrar el Banco Central, bajar impuestos a las grandes fortunas, despedir burócratas para contener el gasto corriente, bajarse los pantalones para complacer al FMI y al Banco Mundial que exigirán aplicar más medidas que harán saltar en una uña a las élites.

No creemos que Milei vaya a terminar su mandato porque tendrá una enorme resistencia peronista (y antiperonista que se le desmarcará) ante la privatización de la educación y la salud, la reducción de beneficios a los jubilados, la reivindicación del terrorismo de Estado con la última dictadura de 1976, entre otras. El gobernante entrante no la tiene nada fácil y mucho menos cuando se apresta a aplicar a rajatabla su agenda anarcocapitalista que tomó lo peor de Martínez de Hoz y Menem en materia de reducción de derechos sociales.

Veremos a un Milei mentir y contradecirse en su mandato que le generará un descontento sin precedentes. Con alguien predecible como él, habrá desenlaces predecibles que afectarán no solo al cono sur, sino al resto de la región en plena era de globalización. Que no ocurriera esto, sería lo ideal, pero poco lo creemos.

Por eso viene a la mente aquella frase que es muy contundente: «el que no conoce su historia, está condenado a repetirla».

Es por ello que el paso que dio Argentina hoy, es un verdadero salto al vacío. Ojalá la reacción no sea tardía.

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